Por Alfredo Leuco - Gentileza Radio Mitre
Es la pregunta del momento. Todo el mundo se la hace. ¿Cristina puede ir presa? Y yo siempre respondo lo mismo: claro que puede ir presa. Hay indicios y pruebas contundentes de que fue la jefa de una asociación ilícita para enriquecerse ilegalmente. No hay dudas de que hubo coimas, lavado de dinero y encubrimiento. Por lo tanto, puede y debe ir presa. La incógnita es: ¿Cuándo? Y ahí entramos en el terreno de la subjetividad porque los jueces tienen un sentido de la oportunidad política que no se puede obviar a la hora del análisis? ¿Qué significa esto? Que los magistrados no son suicidas y saben que la ex presidenta tiene todavía un gran poder de movilización y de daño. No quieren generar un conflicto institucional y callejero de proporciones. Yo le diría a modo de especulación que si en las elecciones de medio tiempo al gobierno de Cambiemos le va bien y las listas del cristinismo hacen sapo como se sospecha, será ese el momento de la verdad. En la debilidad política de Cristina y en la fortaleza de Macri se apoyarán los jueces para producir semejante hecatombe.
Si vamos a las causas que se tramitan en tribunales parece difícil que la ex presidenta pueda zafar de ir a parar a un calabozo. Es que todos los caminos de la corrupción conducen a Ella. Y hablamos de una corrupción gigantesca, nunca vista en la historia por su dimensión, profundidad y extensión territorial. Hay coimas y retornos prácticamente en todas las actividades del estado. Sobreprecios y retornos en la obra pública de Lázaro y Cristóbal. En las compras de energía a Venezuela. En los subsidios al transporte. En los aportes de las droguerías de campaña. En el escándalo de que la Aerolínea del Estado contratara al hotel de la jefa del Estado. El contrabando y la exportación ilegal de efedrina también la mancha. Igual que los falsos planes sociales a Milagro Sala o a Hebe Bonafini donde también se llevaron su tajada de dinero negro. Insisto: casi todas las actividades que hicieron desde el gobierno estuvieron atravesadas por estafas y delitos de una magnitud inédita.
Eso se refleja en que casi todos sus ministros o secretarios están presos, procesados o en plena investigación. Amado Boudou y el intento de apropiación de la fábrica de billetes de Ciccone. Aníbal Fernández con la efedrina y el plan Qunitas entre otros. Julio de Vido en cada compra de energía y los subsidios de transporte igual que Ricardo Jaime. José López en el festival de obras públicas para los amigos, socios y testaferros. Cada olla ministerial que se destapa despide el olor nauseabundo del choreo a cuatro manos. Incluso en los organismos que tenían que controlar miraron para otro lado y fueron cómplices de las estafas. Tanto Ricardo Echegaray como José Sbatella fueron los escudos protectores, los que garantizaban la zona libertada para cometer delitos de todos los colores y tamaños. U Oscar Parrilli, el mayordomo presidencial que puso los espías y a los topos de inteligencia al servicio del ataque y la extorsión a opositores y a jueces y periodistas independientes. Es el mismo servicio que prestó la procuradora Alejandra Gils Carbó y la gente de Justicia Legítima. Ayudar a los ladrones a que no paguen por sus pecados.
Por eso son todos ricos y no lo pueden explicar. Pero la voracidad y la codicia por el dinero los llevó a involucrar a sus propios hijos y familiares y también a las personas que les hacían trabajos domésticos.
Lo más grave y despreciable desde el punto de vista humano es que el matrimonio presidencial y sus cómplices hicieron delincuentes a sus hijos. Los ensuciaron para toda la vida. Les arruinaron toda la existencia. Máximo dejó los dedos pegados en los balances y en la sociedad con el Bochi Sanfelice en la inmobiliaria. Y Florencia que nunca quiso ser parte de todo eso, terminó encubriendo a su propia madre guardando millones de dólares que no son suyos y escribiendo una carta que tampoco era de ella. En este caso, la Reina Cristina quedó desnuda. Y la princesa Florencia quedó forrada.
Hicieron lo mismo con los hijos de los Báez, los Perez Gadín o las esposas de Julio de Vido y otros familiares.
La gran novedad es que el personal doméstico que trabajó con ellos también se hizo millonario en poco tiempo. Daniel Muñoz, el secretario personal de Néstor en 6 años robó por lo menos la friolera de 60 millones de dólares y los invirtió en Estados Unidos. No se sabe si se los robó al estado o a Néstor. En este caso tendría 100 años de perdón. Pero el ex presidente lo echó en el 2009 porque se dio cuenta que Muñoz se cobraba y metía la mano en sus bolsos de cada bolso que transportaba. Muñoz seguramente se hartó de ver pasar montañas de dólares y euros sucios y de cobrar un humilde sueldo del estado de sufrir el maltrato del matrimonio presidencial que le gritaba, y en el caso de Néstor, lo humillaba en público con cachetazos y tocadas de trasero. Muñoz murió y hoy la dueña de esa fortuna en Miami y Nueva York es su esposa Carolina Pochetti. Tal vez tenga algunas cosas para contar si la justicia la cita.
El otro gran magnate es Rudy Ulloa Igor, cadete y chofer de Néstor. También se la robó en pala. Tiene 17 propiedades a su nombre y no se sabe cómo ganó el dinero. También levantó un multimedio alimentado con pauta oficial de los Kirchner pero fue un fracaso en todo menos en el dinero que se llevó a su casa. Pensar que a Rudy todavía ni lo citó la justicia. Pero todo llega.
Brutales y despreciables son Nélida Caballero, la cocinera de Julio de Vido, María Soledad Zazo Gomes, la empleada doméstica de Cristina, Ricardo Barreiro, el jardinero del matrimonio y los secretarios privados que se cobraron en efectivo los trabajos insalubres de convivir con esos personajes. Hubo una doble apropiación de lo ajeno.
Pregunta inquietante: ¿Qué dimensiones habrá tenido el dinero que le robaron al pueblo que hasta el 2009 un secretario de tercer nivel pudo afanarse 60 palos verdes? Se lo pregunto de otra manera. Si el secretario, solamente en seis años, embolsó 60 millones de dólares sacándole puchitos de las bolsas y valijas, cuanto habrán robado los Kirchner? Son cifras incalculables. Ni ellos saben cuánto robaron. Los K corrompieron todo lo que tocaron. Fue corrupción para todos y todas. Un modelo de corrupción diversificada.
Todo indica que después de la feria, Cristina y sus hijos serán llamados nuevamente a indagatoria. El tiempo pasa. La cárcel se acerca.