Fútbol-arte, samba, Carnaval. Estos tres símbolos de Brasil son resultado de una tragedia -los 300 años de esclavitud de africanos-, que sin embargo dejó un poderoso legado cultural, presente en todos los aspectos de la vida cotidiana del gigante sudamericano.
El "encuentro" -nada pacífico- entre los colonizadores europeos, los indígenas y los negros traídos de África para trabajar como esclavos produjo el "crisol de razas" del cual se enorgullece el Brasil de hoy, y que llevó a la presidenta Dilma Rousseff a proclamar Brasil 2014 como el "Mundial contra el Racismo".
Ese proceso de mestizaje no fue resultado de un ambiente de tolerancia racial, sino de la opresión: las esclavas tenían, entre sus obligaciones, la de servir sexualmente a sus señores.
La cultura negra tardó varios siglos en incorporarse a la sociedad brasileña. Hasta inicios del siglo pasado, manifestaciones como la samba, la "capoeira" y las mismas religiones africanas eran consideradas como ilegales y llegaron a ser prohibidas por las autoridades.
Según un estudio del estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), uno de los pasos importantes para abrir espacio a la cultura negra se produjo al final de la década de 1920, cuando fueron creadas las primeras "escuelas de samba".
Sin embargo, hasta 1934, cuando el gobierno de Getulio Vargas reconoció oficialmente a la Unión General de las Escuelas de Samba de Brasil, estos grupos -que hoy son los grandes protagonistas del Carnaval brasileño- tenían prohibido participar en los festejos.
El "Estado Nuevo" -el período de la dictadura de Vargas, entre 1930 y 1945- también fue el responsable de reconocer la legalidad de la "capoeira" y de las manifestaciones religiosas afrobrasileñas, que estaban consideradas como "arte del Diablo" en la época colonial, y como "desorden público y atentado contra la civilización" durante el Imperio (1822-1889).
Lo mismo ocurrió en el fútbol. En el país que le regaló al mundo, entre otros, a Pelé, Garrincha, Romario y Ronaldo, el fútbol fue originalmente un deporte de élite, al que los negros no lograban acceder.
"Negros y mulatos eran excluidos de esa 'noble práctica deportiva', que era un privilegio de los miembros de la élite nacional", afirma un estudio de los hermanos Arthur y Matheus Silveira Guimaraes, que agrega que la apertura a otras clases sociales recién ocurrió en la década de 1930.
El nuevo deporte, sin embargo, conquistó rápidamente a los más pobres, que lo jugaban en "canchas" de tierra y con vejigas de buey como pelota: "Estos brasileños aprendieron a fintar antes aún de poder jugar. Tuvieron que encontrar formas para superar a su adversario más violento, el prejuicio y el racismo de una élite blanca y conservadora", agrega el texto.
Para Gilberto Freyre -el famoso sociólogo, antropólogo e historiador brasileño fallecido en 1987-, fueron los negros quienes le dieron al fútbol del país sudamericano la "forma artística" que llevó a la selección nacional a conquistar por cinco veces el título mundial.
Además, el fútbol se convirtió en un importante instrumento de ascenso social para los descendientes de esclavos africanos que, 126 años después del fin de la esclavitud, siguen siendo las principales víctimas de las graves desigualdades sociales del gigante sudamericano.
Pese a los avances de los últimos años, como la creación de cupos para negros y mestizos en universidades, los descendientes de esclavos africanos son los que tienen menor nivel de escolaridad, registran el mayor índice de muertes violentas y, en 2013, su ingreso promedio representaba el 57,4 por ciento de lo que reciben los blancos.
Carnaval, samba y fútbol-arte, el legado que dejó la esclavitud
Estos tres símbolos de Brasil son resultado de una tragedia -los 300 años de esclavitud de africanos-, que sin embargo dejó un poderoso legado cultural, presente en todos los aspectos de la vida cotidiana del gigante sudamericano.
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