El estilo llano del papa puso en problemas a la organización a su llegada el lunes a Rio de Janeiro, cuando su vehículo quedó atrapado varias veces en el tránsito, en medio de una multitud enfervorizada, luego que el conductor errara el recorrido.
Algunos cambios en el programa de Francisco en Brasil fueron decididos el martes, tras una "importante reunión" sobre su logística y seguridad en Brasil, anunció su portavoz, el padre Federico Lombardi.
Este miércoles de noche, al retornar a Rio desde Aparecida, el papa usará un coche cubierto -y no el papamóvil, como estaba previsto inicialmente- para trasladarse a un hospital franciscano donde la Iglesia inaugurará un ala para adictos al crack.
El martes, horas antes del inicio de la misa de apertura de la JMJ que reunió a cerca de medio millón de personas en Copacabana, el metro de Rio se paralizó durante más de dos horas por un problema eléctrico, dejando varados a miles de peregrinos en varios puntos de la ciudad.
Pese a su popularidad, el papa llegó a Brasil en medio de protestas por los altos costos de su visita y de la JMJ, estimados en 53 millones de dólares, que terminaron en violencia.
La juventud que espera al papa quiere cambios que acerquen a la Iglesia a los nuevos tiempos.
Una reciente encuesta del Instituto Ibope señala que buena parte de los jóvenes católicos brasileños apoyaría cambios en las posiciones más conservadores de la Iglesia sobre la unión de homosexuales, el uso de la píldora del día después o la penalización del aborto.