Vencidos los plazos de rigor, los distintos partidos y frentes acordaron sus candidaturas para las PASO provinciales, que se realizarán el domingo 9 de junio.
Un dato interesante que surge es que los dos sectores mayoritarios, tanto el frente oficialista como el conglomerado de partidos que pasa a constituirse en el principal sector de la oposición en el proceso electoral, presentan más de una opción en la fórmula de gobernador y vice de cara a estas elecciones primarias. El disenso, muy especialmente en los sectores que gobiernan, generalmente es importante para limar diferencias o poner a cotejo, como parece que ocurrirá en este caso, estilos de gestión y propuestas para los años venideros. Lo mismo se puede reclamar de quienes pretenden ser opción a consideración de la ciudadanía.
Las restantes propuestas electorales (en Mendoza habrá dos más) generalmente representan, o tratan de captar, el voto de sectores sociales que no se sienten identificados con las iniciativas que surgen de los espacios mayoritarios, que son los que suelen sucederse en alternancia en el escenario electoral de nuestra provincia.
El proceso provincial que se pondrá en marcha con las PASO del 9 de junio, y que concluirá con las elecciones generales del 29 de setiembre, tiene la particularidad de ser el primero que se realiza bajo el imperio de una legislación local que fijó el desdoblamiento definitivo del llamado a las urnas. A partir de esa instancia, es el Ejecutivo el que debe decidir y fundamentar una eventual unificación con el calendario nacional.
En más de una oportunidad se ha señalado desde esta columna editorial que la dirigencia mendocina tenía como gran deuda con la ciudadanía, en el marco del abordaje responsable de una reforma política integral tendiente a una superior calidad institucional, el desdoblamiento electoral definitivo, totalmente apartado de las especulaciones de carácter nacional, más allá de las lógicas influencias y alineamientos, ya que siempre existen hechos puntuales y prioridades que interesan a los mendocinos independientemente de la generalmente voraz apetencia de la dirigencia nacional. Con más razón en los reiterados tiempos de dificultades para la economía argentina, como los actuales, en los que el contexto nacional influye en amplio porcentaje en las especulaciones políticas y en el grado de mayor o menor satisfacción con las autoridades de turno que tienen los mendocinos.
Es de esperar que en el tiempo de debate que se abre hacia las primarias locales no se deje de lado el abordaje de los proyectos que deben interesar a la provincia, tanto desde el punto de vista de la obra pública y el desarrollo, como en lo que atañe a la producción y la inserción económica local en el marco de la situación nacional. Además, sobre la injerencia del Estado en los servicios vitales que debe garantizar a la población en materia de salud, educación, justicia, seguridad, etc. Que resurja ese llamado estilo mendocino de hacer política que muchas veces nos distinguió.
