Dos años atrás, el director español volvía a la Argentina para recorrer su noroeste en lo que sería una corta pero intensa travesía que lo hizo reencontrarse con un viejo amor: el folclore nacional.
Durante los días que duró el viaje, Saura afinó sus oídos para registrar los ritmos que allí prevalecen y que tanto lo fascinaron a lo largo de su vida. No bastó mucho más para que la idea hiciera mecha y un musical con los bailes y canciones típicos de la zona empezara a formarse en la activa mente del cineasta.
Mucho pasó desde ese entonces y los caminos del proyecto lo llevaron hasta Baraka Cine, productora argentina que enzausaría finalmente el film junto a Zebra de España y Mondex de Francia, y de la mano de un talentoso equipo compuesto por Lito Vitale en la dirección musical, Coki y Pajarín Saavedra al mando de las coreografías y Félix “Chango” Monti encabezando la dirección de fotografía, entre otros.
Poco antes del fin de rodaje, Los Andes llegó hasta el imponente estudio El Galpón de la Boca, ubicado en el típico barrio de la ribera porteña, para charlar con el director sobre el proceso que desembocó en “Zonda”, película que espera ser estrenada en 2015.
-El folclore argentino tuvo un lugar destacado a lo largo de su vida. ¿Cambió en algo la concepción que tenía del mismo después de la realización de la película?
-No, no ha cambiado tanto. Lo que han cambiado con los años son los artistas. Yo escuchaba a Mercedes Sosa, a Atahualpa y a otros que ya son muy mayores o han muerto.
De hecho, los artistas cambiaron en estos dos años en los que la película se fue gestando, mientras que las canciones siguen siendo prácticamente las mismas que ya había elegido en ese entonces.
De todos modos, la selección final de los artistas que forman parte del musical fue muy fácil. A algunos ya los conocía del viaje que hice hace dos años; otros fueron sugeridos por Lito Vitale o los productores; y también contamos con la colaboración muy estrecha y maravillosa con Coki y Pajarín Saavedra en todo lo que respecta al baile.
-¿"Zonda" incluye alguna pieza de folclore cuyano?
-Los ritmos que más me apasionan son la zamba, la chacarera y los malambos. Todos tienen una base fantástica para trabajar. Lo que sucede es que el folclore argentino es muy amplio e imposible de abarcar en una película.
Quizá el día de mañana habría que hacer otra más amplia, incluyendo los que quedaron fuera. De momento nos hemos limitado a ciertos ritmos, era imposible tocarlos en su totalidad. Estoy muy satisfecho con la selección que se ha hecho de los temas y creo que hemos conseguido lo que queríamos.
-Le pregunto lo del folclore cuyano porque el Zonda es un viento caliente que azota la zona de Mendoza y San Juan, ¿por qué eligió ese nombre para la película?
-Alguien me contó, hace dos años, que hay un viento tremendo y cálido en esa zona que se llama Zonda y yo lo apunté. Luego lo olvidé por completo, pero al repasar las notas aquí en Buenos Aires, buscando un título para la película, me reencontré con esa anotación.
Y como ‘folclore argentino’ solo no me gustaba porque era demasiado amplio, Zonda me pareció ideal: hace referencia a un fenómeno cálido e impetuoso que corresponde también a lo que estamos haciendo en la película, espero.
-¿Nos puede adelantar algo sobre la impronta estética que tendrá el musical?
-Cada uno de los números tiene una estética diferente. Todos están basados en la luz y en la escenografía, con muchos elementos de aluminio que han servido para iluminar por delante y por detrás con sombras o proyecciones cada escena, generando un juego donde cada uno de los números tiene su impronta.
Pero siempre lo más importante son los artistas y luego entramos nosotros con la escenografía y la luz, procurando el mayor respeto para con ellos.
-El armado del equipo y la diagramación del rodaje se hicieron estando usted en España ¿Cómo manejaron ese proceso?
-Cuando llegué a Buenos Aires no conocía ni a Chango ni a Pajarín ni a la mayoría del equipo, pero hubo una especie de simbiosis, de relación muy íntima, muy estrecha, que se generó inmediatamente. Para mí no es sorpresa, porque trabajé aquí ya varias veces y siempre me he encontrado muy bien.
Lo que es estupendo es estar reunido con unos colaboradores tan intensos e inteligentes. Ellos y todos los artistas han trabajado con un entusiasmo que da gusto. La verdad es que si esta película sale bien no es por mí, sino por ellos. Yo he puesto lo mejor que he podido para resaltar su valía.
-¿Cómo fue su trabajo con los coreógrafos?
-Siempre digo que soy un aficionado a todo: no soy coreógrafo, pero he trabajado con personalidades como Antonio Gades, ayudándolo y siendo un espectador privilegiado que decía lo que le gustaba y lo que no, nada más. Luego veían si me hacían caso.
La última palabra en el baile la tienen los coreógrafos; en la dirección la tengo yo. Si hay algo que no me gusta no lo pongo (o haré lo posible en este caso).
En cuanto a Coki y Pajarín... ellos son artistas. Pueden pedirme una opinión y yo dársela, pero nada más. Como la luz, que es el campo de Chango. Hemos llegado a un acuerdo de cómo debe ser y hablamos todos los días en rodaje, pero la responsabilidad es suya. La mía es unir todos esos elementos y dirigir la película para que salga como a mí me gusta.
En eso sí que soy egoísta: voy a montar la película a mi gusto y a hacer todo lo posible para que nadie intervenga en el producto final más que yo mismo. Así he hecho más de 40 películas y me ha ido bastante bien.
-Históricamente eligió rodar sus musicales en sets, algo que se repite con "Zonda". ¿A qué responde esta decisión?
-Porque es la única forma de controlarlo todo: la luz, los espacios y el lugar preciso en el que tienen que estar los artistas. En el exterior hay viento, llueve o sale el sol, y además hay ruidos. En el set estamos encerrados en una especie de madriguera que es una maravilla.
Todo así es más confortable, especialmente para los artistas. Yo aprendí esto hace muchos años: para hacer musicales, lo mejor es el estudio.
-En el caso de "Fados" (2007), los artistas viajaron de Portugal a España para rodar la película. ¿Barajó en algún momento la idea de hacer lo mismo con "Zonda"?
-Hubiera sido posible, pero tendrían que haber viajado todos los artistas a España y los viajes son muy costosos. Con “Fados” decidimos rodar en Madrid porque hacerlo en Lisboa era más complicado, no había estudios adecuados.
En cuanto a “Zonda”, era mucho más sencillo y conveniente venir a filmar a la Argentina. El equipo es 100 por ciento de este país menos mis hijos Carlos y Ana, quienes me asisten durante la filmación, y yo, naturalmente.
-Declaró que le divierte enormemente filmar musicales. ¿De qué otra forma se divierte con la música? ¿Baila?
-No, yo no bailo, pero la música me ha acompañado toda mi vida. Mi madre era pianista, por lo que tuve una educación en música clásica bastante sólida. Además, siempre me ha interesado mucho la música popular de distintos países: la española, la mexicana, la portuguesa, la argentina. No sé bien por qué.
Esa es una de las razones por las que siempre he seguido de cerca el tango, las milongas, las zambas, las chacareras y el malambo.
-Esta es la tercera vez que filma en el país. La primera fue con "El sur" (1990), realizada para la serie española "Cuentos de Borges"; luego vino "Tango" (1998) y ahora "Zonda".
-¿Nota algún tipo de cambio en la forma de trabajo en Argentina desde la última vez que lo hizo y la actualidad?
-No, pero lo que sí creo es que Argentina está en un momento difícil: se ve en las calles, se ve en todo. Hay una especie de desfase, algo que no funciona completamente bien. Pero no sé lo que es. Creo que hay países como éste y México que merecían tener una vida superior porque son ricos, tienen de todo.
Lo mismo nos pasó en España, donde el maleficio casi siempre son los gobernantes y se está demostrando la cantidad de grandes personajes que han robado dinero.
Es tremendo, es una especie de fenómeno extraño que está sucediendo en estos países. Pienso que Latinoamérica, especialmente Argentina, Brasil y México, son naciones florecientes, muy potentes, que van a tener un futuro fantástico. Es un problema de reajuste de las cosas.
-¿Cómo se despide del rodaje?
-Para nada cansado y con pena, como siempre pasa cuando el trabajo es bonito y se termina. Al mismo tiempo quiero estar en casa, con mi mujer, mis perros, mi gato y los amigos. Pero la verdad es que estando aquí no tengo una gran nostalgia por mi país, me encuentro muy confortable.
Me voy muy contento porque este rodaje fue la demostración palpable de que hay un talento musical enorme en la Argentina; y que hay personas extraordinarias -lo cual ya había comprobado al filmar “Tango”-. Espero que Argentina siga para adelante.
-¿Hay algún otro proyecto en puerta después de "Zonda"?
-Sí, un libro sobre fotografía que saldrá editado en Alemania y dos películas que están en marcha. Una sobre Picasso que quiero hacer en 2015 sobre El Guernica -con Antonio Banderas- y otra en coproducción con la India.
Pero como en estos momentos las cosas en España están complicadas, puede suceder que de pronto estos proyectos se frenen. Entre tanto hago otras cosas: tengo una obra musical de teatro para hacer el año que viene en la que quiero explorar la relación rítmica entre el flamenco y la música hindú.
Mendoza en la mira
Al preguntarle sobre nuestra provincia, el director español afirmó que “todo el mundo me habla maravillas de la ciudad de Mendoza y de sus paisajes. Lamento muchísimo no conocer esa provincia aún. Estoy seguro de que lo haré en un próximo viaje”.
Y agregó: “El vino de Mendoza es una enfermedad grande. También el dulce de leche. Aquí me siento en el paraíso”, afirmó Saura sobre los sabores de esta tierra.
Homenajes
“Zonda. Folclore argentino” rendirá dos homenajes especiales: uno a Mercedes Sosa, por cuya voz el director español tiene una devoción especial, y otro a don Atahualpa Yupanqui, probablemente la figura más emblemática de nuestra música folclórica.
Textual
“(...) Quiero mostrar a través de la música y la danza tradicionales argentinas una cultura y un país. La acción visual se centra alrededor de algunas de las regiones que conforman la Argentina y que a su vez conforman un mapa de variantes musicales como el carnavalito, la zamba, la chacarera, la copla, el chamamé, la tonada y muchas otras expresiones arraigadas en la geografía y en el alma de las diversas comunidades del país (...)”.