De verborrágico a escueto. Del "esperemos todos los argentinos tener un buen día" dicho con una sonrisa en la boca, a un gesto adusto casi sin expresiones faciales. Así es el cambio del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Pasó de conferencias de prensa de más de 42 minutos a otras como la de ayer, en la que sólo habló 6 minutos, en la que fue la exposición más corta de su gestión.
El ex gobernador chaqueño fue desautorizado dos veces esta semana por el ministro de Economía, Axel Kicillof. Al principio, sobre un cambio en el impuesto a los Bienes Personales y luego sobre la importación de tomates, tema sobre el que volvió ayer. El jefe de Gabinete también mantuvo desacuerdos con el titular de Planificación, Julio De Vido, sobre cortes de luz "programados" que finalmente se descartaron.
Incómodo, Capitanich arrancó ayer su conferencia con una referencia a las tragedias de Villa Gesell y el Dakar. Aunque una veintena de cronistas quería hacer preguntas a Capitanich sobre otros temas, el funcionario sólo escuchó una consulta de Télam, dio una contestación brevísima y escapó de la conferencia de prensa. "Muchísimas gracias, no sé si hay alguna pregunta más", dijo en carácter de formalidad, ya que encaró hacia la salida sin mirar a los periodistas.
Capitanich negó "contradicciones en la política oficial" sobre la importación de tomates. El miércoles había dicho que "la Presidenta instruyó al ministro Kicillof para que propicie la importación de tomates". Al día siguiente -el jueves- el secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, comunicó que no se importarían tomates.
Ayer, Capitanich trató de explicar las idas y vueltas del Gobierno con el tomate. "Lo que hay es ratificación de un rumbo. ¿Cuál es la ratificación de ese rumbo? Precisamente decir que, si la información oportunamente suministrada por el titular de ASU (Asociación de Supermercados Unidos), Alfredo Coto que por razones climáticas podría faltar el tomate, es una alerta temprana", expresó. "Automáticamente se toman las decisiones para ver estrategias o alternativas como importaciones a los efectos de garantizar provisión de tomates en precio y cantidad", continuó.
"Es parte de una explicación racional, lógica, de instrumentos de política económica. Ahora, si se pretende interpretar capciosa e infundadamente esta cuestión, allá quienes lo hagan", se autoexculpó el jefe de Gabinete. De cómo Kicillof y su equipo lo desautorizaron por segunda vez en menos de tres días, no dijo ni una palabra ni dejó que le preguntaran.