El ingeniero agrónomo Carlos Parera concursó y ganó el cargo de director del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en reemplazo de Héctor Espina.
Desde su nuevo puesto, que ocupará durante los próximos cuatro años, buscará reducir las asimetrías que se observan en la producción en distintas partes del país. También se concentrará en la innovación y en al arraigo de los jóvenes en los ámbitos rurales, con capacitación y asociativismo. Consideró necesaria una revisión de la ley de aguas de la provincia.
- ¿Cómo ve el panorama para las producciones agrícolas en el país?
- Argentina es un país líder mundial en la producción de diversos tipos de alimentos. Pero tenemos algunas asimetrías. Hay un sector altamente competitivo, las producciones pampeanas, con las cuales estamos a nivel internacional como líderes en maíz, soja, trigo. Y nuestras producciones extra pampeanas son algunas también muy competitivas, como el limón, que tiene un buen precio y está copando mercados, mientras otras han ido teniendo, por diversas razones, problemas en los últimos años.
Ese es el caso de los frutales de pepita y de carozo. Las causas de la pérdida de competitividad son muchas, desde el efecto de la política macroeconómica, hasta las dificultades del productor para invertir en tecnología.
A veces la tecnología no está adaptada a la demanda del sector. Y ahí es donde juega el INTA, tratando de generar información y transferirla en un proceso de innovación virtuoso. Pero si ese conocimiento que generamos no es lo que necesita el productor a corto plazo, no lo va a adoptar.
- ¿Cuáles van a ser los principales ejes de su gestión?
- El desafío institucional es poner en marcha una cartera de proyectos nueva. Son 97 proyectos que están enfocados en problemas y oportunidades de las regiones y cadenas. Fue un proceso construido de abajo hacia arriba, que nos permitió identificar 280 inconvenientes y posibilidades en el país, consensuados con cada sector. Fuimos agrupándolos y de ahí nacen las 97 propuestas. Es un desafío de coordinación, de interacción y de presupuesto, aunque esto último es externo a la gestión.
- Estaba a cargo del Plan estratégico vitivinícola 2030. Hoy, desde otro lugar dentro del INTA, ¿qué se plantea al respecto?
- Como INTA seguimos apoyando el proceso. Creemos que la industria y los productores hicieron un gran esfuerzo en construir un plan que evidentemente necesita ser revisado y ajustado a las nuevas realidades, y de acuerdo a los resultados obtenidos. De todas maneras, tener un plan es fundamental para el sector, para los gobiernos e incluso los institutos de investigación como el nuestro. Porque a partir de este plan podemos construir una estrategia para apoyar a la vitivinicultura. El plan tiene que estar consensuado y contar con la participación de todos los eslabones para que la vitivinicultura tenga, a corto plazo, una hoja de ruta que les permita mantener competitividad y niveles de producción acordes a los que quiere el mundo. Todo lo que implica la organización del sector. Como INTA, la constante es apoyar el proceso.
- La migración de los jóvenes del campo a la ciudad se acentúa. ¿Será parte de sus tareas desde el INTA atender esta problemática?
- La migración es una realidad, Argentina y global. En 2010 se produjo un quiebre a nivel mundial porque la población en las ciudades superó a la rural, cuando hasta entonces había sido al revés. Pero en nuestro país esto está exacerbado en algunas zonas.
Estamos delineando un programa específico para los jóvenes de áreas rurales, para que se queden en la región, adquieran nuevas habilidades vinculadas a la agricultura 4.0 y que entiendan que el asociativismo es un eje importante. Este plan lo vamos a presentar a los gobiernos locales, universidades y la sociedad en general, porque una sola institución no puede motorizar este proceso. Desde el INTA sí lo vamos a liderar porque nos parece fundamental.
- ¿De qué modo se puede seguir avanzando en la eficientización del riego?
- Uno de los grandes problemas mundiales a futuro será la disponibilidad del agua. El INTA está muy comprometido con el manejo y racionalidad del uso. Mendoza y la región requieren de inversiones, tanto privadas como públicas, porque hay tecnología disponible. También hay algunas trabas para la innovación en riego dadas por reglamentaciones vigentes que necesitan ser revisadas. En la ley de aguas algunos temas merecen atención para poder utilizar otros modelos distintos de riego, que hoy no están contemplados.
Perfil
Carlos Parera es ingeniero agrónomo, egresado de la UNCuyo. Obtuvo el título de M.Sc. y el de Ph.D., ambos en la Universidad de Florida. Ingresó al INTA como becario en el área de Extensión en la AER La Consulta (1980). Fue director de la EEA San Juan (1992-2003) y director regional del CR Mendoza –San Juan (2003-2014). También es profesor titular de diferentes cátedras en la UNCuyo y la Universidad de San Juan.