Carlos Thays, el mago del Parque

Perfil de un francés que desde el Cerro de la Gloria imaginó un vergel donde sólo había desierto.

Carlos Thays, el mago del Parque
Carlos Thays, el mago del Parque

A fines del siglo XIX, el gobierno de Mendoza, a través de varias leyes, proyectó la creación un gran parque. Para este importante emprendimiento, se decidió contratar al entonces director de parques y paseos públicos de la Capital Federal, el francés Carlos Thays.


Radiografía de un paisajista
Carlos Thays, nació en París el 20 de agosto de 1849. Desde muy joven se destacó en la arquitectura y el paisajismo y fue discípulo del afamado paisajista Edouard André, en cuyo estudio trabajó durante años y bajo cuyas directivas atendió obras para diversos países europeos.

En 1888 llegó al país contratado por el gobierno nacional para proyectar y dirigir durante un año el Parque aún existente y denominado hoy "Sarmiento" en la ciudad de Córdoba.

Cuando estaba a punto de regresar a su país, fue designado director de Parques y Paseos de la Ciudad de Buenos Aires. Durante su cargo, llevó a cabo la formación de más de 80 parques y paseos públicos, comenzando con la transformación de la Plaza de Mayo, el parque "Tres de Febrero" y una de sus obras más importante que fue el  "Jardín Botánico".

Además, Thays fue un entusiasta del árbol y contribuyó a la plantación de más de 100.000 ejemplares en Buenos Aires.

Su proyecto de mayor envergadura fue  el Parque Nacional Iguazú (1911) con selvas vírgenes, cataratas, paisajes naturales.

Falleció en Buenos Aires el 31 de enero de 1934.


Mendoza ansiosa por recibirlo
Era una calurosa tarde de noviembre de 1896 cuando el ingeniero Carlos Thays esperaba el tren en  la estación de Retiro. No estaba solo, sino acompañado de algunos funcionarios de la Nación y varios legisladores de nuestra provincia.

En los rostros de estos personajes, se podía percibir una gran expectativas ya que hablaban de la iniciación de un magnífico proyecto en la ciudad principal de la región cuyana.

Cinco minutos antes de la hora señalada para la partida del convoy, Thays se despidió amablemente; subió al vagón de primera clase y se sentó en un confortable asiento. El destacado director de Parques y Paseos de la Ciudad de Buenos Aires, viajaba a Mendoza para trabajar en una extraordinaria obra.

Después de casi 20 horas, el tren llegó a la estación terminal de nuestra provincia en donde fue recibido por el gobernador Francisco Moyano y algunos de sus ministros. Luego, Carlos Thays  y las personas que lo recibieron, partieron rumbo a la Casa de Gobierno en donde se realizó una breve reunión.


La misión de Thays era proyectar un parque para la ciudad y, su prestigioso reconocimiento a nivel nacional lo hacía digno de aquel desafío.
Sin pérdida de tiempo,  el paisajista francés junto a varios funcionarios, partieron en carruaje hacia el oeste del núcleo urbano y al llegar a ese punto, recorrieron diferentes lugares.

Mientras observaba, Thays proyectaba con su imaginación el  nuevo parque. Tal vez sería para él uno de los más grandes reto que tenía; ya que debía cambiar un paisaje árido y transformarlo en una vegetación exuberante.

Pasaron varios días desde su llegada y el talentoso paisajista comenzó a trabajar; primero con su mente y luego con sus manos. Así, sus dibujos fueron plasmados en el papel, creando bosques, haciendo florecer llanuras y cerros, distribuyendo colores, densidad de troncos y cincelando el follaje.

Para perfeccionar su labor, otra vez partió hacia aquel lugar elegido y desde lo alto del Cerro de la Gloria -entonces llamado Cerro del Pilar, ya que todavía no tenía en su cumbre el famoso monumento al Ejército de los Andes- estudió las 389 hectáreas destinadas a transformase en vergel.

En los días sucesivos, Carlos Thays, trabajó incansablemente en el proyecto; primero necesitó planos parciales antes de desembocar en el un plano general.

Luego de dejar su obra terminada le entregó a los funcionarios de turno las instrucciones precisas de cómo debían desarrollar la obra. Finalizada su misión, el paisajista francés se marchó en tren desde Mendoza con destino a Buenos Aires.

Por varios meses se ejecutaron aquellas obras y el gobierno provincial, cumplió al pie de la letra, el proyecto que Thays había propuesto.

En abril de 1907, el creador del  parque llamado del Oeste, viajó en ferrocarril hacia Chile y cómo tenía que realizar el trasbordo, aprovechó para visitar nuestra provincia, deseando ver el resultado de su proyecto. Fue recibido con mucha generosidad y reconocimiento por parte de los mendocinos.

Parece ser que lo que vio no lo asombró -según algunos comentarios de aquella época- pero se mostró satisfecho. Se sintió feliz de aquella majestuosa obra.

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