La vida de Carlos Daniel Moya, a sus 50 años, se divide entre el pueblo de Granada, en España, donde reside, y Mendoza. Sin embargo, desde hace un par de meses volvió a la provincia porque surgió un proyecto desde el Área de Captación de Boca Juniors, donde jugó seis años (entre 1989 y 1995). La intención de los captadores xeneizes es que el ex defensor recorra la zona Cuyo en busca de talentos para sumar al club de La Ribera. Y él, con una planificación que intenta alejarse de lo habitual, busca dar un marco de contención y seriedad a cada prueba, donde jugadores de las categorías 2003-2004 y 2005-2006 llegan a sentirse verdaderos profesionales. "A veces tomamos algún 2002 que sea distinto, pero nos concentramos en las otras categorías", cuenta el ex defensor, surgido en las inferiores de Godoy Cruz.
-¿Cómo surge todo esto?
-Desde el club me contaron que quería sumarme para trabajar en Mendoza, San Juan y San Luis. Inmediatamente nos pusimos a buscar la forma de realizarlo. A mí no me gusta la forma de captación que usan muchos: vienen cincuenta mil pibes, no miro nada, servís, viajas; no servís, lo lamento. La relación éxito-fracaso no va conmigo.
-A esa edad, la frustración puede ser tan grande que el pibe deja de jugar...
-Absolutamente. Por eso, hablando con la gente de Boca, expuse otra forma de trabajar, que da muchas más posibilidades a los chicos: ir club por club, presidente por presidente, coordinador por coordinador y plantearles que hay que trabajar juntos para dar sentido de pertenencia. Que los juveniles sepan que los estamos mirando; que si no estuviste en tu día, te vamos a dar otra oportunidad. Si no es Boca, no pasa nada, será otro club, pero tenés que seguir luchando por tu sueño.
-Comenzaste en setiembre: ¿cómo ha sido el trabajo?
-En Mendoza ya estuve trabajando con diez clubes. Fui a ver entrenamientos, hablé con coordinadores y mostramos algunas herramientas que el jugador necesita.
-La forma de trabajar también exige más sacrificio de tu parte...
-Esta manera que elijo es mucho más trabajo para mí, sin dudas, pero en estos 100 primeros pibes que analizamos, cinco ya están en Buenos Aires, entrenándose con Boca.
-Se prioriza la contención del jugador y su crecimiento deportivo...
-Es un trabajo de hormiguita, pero creo que es la forma. Cuando convocamos al predio El Cuervo, en Las Heras, queríamos hacer sentir profesionales a los chicos. Aquel día cada equipo tenía una carpeta individual con sus datos, un profe por club para recibir a los chicos... Incluso hicimos una prueba de arqueros. Sergio Marroquín, un preparador físico, trabajó con ellos. Tenían hidratación y frutas para el final. Un trabajo que los hace sentir jugadores profesionales.
-¿Cómo evaluás la preparación física de los equipos mendocinos?
-Está muy lejos de Buenos Aires y Buenos Aires no se acerca a España. Llevo 18 años viviendo en Granada y desde que dejé de jugar estuve en Sevilla, Betis y Atlético de Madrid, aprendiendo a entrenar y viendo cómo es el trabajo desde las inferiores. Acá, los profesores y coordinadores tienen que hacer malabares. Las canchas y los sitios de entrenamiento no son adecuados. Así se hace complicado.
-¿Distinto de cuando te tocó viajar a vos?
-Cuando me fui de Mendoza me iba con mucha ilusión. Era una época en la que no te veía nadie. Hoy, a los chicos no se les da la importancia que corresponde. Claro que cuando aparece alguien que se lo quiere llevar, ahí sí es importante y empiezan a pedir cosas.
-Tu experiencia puede servir para transformar los clubes hoy en cuanto a procesos formativos…
-A mí no me interesa que sepan todo lo que aprendí en Europa. A los profes les he mostrado cómo organicé todo esto; cosa que si mañana viene otro club, se organice de tal manera que los chicos se sientan importantes.
-¿Boca viene fallando en esa búsqueda de un proyecto para inferiores?
-Es complicado el mundo Boca, al igual que el mundo River, más allá de que ellos han sacado muchos pibes. Los resultados te avalan a correr ciertos riesgos. Soy un convencido de que no importa la edad; si sos bueno, sos bueno. Todo depende de la idea que tengas para mejorar a los jugadores y no si la pelota entra o no en el arco. El proyecto hace crecer a los pibes y ése es el objetivo. Boca está en condiciones de tener la mejor cantera de Sudamérica.
-En cuanto a superclásicos, es una época mala para Boca; todo lo contrario a cuando vos jugabas...
-Hubiera dejado toda mi carrera deportiva por estar 10 minutos en la final de Madrid. Así, grande como estoy, me hubieran tenido que sacar con una ambulancia. Nunca tuve miedo a perder y, para mí, la entrega no se negocia.
Mendoza, San Juan y San Luis, el objetivo
El proceso de conformación de los selectivos exige un trabajo de hormiga que no muchos conocen. Y Moya lo viene realizando desde hace tres meses, cuando inició un recorrido que ya sumó diez clubes de Mendoza, un par de San Juan y próximamente una visita a San Luis.
"La próxima semana tengo que comenzar con la zona Este: Rivadavia, San Martín y Palmira. La idea es hacer contacto para acordar si comenzamos a trabajar en enero o febrero. Luego llegará el turno de la zona Sur, Lavalle, San Juan, donde ya estuve mirando algo, y San Luis", cuenta, y agrega: "El mundo Boca tiene otra pasta y acá podés ser el mejor, pero allá es complicado".
En lo que va del año, el club xeneize ha visto más de 40 mil chicos de todo el país.
La política de Boca, un tema ineludible
A una semana de las elecciones que depositarán un nuevo nombre en el sillón presidencial del club (serán el próximo domingo 8 de diciembre, de 9 a 18, en La Bombonera), Carlos Moya no esquiva el tema. Aunque prefiere no hablar de Juan Román Riquelme, quien integra la lista que componen Amor Ameal y Mario Pergolini (los otros dos binomios son Christian Gribaudo- Juan Carlos Crespi y José Beraldi-Rodolfo Ferrari), espera que "pueda aportar toda su experiencia".
El ex defensor, que vistió la casaca durante seis años (desde 1989 a 1995), es palabra autorizada para dar su opinión sobre las elecciones y sus candidatos.
-¿Cómo ves este tiempo de convulsión política que vive el club?
-Ahora que las cosas no han salido bien, me gustaría que los dirigentes estuvieran unidos, pero seguramente cada uno tiene sus intereses. Lo que se necesita son buenas ideas, sin importar de dónde vengan. Si la idea de otros puede beneficiar al club, bienvenidos sean. Boca necesita una nueva etapa, donde los triunfos vuelvan a ser moneda corriente y donde el hincha vuelva a sentirse identificado con el equipo. Imagino que los tres candidatos quieren lo mejor para Boca.