Caminos que hacen falta

Se han hecho anuncios de construcción de nuevas autopistas y reparación de caminos nacionales. También localmente se invertirá en infraestructura vial. Tras años de frustraciones, la mirada del ciudadano estará puesta en el cumplimiento de las promesas.

Caminos que hacen falta

Mendoza está postergada en materia vial, tanto en rutas troncales como en calles de uso cotidiano, situación que constituye una gran aspiración de los habitantes que viven en el territorio, así como de los visitantes que lo recorren por turismo.

Al finalizar el mes pasado, el gobierno local recibió la promesa del Ejecutivo nacional de impulsar un plan caminero que debería realizarse hasta 2019.

Ése fue el compromiso que dejaron en la provincia el ministro de Transporte de la Nación y el administrador de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV). Los recursos asignados para los trabajos ascienden a $ 8.284 millones, a invertirse en la recuperación y ejecución de caminos federales.

De ponerse en marcha efectivamente este plan de realizaciones, la industria de la construcción y las actividades conexas tendrán localmente un fuerte impulso dando lugar a una interesante generación de empleo.

En las previsiones hay diversos objetivos, uno de los cuales es elevar la existencia de autopistas en la región que, por sus dobles carriles de marcha, ofrecen una menor propensión a los incidentes de tránsito, factor preocupante por su saldo en víctimas. Una de las más esperadas es la doble vía Mendoza-San Juan a través de la ruta nacional 40.

En territorio mendocino tendrá una extensión de 75 km, desde la calle Constitución (inmediaciones de la aeroestación Gobernador Francisco Gabrielli, en Las Heras, hasta el límite con San Juan). El proyecto contempla la ejecución de una autopista, es decir dos calzadas separadas, con dos trochas por mano, lo que reduce potencialmente la ocurrencia de incidentes de tránsito.

En el comienzo de la traza (a la altura de la terminal aérea) se calcula un tránsito medio anual de 25.500 vehículos diarios de ida y vuelta, y en la zona de linde entre las dos provincias, 4.600 automotores. La expectativa es que este emprendimiento se licite en 2017.

Asimismo se prevén repavimentaciones en las rutas nacionales 143, 144 y 146, además de la continuación del pavimento entre Pareditas y El Sosneado (calculada para agosto de 2018) y actuar en la parte comprendida entre Bardas Blancas y La Pasarela, todo en el sur provincial.

Otra de las iniciativas oficiales es la variante Palmira-Agrelo, que permitirá sacar de la ruta 7 y también del Acceso Sur, un enorme caudal de camiones que van y vienen de Chile. Este proyecto tiene una larga postergación. Se concibió en la década del ’90, se reflotó en 2012, y se asignó su posible inauguración en 2013.

Por ahora reviste las características de un anhelo y podría ver su arranque el año próximo. En cambio, el contribuyente ya está observando la ejecución de la tercera trocha del Acceso Sur, entre el monumento al Cóndor y el carril Rodríguez Peña.

Además de los $ 8 mil millones, la administración que encabeza Alfredo Cornejo agregó otros $ 6.600 millones que invertirá la Dirección Provincial de Vialidad, para mejorar la infraestructura caminera mendocina, muy maltrecha, por cierto. En este renglón se encuentra la muy postergada unión de la ruta provincial 82 (a Cacheuta) con el camino del perilago del dique Potrerillos.

Las obras descriptas son una parte resumida del desarrollo vial publicitado por el gobierno central. No hay por qué descreer de la palabra empeñada pero, desafortunadamente, el mendocino estará más convencido de los anuncios cuando transite por una determinada cantidad de kilómetros reales, que por ahora están en los cálculos y los mapas de los proyectistas.

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