La vida está repleta de curvas y contracurvas. De giros inesperados y atajos que casi nunca uno sabe adonde van, más allá de que uno decida en que dirección ir. “Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”, escribió una vez el genial uruguayo Eduardo Galeano.
Y Ever Demalde lo habrá leído, porque adoptó esa sentencia como una verdad inapelable para continuar buscando su sueño. “Golpee hasta la última puerta donde yo creí que podía alcanzar mi sueño”, dirá en medio de una charla que tuvo de todo.
La experiencia de la mano de Bielsa tras una carta mágica que le abrió las puertas del profesionalismo, su presente en Arabia Saudita, el fútbol europeo, las inferiores y una frase como guía: “siempre hay que recordar de donde viene uno”.
-La carta a Bielsa, el Olympique, la Selección de Arabia Saudita...
-Son cosas impactantes en la vida de cualquiera. Me cuesta caer todavía en todo esto que estoy viviendo. Siempre fui un convencido de que si uno quiere hacer algo y lucha día a día, dando lo mejor de sí, la vida y Dios te dan recompensa.
-Del amateurismo al profesionalismo, sin escalas...
-El profesionalismo absoluto de todos. Cada segundo de trabajo vale mucho. La exigencia de hacer todo bien, todo el tiempo. Estadios impresionantes, con campos de juego en condiciones maravillosas. Eso es algo que acá no pasa. La dirigencia de los clubes mendocinos no tiene conciencia de la importancia de los campos de juego.
Son muy malos acá y no se puede enseñar a jugar bien al fútbol en campos en malas condiciones. No se puede traer un buen técnico sin un buen campo de juego.
-¿Tomaste conciencia de todo lo que estas viviendo?
-Es difícil caer cuando todo transcurre tan rápido. Estar en todos esos sitios, encontrarse en ese mundo de la elite del fútbol... Es maravilloso. Lo de Francia fue una experiencia hermosa y siempre le voy a estar agradecido a Marcelo (Bielsa) por todo lo que me dio.
Y ahora, en Arabia Saudita, es todo distinto, con nuevas expectativas y sueños. El cambio cultural fue enorme. Es un país completamente diferente. Por suerte me adapté rápido al nuevo cuerpo técnico.
-¿Cuál es tu función dentro del cuerpo técnico de Bert van Marwijk (DT de Holanda en el Mundial Sudáfrica 2010)?
-Tengo que mirar videos, analizar jugadores, los partidos de la liga local, los rivales. El trabajo fuerte es cuando tenemos a los jugadores, en cada fecha FIFA, durante 15 días.
-¿Seguís al fútbol mendocino?
-Sigo el Torneo Federal B. Ahí está San Martín donde jugué toda mi vida. Es un club grande, merece otro nivel. Además, me alegra ver instituciones que crecen, como es el caso de Montecaseros. Hay un proyecto claro, con Mauricio Magistretti a la cabeza, con quien pude trabajar antes de viajar a Arabia Saudita. Es una persona a la que admiro por su calidad humana y por su forma de trabajar
-¿Y el fútbol argentino?
-Lo veo en decadencia. Las categorías menores del seleccionado argentino no logran buenos resultados en la actualidad. Cada día se pega más y se juega menos. No hay tolerancia a los proyectos y existe el miedo a perder. La sociedad está muy exigente y eso conspira.
-¿Cómo siguen los sueños de Ever Demalde?
-(Risas) Vivo soñando. Ojalá algún día pueda dirigir en las mejores ligas del mundo. Es difícil, pero todo es posible en la medida en que uno lo crea. Además, sueño con una familia y poder jugar con mis hijos.