Carnet de conducir y planeta paralelo

Las pruebas para obtener un carnet de conducir o para renovarlo, si venció hace más de tres meses, son tan exigentes como estrafalarias.

Carnet de conducir y planeta paralelo
Carnet de conducir y planeta paralelo

Los chicos que quieren rendir para obtener el carnet por primera vez y los grandes que lo dejaron vencer deben pasar un examen teórico aplicable a un país desarrollado, ordenado y respetuoso. El examen es largo, lo toma gente con cara muy seria entrenada por la Agencia Nacional de Seguridad Vial y obliga a estudiar decenas de reglas que, si no se cumplen, inhabilitan al ciudadano a manejar. En teoría.

Por ejemplo, una de las preguntas es la profundidad mínima del dibujo del neumático para poder circular: 1,6 milímetros. Si el postulante pone 1, o 2, o 1,5, queda reprobado. Si el neumático tiene menos milímetros, dice la ley, es falta grave y el vehículo se declara por la autoridad no apto para estar en la calle.

Otra de las preguntas es la medida exacta para estacionar un coche en paralelo con respecto a un cordón: 20 centímetros. Ni 30, ni 40 ni 10: está mal. Son 20, como si el argentino fuera un ciudadano que paseara por la vida con una regla para respetar esas normas tan exactas.

Hay preguntas más detallistas aún: las tres partes por las que debe pasar un cinturón de seguridad; los segundos de distancia con respecto al coche de adelante en ruta -ni 2 ni 4 ni 10, hay que responder 3 o se reprueba-; la distribución y medida de balizas; los milímetros de los guardabarros y la velocidad exacta en ruta, semiautopista o autopista -como si algún cristiano nacido en esta tierra pudiera distinguir por cuál de las tres va-.

El chico, el adulto o el adulto mayor -ya que a partir de los 65 años el teórico es obligatorio-, tiene que aprenderse todo de memoria y responder un amplio cuestionario con un máximo de tres preguntas mal. Un error de centímetros o de metros de antelación para poner un guiño es un bochazo. Distancia ante vías del ferrocarril: 5 metros. Ni 7, ni 10, ni 6. Distancia de anticipación para poner guiño: 30 metros. Ni 20 ni 10.

Esa gente, que debe pagar una escuela para que le enseñen esa tracalada de normas, logra pasar el test a veces al tercer intento, que es el vencido. Y sale al volante a un mundo paralelo.

Si le dijeron que es una falta grave alterar un auto, no logra entender cómo hay tanto coche tuneado, bajado, con guardabarros agregados, con escapes alterados y con motores cambiados. La policía los mira pasar y sigue charlando como si nada.

¿Para qué toman esas pruebas larguísimas, con detalles aplicables a países como Noruega, si en la práctica todo es al revés?

El esforzado estudiante tomará el Acceso Este para darse cuenta de que la mayoría de los autos circulan de noche y sin luces, de que les faltan guardabarros, de que tienen las ruedas lisas y se tambalean; de que llevan colchones en el techo que pueden volar con el viento y estamparse en algún parabrisas; de que a nadie se le cruza por la cabeza poner un guiño; de que se pasa por la izquierda, por la derecha o por donde más se desee; de que la velocidad máxima en ruta provincial de 100 km por hora era sólo para el librito, y de que nadie sanciona a nadie por violar todo lo que está escrito.

Cae en la dura realidad de que la cantidad de milímetros y metros y centímetros que memorizó formarán parte de un ejercicio mental, en todo caso, para prevenir el Alzheimer.

¿A colación de qué tanta tortura estudiantil y tanto bochazo? ¿Por qué al que se le vence el carnet y deja pasar más de 90 días se lo obliga a estudiar una catarata de leyes que son letras muertas, adornos, declaraciones de intenciones, teorías o como se le quiera llamar a algo que es sólo un escrito?

Los agentes de tránsito ¿se leyeron este aburridísimo manual, que parece un libro de derecho tributario mezclado con ingeniería electromecánica y que obliga a repasar centímetros, milímetros, kilómetros y centenar de señales viales? Si lo leyeron ¿por qué cada cual circula como se le da la gana?

¿En qué estamos fallando?

La única certeza, sépanlo quienes dejen vencer su carnet, es que la prueba es más exigente que la que se le toma a un conductor alemán. No lo dejen vencer. Miren la fecha y evítense el examen, porque leer tanta teoría germana y tanto milímetro para salir a la práctica bananera es un shock emocional bastante fuerte.

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