El economista Carlos Melconián visitó una vez más la provincia, en este caso invitado por la Unión Comercial e Industrial de Mendoza y la Cámara Argentina de Comercio y Servicios. Para avizorar "La Argentina que viene", analizó, de acuerdo a su experiencia -ya que el futuro presidente aún no ha presentado su plan económico-, qué puede ocurrir con la deuda con el FMI, el dólar, los impuestos, las tarifas y la emisión monetaria.
Previo a la disertación de Melconián, el sociólogo y analista político Eduardo Fidanza también aportó su mirada de cómo se llega a la transición y qué podría suceder en los próximos meses, con el acento puesto en que muchos argentinos se inclinaron por el Frente de Todos por lo económico. De ahí que considere que el acompañamiento de una parte de los votantes dependerá de qué tan pronto Alberto Fernández pueda ofrecer un alivio en este sentido.
A su turno, Melconián comenzó su disertación planteando que, para él, la transición ya está terminada, porque el principal punto a resolver era si Mauricio Macri iba a dejar o no reservas, y efectivamente será así. De hecho, el economista planteó que, dentro de los errores que el presidente cometió en política económica, el tipo de cambio flotante -en un país dolarizado y con alta inflación- fue la mayor equivocación. De hecho, lanzó que, si se hubiera colocado el cepo antes, el resultado de las elecciones podría haber sido diferente.
También adelantó que en diciembre es de esperar una importante emisión de moneda para pagar sueldos y jubilaciones pero que, en un contexto de baja emisión e inflación del 55%, que erosionó la cantidad real de pesos en el mercado, esto no generará un impacto negativo. No obstante, advirtió que esto ocurrirá sólo si no se cae en la tentación de abusar de "la maquinita" para reactivar la economía.
Melconián comentó que "parte del gasto público se redujo parcialmente porque lo licuó la inflación", pero que aún hay entre un 50% y 60% que está indexado, atado a la inflación pasada, y que un gran porcentaje corresponde a jubilaciones. Por eso estimó que "el próximo gobierno deberá modificar la fórmula de cálculo de alguna manera". También, que deberá aumentar impuestos, como bienes personales, y no descartó que, si los números no cierran, se deje sin efecto la reducción de las contribuciones patronales para los sectores agroindustriales.
Asimismo, instaló la duda sobre qué ocurrirá con las subas de las tarifas de servicios públicos -luz y gas- y de transporte público, que Macri dejó en suspenso en el año electoral.
En cuanto al dólar, el economista estimó que se va a mantener el cepo -al menos hasta que el paralelo despegue demasiado- y que la gente y las empresas van a seguir comprando dólares. Además, señaló que las reservas (que se van a tener que usar para acordar con los bonistas) se van a sostener con emisión monetaria, que rondará el 40% a 50% anual.
Para Melconián, el déficit más importante es el financiero. Y si bien la deuda pública de Argentina es una de las más bajas del mundo, el problema reside en los altos intereses. En su mirada, lo más probable es que Fernández, como ya adelantó, no acepte más dinero al FMI, pero ofrezca no pagar nada en 2020, "poco en 2021 y mucho en 2022 y 2023".
Aunque sí abonará intereses al Fondo, con reservas, y debería pedir una quita, consideró que lo más esperable es que el Gobierno canjee el pago por libertad. Es que la otra posibilidad sería negociar y que se le impongan metas fiscales, monetarias y de reservas, además de reformas estructurales.
En tanto, el economista anticipó una dura negociación con los bonistas, ya que si bien en 2020 hay pocos vencimientos de privados en el exterior, el cambio en las condiciones va a significar que se le cierre el acceso al mercado de financiamiento. Además, advirtió que si va a hacer estos desembolsos con reservas, es difícil ver qué ocurrirá después de 4 ó 5 meses.
"Si bien Macri deja un superávit del sector externo, éste no se fundamenta en un boom de exportaciones sino en una destrucción de las importaciones. De hecho, las ventas en el exterior son de 20 mil millones de dólares menos que una década atrás; en gran medida producto de la pérdida de inserción en Brasil, algo que Argentina deberá recomponer", señaló.
"El riesgo es que, si la economía se reactiva, comiencen a subir las importaciones y la balanza se desequilibre", agregó y estimó que las retenciones no se eliminarán sino que, en el mejor de los escenarios, pasarán de una suma fija a un porcentaje.
En cuanto al nivel de actividad, se ha retrocedido al PBI per cápita de 2005, es decir de 15 años atrás, mientras los países vecinos han crecido a un ritmo de 2 a 3 puntos anuales.
En definitiva, Melconián planteó que, con este gran riesgo financiero que implica la deuda con el Fondo Monetario Internacional, Alberto Fernández deberá enfrentar el desafío macro de bajar la inflación y subir el nivel de actividad, y el desafío social de bajar el desempleo y la pobreza.