Uno de los grandes dilemas a resolver para las noches del 24 y del 31 -y que le pelea cabeza a cabeza a los regalos y al lugar donde pasaremos ambas fiestas (con sus respectivos encontronazos familiares en el medio)- tiene que ver con el menú. Y si ya de por sí se trata de una elección bastante difícil de hacer al momento de intentar dejar contentos a todos (o a la mayoría), ni hablar cuando en medio de la disputa se mete el bolsillo.
Durante el último mes, los precios de numerosos productos han registrado importantes subas, y la carne y el pollo no están ajenos a esta realidad (las alzas rondan entre el 20 y el 40% en el caso del pollo, mientras que en la carne llega a superar 60%). Pero a pesar de esto, las carnes seguirán dominando el menú navideño de los mendocinos.
“El kilo de peceto está por encima de los 130 pesos y me parece una locura. Con todo el dolor del mundo, este año me parece que no va a haber vitel toné en la mesa de Navidad. Lo reemplazaremos por pollo relleno o algún otro corte de carne”, sintetizó Ana María Soto (47) mientras hacía las compras durante la mañana de ayer en el Mercado Central.
“Todavía no se han disparado las ventas, más teniendo en cuenta que los estatales no cobran el aguinaldo aún. Incluso a esta altura del año pasado había más ventas. Pero entre martes y jueves, esto va a ser una locura.
Y si bien es cierto que el bolsillo incide y ha subido mucho la carne y el pollo, tampoco son muchas las alternativas de la mesa navideña y los platos clásicos son lo más llevado siempre”, coincidieron varios vendedores del mencionado paseo de compras céntrico.
Los clásicos
Cynthia, de Trozadero Antonella, destacó que con el inicio de la semana comenzaron las consultas de precios y hasta las reservas para la Nochebuena. “Lo que más encargan para el 24 es peceto -para el vitel toné-, matambre -para el arrollado- y lengua -para hacerla a la vinagreta, por ejemplo-. Y el pollo también es una alternativa, aunque nosotros no lo vendemos relleno”, indicó la comerciante.
Según indicó, hace un mes los cortes subieron 30%, aunque el precio se estancó durante las últimas dos semanas. “Es importante el tema de los precios, pero las subas no han afectado mucho y la gente sigue llevando carne para la mesa navideña”, destacó la joven, quien resaltó que para el 31 lo más llevado es asado.
Haciendo un promedio entre los locales recorridos por Los Andes, en lo que se refiere a carne lo más caro es el peceto (130 pesos por kilo), seguido por el matambre (115 pesos) y el asado (110 pesos).
Esteban, de la carnicería Naser Hermanos (en el Mercado Central), contó que las subas en el precio de la carne son cercanas al 45% y que se registraron hace casi un mes, al igual que en todos los productos. “Ha habido una caída en las ventas cercana al 30% en comparación con lo que se veía a esta altura del año pasado, pero igual se está vendiendo. Creo que debe tener que ver con el retraso del cobro del aguinaldo de los estatales.
Pero entre mañana y el jueves esperamos que venga mucha gente. La gente que lleva asado viene directamente el 24, por ejemplo”, indicó el carnicero, quien resaltó que está teniendo muchos encargos.
En este comercio, lo más llevado por la gente es chivo, cordero, lechón, peceto, matambre, lengua y colita de cuadril. “Son clásicos que siempre lleva la gente, todos los años. Una alternativa es el pollo, aunque también ha aumentado considerablemente de precio”, agregó el vendedor.
“La gente se fija y piensa mucho con el bolsillo. La verdad es que se siente un poco la suba de precios, y años anteriores el lunes antes de Navidad estaba lleno de gente el Mercado, mientras que hoy no hay tanto. Buscan otras alternativas, pero tampoco se mueven mucho de lo clásico”, agregó Pepe, de la carnicería Ke Carne.
“Hace tres semanas que estoy comprando asado en el mismo lugar y no ha subido como decían que iba a pasar. Los precios se mantienen y no está tan caro”, aseguró Gerardo (62).
El pollo es otra fija en el menú navideño. Relleno o no, también es protagonista en los comercios por estos días. “A la hora de pensarlo con la billetera, la gente se inclina por el pollo porque rinde más. Un pollo entero sale 80 pesos y comen 5 personas, mientras que un kilo de asado para la misma cantidad de personas no baja de los 120 pesos”, indicó Iván, de Granja Argentina (calle Suipacha de Ciudad).
En el lugar, el pollo relleno sale 220 pesos, mientras que el relleno especial está a 250. También se lleva mucho el arrollado de pollo -125 pesos el kilo-. “Para el 24 lo que más sale es el pollo relleno, mientras que el 31 llevan el pollo entero para tirarlo a la parrilla. Siempre tiene su público fijo, y se suman aquellos que lo llevan porque el peceto o la carne están más caras. El pollo también ha subido, aunque no tanto como la carne”, agregó el vendedor.
“Todavía no estamos vendiendo mucho, hay poca actividad. La gente se asusta mucho con los precios, y a veces ni siquiera se puede competir con los precios del supermercado”, destacaron a su turno desde Avícola Gutiérrez (en el Mercado Central).
Claves para ahorrar
Más allá de que la carne pareciera ser un alimento difícil de sustituir para los mendocinos cuando de planificar las mesas del 24 y el 31 se trata, hay algunas recomendaciones para cuidar hasta el último centavo.
“El vitel toné es un clásico que no puede faltar en la mesa, y no se puede hacer con cualquier carne. Tiene que ser sí o sí peceto”, destacó el cocinero Flavio Eglez, quien recomendó racionalizar.
“Lo que se puede hacer es comprar un único peceto y dividirlo en dos, preparando una mitad para el 24 y dejando la otra para el 31. Y complementar el menú con otros platos”, destacó, y resaltó que todas las carnes -incluyendo el pollo- han subido considerablemente, por lo que la racionalización es un consejo más que oportuno.
“La ensalada con papa y huevo, por ejemplo, es una buena alternativa para complementar. O una mayonesa de ave, con papa para estirarla. Son preparaciones simples, frescas -porque sólo hay que prender la hornalla para hervir la papa-, y además son buenas, nutritivas y económicas. Yo no entiendo cómo hay gente que el 24, con más de 30 grados, está seis horas al lado del horno cocinando algo”, sintetizó Eglez.