El cambio climático está teniendo efectos directos sobre las personas, comunidades, regiones y países completos. Uno tras otro se suceden incendios de grandes extensiones, biodiversidad y recursos productivos. Lo mismo las sequías que asolan otrora productivas regiones agrícolas del globo.
Se ha visto que el calentamiento global es la causa del cambio climático, es decir, el aumento de la temperatura del planeta provocado por las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero derivadas de la actividad del ser humano, que provocan variaciones en el clima que de manera natural no se producirían.
La Tierra ya se ha calentado y enfriado en otras ocasiones de forma natural, pero estos ciclos habían sido mucho más lentos, mientras que hoy y como consecuencia de la actividad humana (efectos antrópicos), se están alcanzando niveles que en otras épocas trajeron extinciones.
Este contexto estará presente en la 25ª Conferencia de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), en diciembre próximo y en Chile.
La COP es el órgano supremo de la Convención y la asociación de todos los países que forman parte de ella. Es la instancia donde se toman decisiones y se adquieren compromisos para decidir acciones y medidas concretas. La conferencia de este año tiene como propósito fundamental “atar” los compromisos y criterios para el cumplimiento del Acuerdo de París. Este convenio, suscripto el 15 de diciembre de 2015, asumió compromisos históricos para combatir el cambio climático e impulsar medidas e inversiones para un futuro bajo en emisiones de carbono, resiliente y sostenible.
¿Qué propuso el acuerdo en la capital francesa? Contener el aumento de la temperatura debajo de los 2 grados centígrados respecto a los niveles pre-industriales, con el compromiso de limitar la suba de la temperatura a 1,5 grados. También limitar el calentamiento del planeta mediante la reducción del dióxido de carbono y otras emisiones provocadas por la quema de combustibles fósiles y alcanzar un máximo de las emisiones de gas de efecto invernadero lo antes posible para iniciar con reducciones continuas hasta hallar el equilibrio para la segunda mitad del siglo.
Una de las grandes trabas mundiales para el éxito de lo convenido en París, la hizo el presidente de EEUU al sacar a su país del acuerdo. Pero, la lucha por un planeta más limpio y humanizado debe continuar, y por eso se otorga trascendencia a la COP25.
Asistirán representantes de 197 países y unas 30 mil personas, representantes de gobiernos, organismos internacionales y de la sociedad civil. Es una reunión inédita para Chile que lo pondrá en el centro del interés mediático a nivel mundial, y también tendrá importancia para Mendoza, en atención a la cercanía y a los muy fuertes lazos que tenemos.
Si bien una reunión de este tipo no resolverá los problemas fundamentales que afectan a la tierra, la COP25 puede ser un espacio relevante para que los actores de la sociedad civil expresen y canalicen sus legítimas demandas respecto de cómo les está afectando el cambio climático.
Cuando se fijó el temario del importante encuentro, no había estallado el desastre ambiental en la zona de la Amazonia, y por eso se aguarda que esta afectación del “pulmón verde” sea tratada en el marco de la reunión internacional en Chile.
La catástrofe de la selva carbonizada demuestra que no hay control internacional alguno sobre el medio ambiente.
El problema principal es que suceden las reuniones pero luego no se respetan los acuerdos alcanzados.
Hace falta poner en funcionamiento autoridades supranacionales con poder para sancionar incumplimientos de acuerdos y actuar en situaciones catastróficas.
En ese sentido apunta la propuesta de crear la Organización Mundial del Medio Ambiente impulsada por Alemania y Francia.
Lo hemos dicho en más de una oportunidad, el planeta es uno solo. Lo que hace mal un país perjudica a su propio ambiente y al de los vecinos.
Dirigentes imprudentes guiados por el interés financiero abandonan los tratados alegremente.
Algunas de las consecuencias a veces no se producen de inmediato, otras sí, como los catastróficos fuegos en las planicies y bosques amazónicos.