La noche del domingo 4 de marzo, el silencio típico de una ciudad pequeña solo era interrumpido por los sonidos de los televisores. En la casa de Almirante Brown y República de Siria de Tunuyán, Norma Carleti (59) estaba sola; ella vivía sola.
Estaba contenta y se olvidó al menos por unos días de la angustia que la acechaba desde hacía un tiempo. Había averiguado con su hermana Rosana cuánto salía colocar cámaras de seguridad en su casa, incluso semanas antes había formado el grupo de whatssap con los vecinos del barrio para "mantenerse alertas y protegidos", contó a este medio una vecina.
De pronto, a la 0.00 del lunes 5 de marzo, al sonido de los televisores se le sumaron los gritos de Norma. Estaba en su escritorio. Allí la sorprendieron los asesinos.
Habían trepado por la medianera, forzaron la puerta y atravesaron la cocina y el living para llegar hasta ella. Según las pericias, la arrastraron hasta el living, donde le propinaron las primeras puñaladas.
Era la 00.11 de la noche. A esa hora, el hijo del vecino de la casa de al lado, Oscar Vera, escuchó los gritos de la mujer. A la 0.15 realizaron el primer llamado al 911.
Hicieron otro a la 0.20 y a la 0.26.
A la 0.30 apareció el primer móvil policial, que era manejado por una oficial sin que nadie la acompañara. Después, de la casa salieron unos jóvenes que se montaron en un auto no muy propicio para cometer un delito: un viejo Fiat 600.
Cuando los vecinos llamaron al 911 la policía se cruzó con el auto. Luego, hallaron a Carleti muerta de más de 50 puñaladas y los asesinos no se habían llevado el dinero que posaba sobre la mesa: unos 40 mil pesos.
Norma es definida por todos como una mujer de carácter, ambiciosa, que tenía claro lo que quería. Su hermana Rosana habla de que buscaba que las cosas se hicieran correctamente, “justamente”. “Luchó siempre por eso”, dice.
Lo cierto es que luchar por posicionar a las mujeres en la herencia familiar le valió la pelea con sus dos hermanos varones, con los que no se hablaba desde hacía mucho tiempo.
Hacia el interior de la empresa, hace tiempo que estaban peleados por el tema de las acciones. Apenas ocurrida su muerte, trascendió que Norma era una molestia dentro del directorio de Carleti SA.
El asesinato fue tomado por el fiscal Adrián Frick, un novato para este tipo de hechos. Desde Mendoza, el jefe de los fiscales, Alejandro Gullé, le pidió tranquilidad y que no hablara con la prensa (aunque no le hizo caso del todo) y a los días le envió a una colega de Homicidios, Claudia Ríos, para que lo apuntalara en la pesquisa.
Lo primero que apareció fue el Fiat 600 quemado a 7 kilómetros del lugar del hecho. Y después los detectives posaron sus ojos en los "sujetos con antecedentes" con que cuenta el departamento.
El primero que saltó fue Kevin Guerrero, un joven ladrón de escasa monta que se hallaba con prisión domiciliaria. A la hora del crimen, la pulsera se activó: Kevin no estaba en su casa.
Enseguida alguien le confió a Frick: “Ese chico es hijo de un hombre que es muy amigo del ex marido de la asesinada”. Frick tomó nota.
Hisa es un hombre ligado a Tunuyán desde varios puntos: fue en los ‘90 el mandamás de los productores de Valle de Uco. En 2001, comenzó a meterse en política de la mano de Roberto Iglesias.
En 2007, llegó a ser senador provincial de la UCR. Para entonces ya estaba casado con Norma y tenían un hijo. Desde hacía tres años, la relación con su ex era cosa del pasado.
Pero él seguía en la firma Carleti. Ni bien apareció el cadáver, muchos lo señalaron como instigador. Sonia Lambas, nuera de Norma, fue la primera en hablar de “crimen por encargo” en su cuenta de Facebook.
El ex legislador, sin que pesara sobre él ninguna imputación, huyó hacia adelante y mandó un escrito a lo de Frick: “Yo no tengo nada que ver”, dijo a grandes rasgos.
A la detención de Kevin se le sumó la de su hermano: alguna gente los había visto en el Fiat 600 días atrás. Luego cayó un joven llamado Alexander Jira: había hecho un comentario en Facebook: “No quise hacerlo, son gajes del oficio”; todavía espera ser liberado ya que asegura que el mensaje era para su ex.
A fines de la semana pasada, un tercer Guerrero, de nombre Ever, cayó detenido. Para entonces, todo Tunuyán hablaba del vínculo de Hisa con la familia Guerrero; Juan Carlos, padre de los tres detenidos, es un hombre de confianza del empresario desde hace años.
El fiscal Frick estaba al tanto pero no tenía por dónde tomar a Hisa. Hasta que lo tuvo. De acuerdo con el registro de llamadas entre los celulares de los imputados, aparece un contacto al menos sugestivo: un llamado telefónico a las 21.04 del domingo 4 de marzo saliente del celular de Kevin Guerrero que entró al de Hisa; la llamada fue de 14 segundos.
Al momento de efectuarse esa comunicación, el rastreo indicó que dio en la celda correspondiente al domicilio particular de los Guerrero. Horas después, al advertir que Guerrero había violado la prisión domiciliaria, desde la Policía se llamó a ese mismo celular. Al momento de efectuarse el llamado, que fue a la 00.06 del domingo 5 de marzo, impactó en la celda correspondiente a la vivienda de Norma Carleti.
Con esto, la suerte de Hisa dio un giro negativo. El jueves por la noche, Frick sumó con el empresario al quinto detenido en la causa y lo imputó como instigador del crimen de su ex.
Además de la prueba del teléfono, el fiscal espera las pericias de varias prendas de vestir que fueron secuestradas y que tenían manchas de sangre para saber si hay ADN de la mujer.
Cuando se conocieron hace 30 años, a Carleti y a Hisa los unían varios lazos: primero el amor, luego el hijo que tuvieron y por último los negocios. Ahora la mujer está muerta y él preso: la tragedia los mantiene unidos.
La pareja
Hisa y Carleti se casaron hace casi 30 años,. Ambos estaban divorciados. Hisa estuvo casado con una mujer de Ciudad, con quien tuvo a su primer hijo, que lleva su mismo nombre.
Carleti, por su parte, contrajo nupcias muy joven con Julio Gómez, reconocido comerciante de Tunuyán y a quien consideran “una excelente persona”.
Tiempo atrás este hombre falleció. Con él tuvo a sus primeros hijos: Gastón (40) y Germán (37), ambos querellantes en la causa.
Carleti e Hisa tienen un hijo en común, Lucio.
Estaban separados hace tres años, hasta entonces vivieron siempre en la misma casa donde apareció muerta Carleti.
Tenían casa en Marbella, España, y otra en un barrio privado, donde vivía Hisa hasta ser detenido.
Mañana, marcha al juzgado
“Todos somos Norma” es el lema de una marcha que se realizará mañana, a partir de las 20.30 en Tunuyán.
No es la familia la que convoca. La manifestación surgió de manera espontánea de los vecinos, amigos y habitantes en general del departamento.
Se espera que cientos de personas participen, pues el caso ha golpeado con fuerza al Valle de Uco, también la preocupación por un incremento de violencia e inseguridad.
La movilización parte de la peatonal (Pellegrini y San Martín) y culmina en la plaza departamental General San Martín.