Los municipios del Gran Mendoza se han propuesto un objetivo claro para los próximos meses: erradicar el trabajo de los cuidacoches informales -o "trapitos"-.
Ciudad, Guaymallén, Godoy Cruz, Las Heras, Maipú y Luján trabajan por estos días -dentro del espacio Unicipio- en el registro de quienes cumplen estos trabajos (cada departamento tiene su estado de avance en el proceso) con la idea de insertarlos en espacios de capacitación y talleres; además de tipificar la figura del "trapito" y su accionar como delito.
"El 20 de marzo, en la apertura de sesiones en el Concejo Deliberante, el intendente (Rodolfo Suárez) formalizará la propuesta de tipificación de esta figura como parte de las prohibiciones que establece el Código de convivencia municipal. De esta manera, quedará prohibida la presencia de toda persona que actúe efectuando un reclamo de dinero para poder estacionar el auto, retirarlo o intervenga en el ordenamiento del tránsito", indicó el secretario de Seguridad ciudadana de Ciudad, Raúl Levrino.
Precisamente es este departamento el que mayor concentración de este tipo de trabajadores informales presenta (cerca de 280, que equivalen a 90% de la presencia en el Gran Mendoza, según destacó Levrino).
"A nivel provincial se está trabajando también para integrar la figura del 'trapito' al Código de Faltas como una contravención. De esta manera, sería provincial la prohibición", agregó Levrino.
En Godoy Cruz hace dos semanas comenzaron también a registrar a estas personas -siempre pensando en la inserción en talleres-; mientras que en Luján es inminente la aplicación del estacionamiento medido en la zona de boliches (donde mayor concentración y conflictividad hay con los trapitos).
"Hace falta regular la actividad. Porque viola el código de faltas, es coercitiva para los vecinos y porque la apropiación temporal del espacio público no corresponde. Más adelante veremos si ponemos el estacionamiento medido, pero la prioridad es sacar a los cuidacoches informales", indicó el intendente de Guaymallén, Marcelino Iglesias.
“No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas de que algunos son dateros. No todos, porque no quiero generalizar. También es una realidad que muchas de las denuncias que llegan a la policía son por vidrios rotos o rayones en autos donde los conductores se negaron a dar propinas”, resumió Iglesias.
En conjunto
Si bien es Ciudad el sector que mayor cantidad de trapitos concentra, la preocupación está en la agenda de todos.
En las inmediaciones de centros comerciales, de hospitales y hasta de oficinas o dependencias públicas abundan estos trabajadores. Y a ellos se suman además aquellos ocasionales que se congregan alrededor de canchas de fútbol, espacios culturales o auditorios los días de eventos de masiva concurrencia.
“El de los trapitos es uno de los mayores reclamos de los vecinos y de quienes vienen a la Ciudad. Es una situación que afecta la convivencia y cada vez es más compleja”, acotó Levrino, quien indicó que la problemática radica en que estas personas hacen un uso indebido del espacio público, fijan tarifas e incurren en algún tipo de acoso. “En situaciones hay colaboradores que se convierten en dateros y participan del narcomenudeo”, agregó.
Teniendo en cuenta que Suárez enviará el proyecto para que se tipifique la figura del cuidacoches informal en el Código de Convivencia durante la primera sesión del año del Concejo, casi con seguridad en abril ya estará prohibida y castigada la actividad.
"A partir de la sanción, tenemos la herramienta para intervenir con preventores o policías. Las sanciones incluyen el decomiso de elemento (chaleco, entre otras cosas) y además se evaluará si corresponde una multa. Por lo general el trapito incurre en el delito de coacción, ya que por medio de la violencia física o psíquica obliga a alguien a hacer algo contra su voluntad", agregó en funcionario capitalino.
Para sacar a los cuidacoches, Ciudad recurrirá a los programas de capacitación e inclusión social. Por medio de estos programas, se capacitará a las personas en un oficio y actuarán de puente con empresas que busquen trabajadores (durante los primeros 3 meses, la Municipalidad costea 50% del sueldo de los empleados contratados).
Además, tendrán la posibilidad de ingresar al programa formal de Estacionamiento medido, que hoy cuenta con 333 tarjeteros.
“A los 280 trapitos que tenemos registrados ya se les ha ofrecido la posibilidad de inclusión social. Y en caso de que pasen al programa medido, se hará un crecimiento organizado de las zonas”, resumió.
En 2016, Luján de Cuyo también entró al sistema de estacionamiento medido (en el centro). Y, según destacó el secretario de Gobierno del municipio Sebastián Bragagnolo, eso sirvió controlar la situación.
Si bien aún no tiene fecha exacta, en el transcurso del año se extenderá esta medida a la zona de los boliches. Para ello, desde la comuna ya han estado hablando con empresarios, vecinos, autoridades de Vialidad Provincial y hasta con algunos de los cuidacoches del lugar (estiman que hay unos 30).
“Habrá un estacionamiento medido con tarifa especial por noche. Y los números van a ser lógicos, muy por debajo de las cifras que cobran hoy. Hay gente predispuesta y otra que no, pero esto nos va a permitir tener un seguimiento de los trabajadores”, indicó el secretario de Gobierno de Luján, Sebastián Bragagnolo.
Pese a que oficialmente no hay cifras, la tarifa por noche podría rondar los 50 pesos en la zona de boliches, frente a los 150 o 200 pesos que se cobran hoy informalmente.
En Guaymallén y Las Heras no hay estacionamiento medido. No obstante, ambos municipios están trabajando con miras a incluir a los trapitos en espacios de capacitación.
“Estamos haciendo relevamiento de lugares y de cantidad. Y por medio de la Oficina de empleos vamos a buscarle una salida laboral. Estamos dispuestos a invertir en capacitación; pero no en planes sociales. porque después se eternizan”, resumió el intendente de Guaymallén.
En Godoy Cruz también hay estacionamiento medido en algunas zonas y cuentan con 62 tarjeteros registrados. "La problemática con los trapitos está focalizada en algunas zonas, como la calle San Martín Sur e inmediaciones, sobre todo de noche. Por eso ya hemos iniciado con un registro de cuidacoches. Una vez que sepamos quienes son, dónde viven y dónde trabajan ellos; eso va a servir para orientar la capacitación", resumió el secretario de Gobierno de Godoy Cruz, Ricardo Tribiño.
En primera persona
Alan (25) vive en Guaymallén y hace casi 5 años cuida autos en la lateral del Acceso Este, a la altura del shopping. Alquila, vive en pareja y en breve será padre de mellizos.
“Este es un trabajo, como cualquier otro. La gente que trabaja acá en el shopping, los guardias de seguridad y todos me conocen. Y se van tranquilos cuando me dejan el auto, porque saben que lo cuido y me quedo hasta el final”, resumió el joven.
Todos los días, de 10 a 23 (“o hasta que se van los últimos que entraron al cine”), el joven llega con su chaleco amarillo y su rejilla. Y la tarifa por cuidar autos es voluntaria, y la cobra cuando el vehículo se va.
“En un día muy bueno podemos sacar 500 u 800 pesos. A mí todos me conocen acá, no voy a mandarme una cagada y arriesgar mi trabajo por unos pesos de más”, agregó el joven durante la mañana de ayer.
“Si nos sacan, apenas algunos vamos a poder conseguir trabajo. Además, si empiezo un taller, hasta que consiga trabajo no voy a poder llevar plata a mi casa”, se sinceró.
El joven reconoce que hay gente que ha tenido mala experiencia con trapitos. Pero diferencia entre quienes hacen el trabajo como él -todos los días en lugares fijos- y los oportunistas que van por momentos o por horas específicas a un lugar.
“Para nosotros es toda una responsabilidad, hasta la policía nos conoce ya. Hay pibes que vienen por un día y se pueden poner pesados porque no vuelven. Son esos que quieren cobrar por adelantado”, resumió.
También sobre la lateral del Acceso, aunque a la altura del Hospital Notti, trabajan Osvaldo (60) y Armando (56). El primero de estos cuida autos hace 10 años, y ya lo conocen todos los enfermeros y médicos del Notti.
“Siempre hablan de inserción laboral. Pero, ¿quién nos va a dar trabajo a nosotros con 60 años?. Nuestra vida es esta: llegar a las 6 acá, irnos a las 18. Y estar expuestos a cualquier cosa por una poca moneda”, indicaron los hombres.