El 1 de julio de 1967, Carlos Aro se convirtió en campeón argentino de los livianos al vencer al rosarino Lambardi en fallo dividido y Los Andes hizo una cobertura especial en aquella pelea. Era el mismo cetro que antes había ostentado Nicolino Locche.
Entre las cosas que se contaron en aquellas páginas, Aro destacaba que “en el hotel después de la pelea, Leonardo Favio me regaló una guitarra. Iba acompañado de su esposa Carola. Me abrazó y me dijo ‘esto es para vos, campeón’, dijo.
Años después, Aro comentaba que “nunca tuve una guitarra como esa. Me arrepiento de haberla empeñado; cuando quise recuperarla había perdido la boleta de empeño”.
Esa noche en su rincón no sólo estuvo Paco Bermúdez (“es mi padre y el hombre que me ha dado todo. Si él no estuviera yo me hubiera dedicado a otra cosa”, decía Aro), sino también quien había sido el ídolo de su juventud el gran Cirilo Gil.
Cuentan que Don Paco sufrió como pocas veces los nervios en la previa. Que hubo muchos micros con mendocinos que viajaron hasta el Luna Park.
Pero así como se lo llenó de elogios en aquel momento en el que Rodolfo Braceli, enviado especial de Los Andes, hizo una columna destacando que ese combate era el renacer del deporte provincial, también durante ese año se le dedicaron dos columnas de una sección que se llamaba "El pulso del país" que se titularon "Cartas abiertas a Carlos Aro" y en la que se criticó férreamente la actitud que había tomado en cuanto a los entrenamientos. Aro falleció hace apenas un mes.
