El líder opositor Henrique Capriles movilizó ayer a al menos 50.000 personas en Caracas en reclamo por la paz, en una jornada en que cientos de miles de oficialistas y antichavistas salieron a las calles tras semanas de protestas estudiantiles que han dejado diez muertos.
En Caracas, los opositores respondieron a la convocatoria de Capriles, llenando varias avenidas del municipio de Sucre (este), para exigir el desarme de grupos paramilitares y protestar por el deterioro económico.
“Ya no aguantamos la situación del país. No es justo que siendo uno de los países más ricos del mundo no podamos ni conseguir comida, que nos maten a nosotros y a nuestros amigos y que cuando protestamos nos repriman”, dijo Joel Moreno, estudiante de 24 años.
En el centro de la capital, bastión chavista, decenas de miles de personas vestidas de rojo y blanco y con flores en las manos protagonizaron una “marcha de mujeres por la paz y por la vida”.
La marcha chavista busca denunciar la violencia y los destrozos causados en el marco de las protestas estudiantiles, que el gobierno de Nicolás Maduro califica de “golpe de Estado en desarrollo”.
“Venezuela es un país de paz y no pueden venir a transformar lo que es. ¿Por qué vienen estos estudiantes? Somos gente de paz. Esperamos que todo se normalice. Que dejen gobernar a este presidente, que fue electo democráticamente”, explicó Josefina Lisset, de 54 años, estudiante universitaria gracias a un programa social.
Aunque ambas marchas tuvieron lugar en zonas opuestas de Caracas, la posibilidad de que confluyeran en algún punto de la geografía levantó las alarmas en un país altamente polarizado y que tiene presente los sucesos de abril de 2002, cuando una manifestación opositora hacia el Palacio de Miraflores derivó en un fugaz golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez.
Pasadas las 15 hora local (16.30 en Argentina) las manifestaciones de la oposición, que se replicaron en muchas ciudades como Mérida (oeste), Puerto La Cruz (noreste) y Puerto Ordaz (sur), se desarrollaban sin incidentes.
En San Cristóbal (Táchira, oeste), cuna de las manifestaciones estudiantiles y foco de grandes disturbios que llevaron al gobierno a enviar paracaidistas, se desarrolló una de las mayores marchas opositoras del interior del país, con miles de personas vestidas de blanco.
Capriles ratifica su liderazgo
Con su convocatoria a esta marcha Capriles vuelve a colocarse como cabeza visible de la oposición, luego de que en los últimos días el protagonismo estuviera dominado por el sector radical de la Mesa de Unidad Democrática, cuyos dirigentes promueven la estrategia de ocupar las calles para conseguir, bajo la consigna de “La salida”, un cambio de gobierno.
“Este gobierno es un error en la historia, pero nosotros no podemos salir de este error para incurrir en otro error. Tenemos que construir una fuerza tan grande que sea capaz de convocar a los que se ponen la franela roja (identificados en el chavismo)”, aseguró Capriles.
“Algunos sectores radicales de la oposición habían puesto en entredicho el liderazgo de Capriles, lo consideraban quizá débil por no apoyar las marchas que promovían ‘La salida’, pero hoy queda demostrado que el liderazgo de Capriles sigue en pie”, explicó el analista político Ángel Oropoeza, profesor en la Universidad Simón Bolívar (USB).
Una de las cabezas visibles del ala radical es Leopoldo López, quien se encuentra en una prisión militar desde hace cinco días acusado de varios cargos de incitación a la violencia.
Según cifras oficiales, los disturbios que se viven a diario en varias ciudades del país han dejado 10 muertos: 6 por balas o perdigones, 3 en accidentes vehiculares durante las protestas y uno del que se desconocen las circunstancias.