“El más europeo de los brasileños”. Así lo llamaban a Antônio de Oliveira, Careca, en aquel Mundial. Con 25 años, el “9” llegaba con pergaminos de goleador y un historial de festejos para aplaudir. ¿Sus virtudes? Que las cuente Alemao, su compañero en aquella selección: “Un delantero centro, de enormes conceptos tácticos, gran poder físico y excepcional para definir, ya sea mano a mano o con disparos de media distancia”. Un crack.
Careca, cuyo apodo homenajeaba al popular payaso “Carequinha”, estaba a ser llamado uno de los más grandes goleadores que dio Sudamérica. Al ritmo de la samba, parecía danzar con sus corridas elegantes y sus definiciones inolvidables. La gloria le llegó antes, a los 18 años. Jugando para Guaraní marcó un gol en la final ante el Palmeiras que le valió el primer y único título al equipo del estado de Campinas.
De ahí fue al San Pablo, donde construyó una carrera que lo llevó a contribuir con goles a la clasificación rumbo a México ‘86. “Un delantero inolvidable”, decía Muller, compañero de ataque en aquella selección. En la cita mundialista dejó cinco sellos de su jerarquía. Gary Lineker, con apenas un gol más, le quitó el privilegio de ser el goleador.
“Reinaldo y Roberto Dinamite”, repetía cuando la prensa, o alguno de esos fanáticos que siempre atendía con una sonrisa, le consultaban sobre sus ídolos. Años después sorprendería al mundo al declarar: “Diego Maradona es más grande que Pelé”. ¡Pum! Sincero y frontal, ciento por ciento.
Tras el Mundial, un año después, desde San Pablo voló directo a Napoli, el equipo donde Maradona ya era figura indiscutida. Trío inolvidable de ataque con el “10” y Bruno Giordano. Maradona-Careca; Careca-Maradona, el orden de los factores no altera el juego. Ni los goles.
“Sus movimientos son impredecibles para el defensor que lo acompaña. Suele solucionar la trayectoria de la pelota en un toque para quedar en posición de definir”, contó Tele Santana sobre él durante la cita mundialista.
Argelia, Irlanda del Norte, Polonia y Francia sufrieron sus goles. Mientras se encargaban de señalarlo como “un europeo”, él dejó en claro que era sudamericano hasta la médula.
