Carina Sama: “Hay que trabajar desde los márgenes”

La directora mendocina vuelve para presentar su documental “Madam Baterflái” y participar de la segunda edición del Festival Graba.

Carina Sama: “Hay que trabajar desde los márgenes”
Carina Sama: “Hay que trabajar desde los márgenes”

La frase la empuñaba Lohana Berkins: "En un mundo de gusanos capitalistas, hay que tener coraje para ser mariposa", decía ella, famosa activista argentina por los derechos trans.

Y no de otra clase de mariposas es que habla "Madam Baterflái", el documental que la mendocina Carina Sama estrenó en 2013 y que ahora volverá a proyectarse en la provincia.

Pero este largometraje, que reúne cinco biografías trans, vuelve en otro marco: movilizaciones masivas a nivel mundial, mujeres organizadas en el campo audiovisual y un escenario sensibilizado por nuevas narrativas relacionadas al género, que se vio reflejado el domingo pasado en la ceremonia de los Oscar, cuando premiaron a la película chilena “Una mujer fantástica”.

Carina Sama atiende el teléfono para hablar con Cultura y sabe que (a raíz de esta coyuntura) hay mucho de qué hablar.

Ella será jurado de la Competencia Regional de Cortometrajes del Graba02, que empieza el miércoles. Y, por otra parte, “Madam Baterflái” se proyectará el viernes que viene en el marco del Fem Festival II, donde diferentes voces de mujeres (y desde diferentes disciplinas) se unirán.

La elección de este documental resulta significativa, porque fueron las propias Audiovisualas Mendocinas (de las que forma parte) quienes quisieron tomarlo como punto de partida para visibilizarse, presentarse y debatir.

Desde los márgenes 

Carina Sama pertenece a la primera camada de la Escuela de Cine de Mendoza, a la que ingresó en 1993. Al año siguiente empezó a trabajar como asistente de dirección con importantes cineastas, como Eliseo Subiela y Adolfo Aristarain. Ha trabajado en más de 40 producciones, fundamentalmente en Buenos Aires, en donde habita de forma permanente desde 2006.

Le tocó vivir la transición de lo analógico a lo digital, y también muchos cambios en relación a la formación y las posibilidades técnicas: "Antes se aprendía en una especie de escalafón: vos ibas aprendiendo e ibas subiendo. Yo empecé de abajo como ayudante de dirección", admite. Y "Madam Baterflái" surgió también desde el set.

“Fue haciendo la asistencia de ‘La pasión de Verónica Videla’, de Cristian Pellegrini, que conocí a, Mariana Arancibia, una travesti, y a partir de ahí empecé a cuestionarme la feminidad. Podría decirse que mi carrera de dirección nace de ese cuestionamiento”.

Con este quinteto formado por Arancibia, Joseph, Marcela Casanova, Carolina de la Cruz y Paloma León, Sama se metió de lleno en historias nunca antes contadas. Era el sustrato de inspiración que necesitaba para animarse a filmar (y firmar) con su nombre.

-¿Siguió presente ese interés en tu carrera?

-Mi segundo documental es sobre una travesti de 98 años, Malva Solís. Se llama “Con nombre de flor” (hoy en posproducción). Ella era chilena, nació en el ‘20 y tuvo en su vida historias increíbles: cruzó a pie los Andes. Ahí van apareciendo historias de superación maravillosas.

-¿Con "Madam..." quisiste mostrar la diversidad que existe dentro de la diversidad?

-Charlamos mucho de esto con las chicas protagonistas. Realmente la idea es mostrar que hay diversidad en todos lados, no sólo en el medio trans. Diversos somos todos, y hasta que no nos demos cuenta de eso, va a ser muy difícil llevar a cabo una apertura real. Lo que más nos impresiona, tanto a las chicas como a mí, es que con “Madam...” se puede identificar una piba que va al secundario, que no es gay ni trans, o una señora de 60 años. Se identifican con otras cosas, porque en realidad habla de lo humano. Tomo la diversidad de la diversidad para contar cuán diversos somos los seres humanos. Y eso lo aprendí de ellas.

"Hemos vivido más de 500 años bajo un régimen que va a ser muy difícil dar vuelta. Hay que tomar la posta y no dejar que hablen por nosotras, sino tomar nosotras mismas las palabras". 

Carina Sama estuvo un año y medio filmando a Malva, quien falleció en 2015 en un hogar de ancianos de Buenos Aires, en el sector de mujeres y con la oportunidad de cambiar su nombre legalmente (finalmente no lo hizo, por elección propia).

-¿Podría decirse que hay una saturación en el cine respecto a los temas, una necesidad de enfrentarse a nuevas narrativas?

-Absolutamente. Son temáticas que no habían sido tocadas antes. Es impresionante porque estoy trabajando en el Archivo de la Memoria Trans y, hasta donde yo conseguí de Malva, hay sólo un dato policial, de 1925, de una chica de un pueblo originario a la que catalogaban como hombre-mujer.

A partir de la Ley de Identidad de Género esto se abrió un montón y empezamos a trabajar con estos temas, pero creo que lo importante es que ellas tomen la posta.

Que no seamos ni hombres ni mujeres que hablan por ellas, sino que ellas hablen por ellas, y me parece que lo están haciendo. Están empezando a encontrar esa voz trans, porque siempre se mantuvieron en los márgenes.

Y creo que justamente en eso radica la potencialidad de las nuevas narrativas: mantenerse en los márgenes. Creo que toda persona realmente creativa va a tener que trabajar con el margen, porque eso es de lo que menos se habla.

-¿Y cuál sería la importancia de que una película con esta temática acceda a un premio como el Oscar?

-Hay dos cosas: al haber tenido ese premio, se van a dar cuenta de que la gente sí puede ir a ver una película de travestis. Eso es imprescindible. Yo fui hace un tiempito a verla y había un montón de gente que jamás te hubieras imaginado que la ibas a ver en “Madam Baterflái”.

De todas formas, yo me he sorprendido porque la ha visto mucha gente. Creo que “Una mujer fantástica” va a abrir nuevos espectadores.

-Sin embargo, es una temática que se viene explorando en América Latina fácilmente desde hace diez años...

-Es muy importante que el otro hemisferio vea justamente eso. No es por nada que el Oscar haya sido para una película latinoamericana de temática trans, sacándola así de la marginalidad.

Por otra parte, el tema siempre se llevaba hacia un lado lacrimógeno y no quise repetir eso en “Madam...”. Ellas se adaptan a cualquier tipo de lugar y de vivencia, siempre desde la sonrisa. ¡Tenemos muchas cosas que aprender de ellas! Malva había contado la cantidad de días que había pasado en la cárcel, sumando los 30 días que le daban cada vez que la arrestaban por contravención (no salía a la calle vestida de mujer, pero la arrestaban igual porque era femenina). Calculó que, en sus 90 años, había pasado seis años presa.

Identidades unidas

-¿Y cómo entra el tema de la mujer en todo esto? Es como si hubiera una alianza entre las mujeres y la diversidad: las Audiovisualas eligieron, de hecho, que éste sea el largometraje que se proyecte.

-Totalmente. Justamente ése es el tema: el problema es el patriarcado. El problema de las mujeres trans y el problema nuestro es el patriarcado. Son feminidades que salen de la norma, porque la norma es ser hombre-blanco-heterosexual-rico, etcétera... Obviamente que hay ahí una alianza que es muy fuerte, y que si la profundizamos vamos a lograr cosas importantes.

-En un artículo anterior de Cultura hablamos sobre las Audiovisualas Mendocinas. Sin embargo, es un movimiento replicado en otras partes. ¿Qué visión podés ofrecer desde Buenos Aires?

-Básicamente, el tema es que durante mucho tiempo se habló de una sola temática: la porteña. Creo que a partir de las producciones de Canal Encuentro, de esa apertura, empezamos a escuchar en la pantalla nuestra propia tonada y empezamos a ver nuestro propio lugar filmado. Eso ha sido muy importante para todos.

Ha habido una maduración del sector audiovisual en cada provincia, teniendo en cuenta una visión por fin federal. Las mujeres trabajamos desde cada una de las provincias que habitamos y empezamos a contar desde cada uno de esos lados las temáticas de la zona. Durante mucho tiempo se filmó sólo en Buenos Aires. Era además barato y no había mucha gente profesionalizada en el interior. Hoy afirmar eso sería una mentira.

Existe el famoso Test de Bechdel, que nos lleva a preguntarnos si en una película aparecen al menos dos personajes femeninos, si hablan entre sí y si esa conversación trata de algo distinto a un hombre. Es increíble: buscás, buscás, ¡y muy pocas películas lo superan!

-Yendo a tu propia historia, ¿te costó tomar la decisión de dirigir?

-En realidad, mi imposibilidad de dirigir creo que venía de este mismo problema, y de no confiar en una misma. Un pibe quizás tiene un tema y se pone a filmar, sin ponerse a pensar si sabe o no. Las mujeres tenemos que saber el doble o el triple para demostrarnos que podemos. Tiene dos caras: la apertura externa y la apertura interna.

Es así: hemos vivido más de 500 años bajo un régimen que va a ser muy difícil dar vuelta. Hay que tomar la posta y no dejar que hablen por nosotras sino tomar nosotras mismas las palabras. Todas las audiovisualas queremos tomar la palabra: no dejar que tomen nuestra voz por asalto.

Mujeres presentes

Carina Sama estará con su película en el Fem Festival II que se realizará el 16 y 17 de marzo, desde las 19, en el Espacio Cultural Julio Le Parc. Habrá rock, música, proyecciones, clínicas, fotografía, danza y charlas, entre otras actividades.

"Madam Baterflái", la película de Sama, se proyectará el viernes, a las 22.15 en la Sala Ernesto Suárez, después de una charla con el colectivo Audiovisualas Mendocinas.

En el marco del festival Graba02 (del miércoles 14 al domingo 18, en la Nave Universitaria y Nave Cultural) Carina Sama será jurado y participará, junto al resto de Audiovisualas Mendocinas, de la mesa “Mujeres en el Set”, donde se debatirá sobre legislación laboral y el rol de la mujer en la industria (el viernes a las 15, en la Sala Azul de la Nave Universitaria).

Audiovisualas Mendocinas también convoca a un encuentro abierto, el sábado que viene a las 18, en el Paseo Antonio Di Benedetto (que está ubicado entre las dos naves donde tendrá sede el festival de cine y audiovisual).

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