Tras un buen comienzo de año para la renta fija y para las acciones, sumado a la estabilidad cambiaria, el humor del mercado parece mejorar respecto del clima de negocios registrado durante 2018. Aún así, se espera que sea un año con tensiones financieras y con volatilidad local producto de las elecciones. Por otro lado, existen desafíos internacionales que pueden tanto complicar como beneficiar a los emergentes en general y Argentina en particular, conforme se resuelvan ciertos interrogantes como la suba de tasas de la Fed, los conflictos comerciales y el crecimiento americano, entre otros.
Para contar con un análisis detallado de la actualidad local e internacional y plantear estrategias de inversión esta vez, El Cronista conversó con Norberto Sosa, director de Invertir en Bolsa (IEB), quien se muestra constructivo con los activos locales y recomienda un posicionamiento del 50% en bonos en dólares, 20% en pesos y 30% en acciones.
En lo que se refiere al escenario macro global, la postura de Sosa es más bien optimista y remarca que, si bien el mundo desarrollado se encuentra en una etapa de desaceleración en su ritmo de crecimiento económico y ha comenzado a revertirse el ciclo de liquidez que generan los bancos centrales, en las últimas semanas se registraron dos señales muy positivas.
"Por un lado, dado que la inflación core en EE.UU. está dentro del denominado rango de confort y la fuerte caída en el precio del petróleo, la Fed se ha inclinado por un mensaje más dovish, en el sentido de que el escenario de tres subas de 25 puntos básicos este año está perdiendo probabilidad de ocurrencia", comentó.
Además, Sosa resaltó que desde la cumbre entre Trump y Xi-Jinping, que tuvo lugar en Buenos Aires, en el marco del G20, se acordó postergar por 90 días la implementación de nuevas tarifas a las importaciones de origen chino y en la actualidad se encuentran en negociaciones sobre el tema.
"Consideramos que este contexto es positivo para el mundo emergente, dado que un escenario demasiado optimista para EE.UU. concentraría las inversiones en esa región, así como en el extremo opuesto, si continuara la violenta corrección que se observó en el S&P en el último tramo del 2018, tendría efectos adversos globales. Por lo tanto, este escenario tipo aterrizaje suave alienta la posibilidad del tan mencionado decoupling de emergentes", consideró.
Acercándonos a la región, desde Invertir en Bolsa entienden que el triunfo de Bolsonaro en Brasil ha generado expectativas favorables sobre el mercado financiero y el ritmo de crecimiento económico. Paralelamente, remarcaron que el campo en Brasil estaría sufriendo una sequía que le costaría entre 5 y 10 millones de toneladas en su producción de soja.
"Se estima que cada punto de crecimiento de su PBI arrastra un crecimiento del PBI de Argentina de un cuarto de punto. Paralelamente, la menor producción de soja en Brasil, impulsa al alza su precio en un año donde la cosecha de Argentina podría ser 10 millones de toneladas superior a la anterior temporada", sostuvieron.
Finalmente, haciendo un análisis de la actualidad económica y económica local, Sosa comentó que la nueva política monetaria implementada por el BCRA a partir de octubre, bajo la supervisión del FMI, ha logrado estabilizar el tipo de cambio, dejando un panorama de devaluación que estaría definido por el piso de la banda de no intervención del BCRA.
"Al menos en el primer trimestre, dicha pendiente quedó establecida en 2% mensual. Teniendo en cuenta las tasas de interés de nuestra economía que superan el 40% anual, en una cartera balanceada tendría sentido invertir al menos 20% de la misma en instrumentos en moneda local", dijo Sosa.
En cuanto a la implementación de la estrategia, y según cuán sofisticado sea el inversor, "el instrumento podría ser un fondo tipo t+0, algún bono o instrumento en particular que captura dicho nivel de tasa en el plazo más largo posible o incluso el armado de un sintético de pesos con una Lete en dólares y la venta de un futuro de dólar en el Rofex. El límite a una mayor pesificación de la cartera estará dado por la incertidumbre que genera sobre la economía el escenario político dicotómico", remarcó el especialista.
Yendo al mundo de los bonos, desde IEB siguen teniendo, al igual que el año pasado, una mirada poco constructiva tanto a nivel global y local. "Si bien es muy probable que la deuda argentina esté generando una gran oportunidad de mediano plazo, la combinación de la incertidumbre electoral y la posición técnica de los fondos emergentes (con tenencias excedidas de bonos argentinos) nos lleva a una estrategia tipo "barbell", con una gran participación de Letes, combinada con un reducido porcentaje de bonos de duration larga como el Par. En conjunto, la participación de esta clase de activos en una cartera balanceada no debería exceder el 50% de la misma", afirmó Sosa.
Por último, en cuanto a las acciones, Sosa también muestra una visión positiva producto del contexto planteado inicialmente, a la vez que el castigo que recibieron en sus precios las acciones argentinas durante 2018 fue excesivo. Además, el director de IEB remarca que, a diferencia de lo que ocurre con los fondos emergentes de deuda, los de acciones están técnicamente subinvertidos en Argentina, mientras que en mayo de este año los fondos emergentes de acciones (al menos los pasivos) deberán adecuarse a los parámetros que publique MSCI.
En cuanto a las inversiones, "el vehículo más simple para cubrir esta clase de activo es un fondo direccional al índice Merval. Para el caso de inversores calificados, también valdría la pena combinar acciones de Argentina con Brasil", comentó Sosa.
Por Julián Yosovitch