Señora Cristina Fernández de Kirchner, siendo la Argentina un país democrático, me atrevo en estas pocas líneas a contarle mi pensamiento.
Habiendo sufrida durante mi corta edad la dictadura fascista y la guerra, para mí la Democracia es el tesoro más inmenso de un pueblo, sobre todo la libertad de expresión.
Es que aún recuerdo que para tener noticias verdaderas en tiempo del fascismo había que esconderse en los sótanos, por el miedo a ser ejecutado.
Estoy en este país con muchos cariños, con mucho respeto siendo que tengo hijos y nietos argentinos. Es por eso que me duele que con tantos gobiernos que tuvimos siempre se habló de la pobreza que nadie puede erradicar. Créame, es un dolor para los argentinos ver cómo se profundiza la herida de la ignorancia, de la prepotencia, el hambre y la sed de justicia, que por décadas nos fue negada.
En este país se ha encubierto lo que nadie se hubiera atrevido a encubrir y por eso estamos como estamos. Han pasado 25 años del atentado a la AMIA, pasaron varios años desde Nisman y sin haber hecho una leal y justa investigación su gobierno dijo que se había suicidado. Discúlpeme, pero un país jamás será libre si no tiene justicia y se encubre y miente.
En todos sus discursos que escuché, siempre habló de desprecio, de rencores y nunca encontró una vía para dar apoyo y un respiro de paz.
Con mi familia llevamos 71 años en el mismo local, en la misma calle y todo nos ha costado grandes sacrificios. El único lema que me enseñó mi madre es “ayudar y enseñar a los que no saben, para crear una conciencia en la dignidad del trabajo”.
¿Qué quiere que le diga?, lo que hoy representa su partido a mí personalmente me lleno de dudas, con Kicillof y otros del mismo tenor
Yo le escribo porque en mi pequeño lugar de ciudadana inmigrante, quiero a esta tierra de bien, un país rico que cayó en desgracia porque no se supo gobernar. En un país como la Argentina tenemos que tomar un camino para el verdadero bien de todos y para que se acabe el poder infinito de los Moyano y del poder del miedo.
No soy una mujer de valor, solamente vi demasiado y lo viví en carne propia, entonces siempre hablé sin miedo alguno, mi valor nace de lo que he vivido y de haber sepultado mis hijos y es a través de ellos que tengo la fuerza de hablar. Y le aseguro que la voz de los muertos que amaban y creían en este país es magnifica frente a la de los vivos.
Gracias señora, un saludo
Teresa Barbera
CE 29.891