Carlitos Páez fue una de las personas que sobrevivió al accidente aéreo que se conoció en el mundo como La Tragedia de Los Andes.
Estuvo 72 días abandonado en la cordillera. Todo comenzó cuando el avión en el que viajaban 45 personas, entre ellos un equipo de rugby, cayó sobre la cadena montañosa a 4.500 metros de altura. Quedaron sin alimentos y debieron soportar aludes.
Todo esto hizo que Carlitos experimentara varios desafíos que cambiaron su personalidad. Desde el 2002 viene dando charlas en distintas empresas porque su experiencia es tenida en cuenta para analizar liderazgos y desafíos.
-El ser humano puede lograr lo que se proponga dice usted. ¿Fue uno de los aprendizajes que le dejó la Tragedia de los Andes?
-Sí, es así. Cuando uno se encuentra en una situación que parece imposible de superar, salen fuerzas y aptitudes dentro de uno mismo que ni siquiera sospechabas que existían.
Hace unos años, escuché de un amigo una frase de San Francisco de Asís que resume muy bien cómo se superó nuestra experiencia en Los Andes y creo yo cualquier otra experiencia difícil, dice así: "Empieza por hacer lo necesario, luego lo que es posible y te encontrarás haciendo lo imposible".
De eso se trata, de empezar haciendo lo que es necesario… el resto se va desencadenando si le ponemos actitud.
-Sabían que no seguirían buscándolos y transformaron esa situación en una oportunidad. ¿Cómo fue posible no dejarse abatir ante tanta adversidad?
-No me voy a olvidar más del momento en el que me enteré que no nos buscaban más, fue durísimo y sin embargo hoy creo que fue lo que nos salvó. Ese día dejamos de sobrevivir y empezamos a vivir. El grupo tuvo un lugar fundamental a la hora de no dejarse abatir, cuando uno se deprimía, siempre había otro que daba ánimo y así continuamente.
-¿Cómo se hace esa transición de dejar de esperar y pasar a la acción? Ya no me estoy refiriendo a su experiencia en la cordillera. ¿Cómo se motiva a las personas para avanzar en esa dirección, parar que hagan el quiebre?
-Creo que es un cambio interno, es eso que te decía recién de cambiar la actitud. Es dejar de sobrevivir y empezar a vivir, y con esto me refiero a dejar de esperar que las cosas las resuelvan de afuera. Es proponertelo y dejar aflorar esos recursos internos que todos tenemos pero desconocemos.
Quizás suene a cliché pero es real, tiene que venir de uno mismo. Es verdad que uno se puede inspirar en la historia de otro, que es lo que pasa con nuestra historia, pero el final del día quien hace el cambio es uno.
-Está bueno pasar a la acción, pero también hay que estar preparado para que las cosas no salgan bien. ¿Cómo se hace?
-¿Cómo se hace? Si alguien lo sabe que me cuente!! (Risas). Yo nunca me preparo para que las cosas no salgan bien, no tiene sentido prepararse porque por más preparado que uno esté, el golpe es el mismo y encima ya lo venías sufriendo desde antes. Soy un optimista, prefiero concentrarme en lograr las cosas y después si no salen como yo esperaba hago el duelo y sigo para adelante.
-¿Cómo se forma un líder? ¿Quiénes pueden serlo?
-Mi experiencia personal hace que crea que un líder se forma trabajando. Cuando yo me caí en los Andes era un bueno para nada, un malcriado que tenía niñera y no se hacía ni la cama. Yo era de esos que tenía ideas pero el trabajo lo hacía otro. En la cordillera esto cambió, tenía responsabilidades como tapiar todas las noches el fuselaje para que el frío no entrara, y de a poco empecé a hacer cada vez más cosas y a medida que yo tenía un rol cada vez más activo, mi opinión era tomada en cuenta.
Es verdad que hay personas que son naturalmente líderes pero también creo que todos tienen en algún lado la capacidad de serlo, lo que pasa es que para ser líder hay que estar dispuesto a trabajar, a tomar riesgos, entonces es más fácil decretar que uno no nació para ser líder que hacer el cambio.
-¿Qué forma de trabajo grupal le parece la más apropiada?
-Honestamente, no me siento capacitado para hablar de la forma más apropiada. Sí te puedo decir que en los Andes teníamos líderes pero las decisiones las tomábamos todos juntos. Era una democracia y todos aceptabamos lo que decidía la mayoría.
Lo interesante de esto es que cuando estábamos planeando lo que sería la expedición final, nosotros creíamos que lo más cerca era caminar hacia el Oeste -porque el copiloto antes de morir dijo que habíamos pasado una ciudad chilena llamada Curicó- pero Roberto Canessa estaba convencido de que él a lo lejos veía una ruta hacia el Este. Roberto y Nando caminaron hacia el Oeste, porque es lo que habíamos decidido, y atravesaron Los Andes.
Tiempo después nos enteramos que, efectivamente, lo que había hacia el Este era una ruta. Les cuento esto porque más que la forma de trabajo grupal, creo que lo fundamental es la actitud que tiene el grupo. Con actitud, pasión y corazón, aún equivocados llegaron dónde querían.
-¿Qué consejos le daría a las personas que lideran procesos de innovación en las empresas?
-Nunca doy consejos. El aprendizaje más grande que tuve en Los Andes fue que el camino es por el lado de la humildad. Hay gente que está preparada en Management que puede contestar mucho mejor que yo esta pregunta.
Doy conferencias en las empresas más importantes del mundo y nunca me van a escuchar dar un consejo de cómo tienen que hacer las cosas. Yo lo que hago es compartir mi historia, mi experiencia personal en Los Andes y de mi experiencia cada cual toma lo que le sirve.
Es muy reconfortante cuando en plena conferencia veo las caras que se van iluminando en diferentes momentos, es que la gente hace los paralelismos entre los desafíos de su vida personal o laboral y va encontrando exactamente lo que necesitaba escuchar.
"Todo empezó en Mendoza, ahí tuvimos nuestro último contacto con la civilización"
-¿Cuántos años lleva dando conferencias sobre liderazgo y motivación personal? ¿Por qué lo hizo?
-Mi primera conferencia fue en el año 2002, en México, para un foro de Mujeres Empresarias. Me llamaron por teléfono, querían que un sobreviviente de Los Andes vaya a compartir su historia. Estaba aterrado, nunca había dado una conferencia en mi vida, pero dije que sí.
Desde ese día nunca más paré, hoy doy un promedio de casi 100 conferencias por año en el mundo entero y cada vez que comparto mi historia es como si lo estuviera haciendo por primera vez.
Esta conferencia que voy a dar en Mendoza, creo que va a ser todavía más especial ya que Mendoza fue la ciudad de donde despegamos, fue el último contacto que tuvimos con la civilización antes de pasarnos los 72 días a 4.200 metros de altura y con -30 grados bajo cero, fue donde empezó todo.
-Pasaron 45 años de la Tragedia de Los Andes. Imagino que cuanto más tiempo pasa, saca aprendizajes y conclusiones diferentes. ¿Cómo ve ahora los hechos?
-Por supuesto que uno va madurando las cosas a medida que pasan los años, pero en el caso de la experiencia vivida en Los Andes trato de mantenerla lo más fiel posible a como lo viví en aquel entonces, es más; en mis conferencias le pido al auditorio que no me vea como el viejo de sesenta y cuatro años, sino como aquel chico de 18 años que se subió a un avión para ir con sus amigos a jugar un partido de Rugby en Chile.
Charla el viernes y descuentos con Los Andes Pass
El viernes 30 de junio a 20 en el Hotel Sheraton, Carlitos Páez contará su experiencia. Cómo sobrevivió, cómo se organizaron y qué sintió durante los 72 días que estuvo aislado en la cordillera de Los Andes.
En la charla se abordarán temas como la actitud, el liderazgo, el trabajo en equipo, la adaptación al cambio, la creatividad y la gestión de crisis. Los interesados pueden llamar al 2616502837 para comprar las entradas, cuyo valor es de $ 500.
Los que tienen Los Andes Pass pueden comprar dos entradas al precio de una.
