A través de este informal reportaje nos muestra sus diferentes facetas.
¿Esa dicha, esa felicidad con que la radio seduce a quienes la animan es real? ¿O se trata de una mera impresión, un delirio?
Cuando yo era chico (si, ya sé: la Tierra estaba caliente... ¡ufa!) mi mamá escuchaba en Radio del Estado (hoy Nacional) “Las Dos Carátulas, el Teatro de la Humanidad”, un radioteatro que iba los domingos por la noche. Con el tiempo aprendí que las carátulas eran, realmente, las caretas de drama y comedia que se ponían los griegos para representar sus obras. Una con risa, la otra con cara de tristeza. Yo soy como un actor griego, y me zampo la eterna sonrisa para decirle a mis oyentes lo que quieren escuchar. Porque esta es la única verdad. Todos tienen un mambo tan complicado en sus cabezas que niegan nuestra propia opinión, si es muy adversa. No digo con esto que lo mío es “tinellesco”, pero trato de suavizar la linea que bajo, en una tarea que se pule segundo a segundo, a lo largo de los últimos 52 años (empecé en abril de 1963). Una vez, en una Fiesta Central de la Vendimia, me referí a Santos Humberto Giunta, fallecido el año anterior. Fueron 10-15 segundos. Y siguió el acto. Un par de días después, en la calle, me para un tipo y me dice: “... pero qué me calienta lo de Giunta...” y siguió mascullando. Me dí cuenta que mi sentimiento me había emboscado. Por eso, cuando mi vieja se murió, un sábado, al lunes siguiente me puse la careta y seguí adelante con lo que los oyentes querían escuchar (y que no era mi duelo o drama personal...o sea).
Dicen que la radio, por su invisibilidad, por su inmediatez, posee una suerte de magia, una especie de fascinación sobre los oyentes. Con su experiencia, su antigüedad en ese mundo especial ¿Cuál es su idea al respecto?
Es que la radio es –usando un lugar común- el “escenario de la imaginación”. Todos imaginan su propia realidad virtual. Creen que mi compañera de “Hola, País”, Patricia Amico, es un minón tipo Playboy, y resulta ser una muchachita de 1,55 con buena onda. Se aprovecha esta respuesta para beneficio de la radio, marcando silencios, con golpes musicales, susurrando en el micrófono. Porque es una comunicación privada entre dos: el emisor, a la sazón, yo, y el receptor, o sea cada uno de los que conforman los cientos de miles de ñatos que nos sintonizan que reciben el mensaje como si fuera personal. E incluso a sabiendas de que el humorista está representando un personaje (Rodrigo Galdeano como Doña Presbicia), la ven como un personaje que existe en la realidad. ¡Si hasta nos mandan mensajes de texto que dicen...”es igualita a mi abuela”...! Es una magia (nunca mejor usado tal vocablo) que no termina nunca.
Cuando apareció la televisión, algunos agoreros dijeron que se venía el fin de la radio. No fue así: desaparecieron los cines de barrios, bellísimos, algunos al aire libre y los clásicos del centro. Y la radio se potenció más aún... ¿Por qué?. Porque no son competitivos. Porque pueden llegar a complementarse. Tanto, que ahora en la tele, se televisan ¡los programas de radio! Lo ves en AM, Desayuno Americano, los programas de Fox Sports, y siguen los nombres. Tiene además de la fascinación de la que hablé antes, la inmediatez y la facilidad de ser parte de uno, ya sea en el celular o antes, con la Spica. Los cines se fueron muriendo porque el centro se murió. Se fue apagando y si no hay brillo, los bichitos de luz no revolotean. Ir al Gran Rex y después a Capri, o al Avenida y después juntarse en el Cappolonio sirve una, dos veces. Después, se aburre uno. Las grandes superficies como malls o shoppings, con variedad de oferta y cines del siglo 21 se transformaron en el faro del entretenimiento, y los biógrafos con dos películas, matinée, familiar y noche ...¡se murieron, nomás!
¿Cómo analiza la radio de hoy, comparándola con sus inicios en este medio?
Aprendí en la Radio con Renato Lavagna, con un tanque que se llamaba “Lo importante es levantarse”, a comienzos de los ´60, siempre destiló buen humor. Cuando hay, como existen ahora, excelentes imitadores y cómicos, es forzoso que varias vértebras de esa columna sean de comicidad. Por otro lado, Nihuil tuvo y tiene, además, nombres que son pesos medianos en el periodismo, pero que ponen todo su esfuerzo en la noticia. ¡Que bueno sería que hoy me acompañaran, como antes, Miguel Páez Herrero, Fabián Calle (él me bautizó “Cachorro”), Dante di Lorenzo, Fernando Lorenzo, Alberto Atienza, Gustavo Solanes, mi hermano Horacio, el flaco Montes de Oca, el Gallego Bustos Herrera, Jorge Sosa... se me enturbia el recuerdo.
Pero corresponde que uno se muestre como realmente es, con sus aciertos y errores, pero nunca actuando un papel, porque, tarde o temprano, si estás actuando mostrás la hilacha de tu verdadero “yo”, y si quien te sigue te sorprende en el fallo, todo lo construido de desmorona, y no te volvés a levantar más. Periodismo, movileros, humoristas, el conductor con la pólvora bien seca, ¡y vamos andando!...
Está naciendo un nuevo periodismo. Consiste en la intervención de los lectores en los medios virtuales. Critican. Analizan. Cuestionan a los redactores. Cada tanto escriben crónicas mejores que las profesionales Esa variable moderna, la participación, ingresa en las radios con la fuerza que lo está haciendo en Internet.
Y en la radio eso sucede desde hace ya muchísimo tiempo. No olvidar que la radio es un medio electrónico, y la nueva comunicación tiene esa base. Mensajes de texto, Facebook, Twitter, emails y el clásico oyente en el teléfono, todos opinan, disienten, sugieren, bajan línea, generan polémicas. Los aportes son recibidos de muy buen grado y se difunden de inmediato. A veces son tantos que sólo nombramos quienes nos los envían, porque no alcanza el tiempo. Y muchas veces tomamos una de las ideas sugeridas para seguir la investigación y darle el toque más profesional.
Pero ¿qué es lo que el oyente de hoy requiere de la radio??¿Cómo se ve usted hoy?
Quiere que ésta sea su madre, padre, tutor, encargado, amante, maestra, profesora, confesionario. Espera todo. Y para nosotros que somos una radio con audiencia ABC1C2D1D2D3, o sea sin nicho especial, todo es importante y todo se difunde. Desde la trasmisión del Gran Premio Patrón Santiago de burros, hasta el reportaje a Bruno Gelber. Desde el Potro Rodrigo a la científica en París que habla de los Husos Horarios. El oyente merece nuestra dedicación absoluta, con respeto, seriedad, y nunca creyendo que uno se las sabe todas, porque más de una vez quedás descolocado, ¿viste?
Por último, si no trabajara más en la radio, me desenchufo y me borro, como a Termineitor cuando lo revientan y se le va apagando el ojito rojo hasta que ...fin de nuestros servicios. Muchas gracias y muy buenas noches... Por eso, cerré 30 años de “Hola, País” y sigo ahora con una hora diaria, para reportajes a fondo con representantes de la cultura mendocina, y que bajo el título de “Persona a Persona” pongo al aire de lunes a viernes desdfe las 13... ¡y hasta que las velas no ardan!.
Aunque ahora estoy de licencia, dedicado 1000 % a mi novedosa “carrera” política. Decidí ingresar al barródromo para ver desde adentro porqué pasan las cosas que pasan, desde mi óptica de tipo común, sin los códigos de los que han hecho de su vida esta acción pública. Por eso no me interesan los fueros (si fuera electo) porque no voy a ir a robar. Tengo buen pasar, pero sobretodo, tengo cuatro nietos que se van a quedar aquí cuando no esté. Y como llevan mi apellido, que éste sea sano e inmaculado (como hasta hoy...) Soy un opositor franco del gobierno actual, y por esa razón estoy con Massa. Llevo adentro la filosofía del peronismo, que quiere que todos estén bien, no un grupúsculo asociado al poder. Y si ahora los presos ganan más que los jubilados... no me queda otra que pensar que cuando se vayan...¡van a terminar entre rejas!. Y por eso ya están aumentándose los sueldos.