Tenía 18 cuando hizo su primera acción para Greenpeace, metida en un traje de ballena. Un año más tarde se plantaba en el Obelisco disfrazada de pila y a los 20 escaló las paredes del Congreso para protestar contra la basura electrónica. La conocimos a sus 21 años, cuando fue encarcelada por intentar impedir perforaciones petroleras en el Artico. La imagen de Camilla Speziale dio vuelta al mundo y millones de personas pidieron su liberación.
Camila es sencilla, parece una adolescente. Antes de comenzar la entrevista con Rumbos avisa a la familia que va a cerrar la puerta de su habitación con llave para que no la invadan sus hermanitos durante la charla. Son seis hermanos, por eso su hogar está lleno de juguetes y dibujos por todas partes. Le pide un mate a la abuela y da paso a su dormitorio: un arcón de muebles antiguos, un reproductor de películas en Super 8 que planea reparar, un póster de Queen y un placard rosa con mariposas que dan cuenta de su infancia reciente.Se sienta sobre su cubrecama de crochet y mira por la ventana. En el patio, la mamá (una trabajadora social), sus hermanos y un ex compañero de Veterinaria hacen trucos de magia con naipes. El perro se les tira encima, desparrama todo y los gritos resuenan en todo el barrio porteño de Caballito. La chica que estuvo presa en Rusia sonríe y dice que su casa es siempre así de estridente.
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