Cuando estrenó en 2010 "De Caravana", la crítica nacional y las audiencias interesadas en otras formas de narrar en el cine que no sean las fórmulas del mainstream, supieron que el cordobés Rosendo Ruiz era cosa seria.
Esta primera película del realizador, que tiene a la Mona Jiménez cantando en vivo y actuando, y a una troupe de dealers, marginales y chicos bien rodando por la noche cordobesa, se convirtió en furor.
Tuvo más de 20 mil espectadores en las salas de su provincia (Córdoba) y dejó encantados a los especialistas. Al punto de que lo tildan del mejor rostro del "Nuevo Cine Cordobés".
Para Rosendo estas son puras circunstancias. "Mi primer objetivo es hacer películas, no ampliar el círculo de público. Ese objetivo viene después -nos dice cuando le preguntamos si aspira a ingresar en el mundo de la industria de alta rotación de público, y continúa-. Mi primer objetivo es hacer películas, correr riesgos y contar historias".
Ahora, Ruiz vuelve a ser noticia porque este jueves estrenó en 12 salas comerciales (en Mendoza, en Village) su última y sorprendente película: "Casa propia"; que estuvo en la Competencia Argentina del último Bafici. Y, nuevamente, nos encontramos con un milagro cinematográfico que hace pie en la narración clásica para imprimir en ella sutiles gestos de autor: el plano secuencia, la espesura de los personajes y esa vocación de hacer de la simpleza un rasgo de luminoso poder.
"Casa propia" tiene una trama en apariencia ínfima: un profesor de Literatura cuarentón (estupendo en su papel, Gustavo Almada) vive aún en la casa de su madre. Busca, sí, alquilar su lugar propio; pero lo que parece un problema económico como impedimento se devela situación emocional difícil de cortar. Para ahondar más en esta película, que recomendamos ampliamente, charlamos con Rosendo.
-En "Casa propia" está la intención, como en "De caravana", de trazar un panorama de clase media-baja en la Argentina, ¿cómo fue progresando esa idea narrativa?
-Es la más sutil, profunda, de mis pelis en ese sentido. En lo formal partimos del cine rumano como referencia: en cuanto a luz y los planos. Soy amante del plano secuencia porque le da al espectador más sensación de estar dentro de esa escena y a los actores les permite habitarla más, sentirla.
La película, aunque plantea una trama que podría suceder en Mendoza, en Buenos Aires o en una ciudad de China, tiene gestos de identidad cordobesa no sólo en el acento sino en pequeñas situaciones. Por eso, le preguntamos al realizador:
-Viendo tu película se rompe esa idea de centro-periferia que hay en este país. ¿Es intencional?
-Buenos Aires dejó de ser un objetivo al cual llegar. Hace mucho que fui tentado de ir a Buenos Aires (Rosendo, al momento de esta entrevista estaba en Capital Federal para participar del estreno de su film y de una retrospectiva sobre su cine en la sala Lugones). Y decidí quedarme a filmar películas en mi provincia. No tengo esa dependencia ni a palos. Me gusta que mis historias tengan un pulso que refleje cómo son los cordobeses: la manera de reírnos, de crear el humor...
-¿Cómo encarás tus proyectos cinematográficos, dónde ponés tu firma de autor?
-Una guía que tengo siempre, cuando encaro las películas, es la construcción de los personajes y sus vínculos. Ahí pongo un gran trabajo. Me gusta que sean complejos, multidimensionales. Busco personajes ricos, que no accionen en función de un guión sino que se vuelvan referentes de la vida.
Desde lo formal quizás el plano secuencia sea un gesto que busco explorar mucho. A la hora de armar guiones y películas me aferro a las herramientas del cine. Soy muy cinéfilo antes que cineasta.
-En "Casa propia", como en el cine de los Dardenne o de rumanos como Cristi Puiu ("La noche del señor Lazarescu"), "menos es más". ¿Eso es parte de tu búsqueda?
-El gran norte para mí es lo chiquito. En cuanto a la actuación de Gustavo (se refiere a Almada) en “De caravana” y acá son dos personajes distintos y ricos. También en el guión uso muchas elipsis para no contar “de más”. Eso tiene que ver con el “menos es más”: la elipsis.
-¿Cómo surgió la idea de "Casa propia"?
-Con Gustavo (además de actor, guionista junto a Rosendo) e Irene (Gonnet) empezamos a meternos en un par de casos particulares de clase media, media baja, que por razones económicas como excusa no cortaron el vínculo maternal. Y el punto de partida para empezar a escribir fue una anécdota que nos contó un amigo: llegando a los 40, enferma la madre. Él vivía con ella, que supuestamente tenía una enfermedad terminal. De pronto la madre se cura, no va a morir. Él tenía que volver a su casa y descubre que siente una profunda angustia porque su madre sanó. Esa idea, viste, de amarla pero a la vez “necesitar” que muera como si esa fuese una solución mágica a su vida. Ese fue el corazón de la peli.
-¿En qué proyecto estás ahora?
-Estoy editando dos películas que filmé el año pasado con unos colegios. Y estoy por presentar al INCAA un proyecto de un policial negro situado en la Córdoba del 70. Es la vida de un pibe cantante que se va a volver leyenda: la Mona. Pero esta vez es la época en que era totalmente marginal en Córdoba. La película va a tener muchos hechos reales y está atravesada por una trama criminal.