El nuevo aumento que registró el pan lo sumó a la lista de productos fundamentales que el último tiempo han encarecido notablemente y que, sin embargo, cuesta tanto resignar, como la yerba y la carne para el asado.
El jueves los panaderos decidieron un nuevo incremento de 21,5% en promedio, por lo que hoy los productos panificados cuestan el doble de lo que valían a principios de año. Así, el kilo ya vale entre 16 y 22 pesos.
El asunto es que el pan no es como cualquier otro producto para los argentinos. Es más que un simple alimento, "tiene un valor cultural" -señalan los nutricionistas- y eso explica por qué está presente en casi todas las comidas y por qué no importa si "pega" con el menú: hay quienes lo comen hasta con una tarta.
Este es uno de los aspectos por los cuales reemplazarlo es casi una misión imposible. El otro es por sus características como alimento. De todas formas, cuando el dinero no alcanza -o al menos cuando se quiere ahorrar- siempre hay artilugios a los que se puede apelar.
Protagonista de la dieta
"Los argentinos sienten que si no tienen pan no tienen comida", dice la nutricionista María Luz Vargas, quien aclara que en muchos casos se reemplaza con productos menos saludables como las tortitas, que tienen más grasa.
Pero según los profesionales de la alimentación no hay una alternativa que pueda reemplazar al pan en cuanto a la sumatoria de virtudes que tiene: el rol que cumple en la mesa y su aporte nutricional, escaso en grasas y menor costo respecto de otros panificados. "Hay gente que no usa cubiertos porque usa el pan", señala Vargas.
La licenciada en Nutrición Nazarena Asus busca dar una noción de su presencia en la mesa de los argentinos al mencionar que "el pan o sus derivados están presentes en el 90% de las comidas, incluso en el desayuno y la merienda".
Por esta causa, cuando se buscó disminuir el consumo de sal en la población para atenuar los problemas cardiovasculares se apuntó a las panaderías, ya que es a través de este producto que se produce el mayor consumo de sodio. Esto pese a que hay otros alimentos con mucha mayor concentración de sal.
Junto a otros hidratos de carbono, el pan se encuentra en la base de la pirámide nutricional, es decir aquellos alimentos que deben tener mayor presencia en el menú diario. Se recomienda que sean 5 porciones por día y que sea de panificados el 50% de las calorías de la ingesta.
Esto es así porque ningún otro nutriente aporta tal cantidad de energía como los carbohidratos del pan, que colaboran con el mantenimiento de la actividad muscular, influyen en la temperatura corporal, en la tensión arterial y en el buen funcionamiento del intestino.
Reemplazo
Otros alimentos que aportan hidratos de carbono son los cereales, legumbres y algunas verduras como papa, choclo, palta, camote y en menor medida aquellas del llamado grupo B, como el zapallo, la zanahoria o la berenjena. Sin embargo, todos son más costosos y no pueden cumplir la misma función de acompañamiento del plato principal.
Susana Yelich, titular de Prodelco, destacó: "Seguro que el consumidor resulta perjudicado por esta situación, pero también entiendo a las dos partes", porque los panaderos han absorbido un porcentaje de los costos.
Igualmente, hizo hincapié en las consecuencias de este aumento para los sectores más vulnerables, donde "por la noche muchos niños se van a la cama con un té o un yerbeado y un trozo de pan".
ParaYelich, se ha notado una disminución en el consumo de pan que se ha trasladado a las galletas y tostadas, sin embargo son productos que también resultan más caros y no es habitual que los consuman los niños.
Hay que tener en cuenta que 7 galletas de agua son equivalentes a un bollo de pan aunque no producen la misma saciedad. Por otra parte, suelen contener grasa mientras que el pan francés, el miñón, la baguette y el árabe no.
Con las manos en la masa
Ante este panorama, la opción más indicada en la que todos coinciden es la elaboración de pan en las casas, aunque no todos tengan la posibilidad de hacerlo o el tiempo necesario.
De esta manera, puede ahorrarse un poco de dinero con el agregado de poder adaptar la receta a gustos y necesidades, como por ejemplo agregándole semillas para darle más valor nutricional.
Todos los profesionales aseguran que la tendencia va en este sentido y el chef Nicolás Bedorrou -que tiene un programa en Canal 9- ha podido comprobarlo.
"Cuando hacemos recetas de pan en el programa tenemos muchísimas devoluciones de la gente que nos agradece o nos cuenta que lo hizo". Para él, es un mito que es una tarea laboriosa: "Es cuestión de hacerse el hábito, la masa se hace en 10 minutos".
Para ello, recomienda usar la levadura seca porque dura más, puede tenerse siempre en la heladera y no hay que activarla.
Además, dice que -a la inversa de lo que se supone- es preferible usar harina 000: "Es más barata y el pan sale más aireado y con mejor corteza, lo que permite si se quiere poder frizarlo y tener siempre disponible". También explica que el pan hecho en casa puede durar 3 o 4 días, especialmente si se le agrega grasa.
Aunque con este ingrediente seguramente resultará más rico, las nutricionistas proponen hacerlo más saludable utilizando manteca en su lugar. No se recomienda el uso de margarinas porque se trata de aceite vegetal hidrogenado que se transforma en grasa trans, bastante cuestionada actualmente.
Otra opción es hacerlo en máquinas elaboradoras del pan (ver aparte). Vargas dice que allí se colocan todos los ingredientes juntos y que en tres horas está listo. Y que pueden incluirse semillas y leche en la receta.