La así llamada “almeja disco” es un molusco atractivo, anidado en arrecifes de coral de Indonesia. Este animal genera brillantes destellos de luz que lo han hecho ganar de su festivo nombre.
Aunque fascinante, este llamativo bivalvo (Ctenoides ales) sigue siendo muy poco comprendido, algo que intenta cambiar Lindsey Dougherty, una estudiante de posgrado de la Universidad de California, en Berkeley. A principios de este año, Dougherty reveló cómo funciona el destello de la almeja; reflejando luz a través de diminutos fragmentos de silicio cerca de los bordes de su concha, y no con bioluminiscencia, como otras especies.
Ahora, Dougherty y sus colegas están más cerca de saber por qué las almejas montan su espectáculo de luces marinas: para advertir a los depredadores o para atraer presas.
“La mayoría de los animales no hacen algo que les consuma energía salvo que haya una recompensa”, dice Dougherty, quien presentó la nueva investigación en la conferencia anual de la Sociedad de Biología Integrativa y Comparativa, en West Palm Beach, Florida.
Por ejemplo, “los despliegues de luces a menudo son utilizados para intentar atraer una pareja o para atraer una presa, y algunos de los despliegues también pueden ser defensivos, como es el caso del (extremadamente venenoso) pulpo de anillos azules”, dice Dougherty.
Iluminando más a la almeja disco
Dougherty y su equipo probaron tres hipótesis sobre el brillo de la almeja: atraer pareja para fertilizar huevos, captar la atención de plancton buscador de luz, o enviar una advertencia a depredadores potenciales.
Los científicos probaron las tres hipótesis introduciendo amenazas, comida e individuos del sexo opuesto en tanques con almejas capturadas y observando cómo reaccionaban los moluscos.
El equipo encontró poca evidencia de que los destellos de discoteca atrajeran pretendientes, ya que la visión de las almejas probablemente es muy escasa para notarlos. Pero las otras dos hipótesis dieron fruto (al menos de forma preliminar).
Cuando el equipo colocó un falso depredador cerca de una almeja disco, su destello aumentó de frecuencia, de 1,5 a 2,5 hertzios, subraya Dougherty. “Por tanto, tiene una reacción realmente obvia ante depredadores potenciales”, precisa.
Cuando se introdujo plancton en el tanque, la frecuencia de los destellos de las almejas disco también aumentó, aunque no tanto.
En ambos casos, "podría decirse que se emocionaron. Se emocionaron o se asustaron", afirma.
Dejando un mal sabor
El equipo se sorprendió al encontrar azufre tanto en los tentáculos como en el manto (la parte carnosa protuberante) de la almeja disco. “El azufre es el ingrediente principal del ácido sulfúrico, que es realmente repugnante para los depredadores”, explica Dougherty.
Para probar aún más la hipótesis del depredador, el equipo metió en el tanque un tipo de crustáceo agresivo, el camarón mantis. Éste comenzó enseguida a actuar de forma extraña: “Tenemos algunas imágenes de un camarón mantis como retrocediendo y después limpiándose partes de la boca, y entrando en un estado catatónico luego de interactuar con la almeja disco”, dice.
Dougherty afirma que esto sugiere que el depredador ignoró los destellos de la almeja y probó algo que no le gustó, como ácido sulfúrico.
Dougherty considera que se necesita más investigación en estado natural para determinar si de hecho el plancton puede ver el despliegue visual de la almeja disco, y si otros tipos parecidos de almejas también secretan ácido sulfúrico.
Eso no representa un problema para Dougherty. “Para mí, el lugar más divertido es bajo el agua, con las almejas”.