Por Fabián Galdi - fgaldi@losandes.com.ar
Acostumbrado ya últimamente a aparecer más en programas de corte farandulesco que dedicados al deporte, Diego Maradona fue el gran protagonista de la semana pasada con un raid mediático que duró no más de diez minutos en la vereda de la AFA. Poco después, el complemento llegó por decantación: el astro tuvo micrófono abierto en el espacio conducido por el exsecretario de Comercio, Guillermo Moreno, con una transmisión directa en CrónicaTV. Hasta dejó otras dos definiciones de su sello: el peronismo maradoniano y Francisquito los puso en regla porque es humano, no hay que besarle el anillo y hay que abrazarlo en relación al Papa.
Es tal la gravitación en los medios de comunicación que produce quien fuera un futbolista de dimensiones extraordinarias que hasta eclipsó el efecto dominante de la renuncia de Gerardo Martino a La Selección. Ni más ni menos que el entrenador de una de las grandes potencias futbolísticas del mundo había dejado su cargo en una reunión a solas con el dirigente Claudio Chiqui Tapia y en menos de dos días se había disipado la influencia del caso. Otra muestra simbólica de que el caos en la Asociación del Fútbol Argentino llegó para quedarse. Y que la anarquía copó el centro de la escena.
Diego fue lo que es siempre: tumultuoso, soez, provocador y revulsivo. El tono escogido para presentarse ante la prensa fue absolutamente confrontativo y hasta chocante por momentos. Sin embargo, si se aleja la forma aparece lo sustancioso: el fondo. Y allí, este ícono del fútbol argentino despejó su lenguaje de chabacanerías para hacer el centro en el nudo medular de esta historia de desaciertos en Viamonte al 1300. Ni más ni menos, Maradona pidió una auditoría y que ésta alcanzara al actual presidente afista Luis Segura. Nada que sorprenda, en una palabra. Sería sano, inclusive para el propio directivo, que se estudiara y analizara a fondo por qué una institución gigante y de renombre ecuménico hoy parece desmembrada en pequeñeces. El canibalismo dirigencial se fue transformando en un tsunami cotidiano y que hoy asoma como ilimitado.
(Diego quiere formar parte de la comisión normalizadora)
Es de tal tamaño el desaguisado en la entidad madre del fútbol nacional que recién en esta semana que se inicia habrá datos concretos para recuperar la confianza interna y externa. Ya sin Joseph Blatter interfiriendo el camino, el modelo FIFA que pregona su nuevo titular, el también suizo Gianni Infantino, intenta despejar el camino para mejorar la pésima apariencia que hoy tiene la máxima autoridad a nivel mundial debido al escándalo producido por el FIFAgate.
En consecuencias, la comisión normalizadora que hoy tiene presencia en la Argentina debe tomar decisiones con fecha señalada. Ya pasó el revuelo por el papelón de la votación en Ezeiza y también se postergaron las elecciones previstas para el pasado 30 de junio. Entonces, los veedores internacionales - el suizo/colombiano Primo Corvaro y la paraguaya Montserrat Giménez - deben terciar para definir quiénes serán los miembros definitivos del ente regularizador. Una vez que en Zurich se lea el expediente enviado desde nuestro país, entonces se conformará - definitivamente - el grupo encargado de la recuperación institucional de la AFA.
Y en el medio, la pregunta natural y obligada: ¿Quién tomará decisiones en la Asociación del fútbol Argentino y de manera legitimada? Hoy, nadie. Mañana y pasado, tampoco. El cálculo más real de posibilidades apunta a que recién en alrededor de un año podrá realizarse un acto eleccionario para la renovación de autoridades.
El estigma de Julio Humberto Grondona sigue haciendo eclosión porque en el noventa y pico de los casos, la sucesión está cooptada por el grondonismo a través de sus propias líneas internas. Ya ni siquiera se puede ubicar a Marcelo Tinelli en el lugar del heredero natural de Don Julio porque el propio vicepresidente de San Lorenzo parece cada vez menos proclive a ir relativizando su participación como empresario y animador televisivo. El sector que contaba con Hugo Moyano como máxime referente atraviesa un amesetamiento similar a quien aparecía como el adversario en pugna. En lenguaje simplificado: no existe quién se quiera hacer cargo en estos días de ese entramado de problemas hasta tanto se sepa qué decisión va a tomar la comisión normalizadora.
Entonces, ¿cómo puede sostenerse la hipótesis de que habrá un nuevo entrenador para el selecionado argentino a la brevedad? ¿Quién lo elegirá? ¿Con qué facultades? Es más: ¿un director técnico de renombre - sea quien fuere - aceptaría formalizar un vínculo contractual si aún no se conoce quién es su empleador y en qué condiciones puede llegar a hacerse cargo?
El candidato con una mayor proyección continúa siendo Diego Simeone, inclusive con el respaldo presidencial tras su visita a Mauricio Macri en Olivos. Hasta resultó llamativa la fecha del encuentro: cuatro días antes de la final de la Copa América Centenario. Que haya sido un mensaje entrelíneas para el cuerpo técnico del Tata es una cuestión que quedará en cada uno. Sin embargo, tanto el Cholo como JorgeSampaoli en Sevilla, cuentan con cláusulas de rescisión de sus respectivos contratos que hoy la AFA no está en condiciones de pagar. En el caso de Marcelo Bielsa, ésa situación fue similar en 1998, cuando el Loco dirigía al Espanyol, pero tras la fallida vinculación en la actualidad con la Lazio, desde el entorno del rosarino se destacó en que no cuenta con otro proyecto laboral en cuenta.
(El DT del Atlético de Madrid fue recibido por el alto mandatario argentino en la residencia presidencial).
En ese marco de incertidumbre es que se programa la participación del fútbol en Rio2016 con un DT escogido solamente porque estaba a mano, tal es el caso de Julio Olarticoechea. Y los mismos jugadores que se le negaban a Martino empezaron a ser confirmados apenas entre uno y dos días después de la desvinculación del cuerpo técnico. Inclusive, los compromisos por las eliminatorias sudamericanas para Rusia2018 están al caer y aún ni siquiera se tiene claro si la renuncia de Leo M.
No sólo la deportiva es una urgencia que el mundo AFA debe resolver a la brevedad, sino que es perentorio el plazo para que se defina el vínculo con el Gobierno de la Nación por el reparto de los fondos provenientes de las transmisiones televisivas.
En ese marco, apremia la creación de una junta electoral cuanto antes. Ésta, siguiendo la norma FIFA, debe establecerse con quienes presiden los tribunales de disciplina, apelaciones y cuenta. Ante tanta indefinición continúa en auge el nombre del escribano Fernando Mitjans, hoy vicepresidente de la Comisión de Apelación de la FIFA y además presidente del Tribunal de Disciplina Deportiva de AFA. De sus decisiones puede depender el destino a corto y mediano plazo del fútbol argentino. Demasiada resonsabilidad para un profesional más preparado para dar fe de los actos de otros que para conducir. Y menos, para hacer olvidar el paternalismo de Grondona, vigente en la cultura afista como siempre aún sin su presencia física.
(Fernando Mitjans, un hombre clave en la negociación).