El ex ministro kirchnerista Julio de Vido quedó a un paso de ser echado de la Cámara de Diputados. Cambiemos y el massismo acordaron aprobar la semana que viene, en sesión especial, un proyecto de expulsión. Si reúnen los números, el ex funcionario dejará de ser diputado y podrá ser citado y hasta detenido por la Justicia, donde enfrenta decenas de causas de corrupción.
El oficialismo sostiene que con ese centenar de causas de corrupción, abiertas durante su gestión de 12 años como ministro de Planificación, a De Vido le cabe la exclusión establecida en el artículo 66 de la Constitución nacional, que determina que con los dos tercios de los votos en sesión se podrá remover a un diputado o senador de la Nación.
Cambiemos quería emitir dictamen de expulsión ayer mismo, en la reunión de la comisión de Asuntos Constitucionales. Pero en las negociaciones con el massismo, que habían empezado el martes a la noche, debió ceder.
Por eso, el dictamen se postergó para el martes próximo, con el compromiso de aprobarlo en sesión el miércoles. Todo en una semana, a 18 días de las PASO.
La figura de “inhabilidad moral” propuesta inicialmente por Cambiemos cambiará por la de “indignidad”, a sugerencia del diputado democristiano cordobés Juan Brügge, y se citará a De Vido a la reunión de la comisión de Asuntos Constitucionales del martes próximo para que pueda ampliar de manera personal el descargo que ayer había mandado por escrito para que, de esta manera, no se violenten ni su derecho a defensa ni el debido proceso.
"Persecución"
De Vido tomó nota de que el objetivo de Cambiemos de echarlo de la Cámara es serio y por eso mandó un descargo. Afirmó que tal trámite es inconstitucional y antirreglamentario, porque no ha sido condenado en ninguna causa por ningún delito. Dijo que sufre una persecución y criticó con dureza al presidente Mauricio Macri, a su gobierno y a la diputada y líder de Cambiemos, Elisa Carrió.
"¿Por qué yo soy enemiga de De Vido? Porque no le debo ningún vuelto, ni me senté en ninguna cena, ni le pedí subsidios, ni negocié ni contraté a empresas con sobreprecios", dijo Carrió, tras la lectura del descargo, y sostuvo que la Cámara baja puede expulsarlo sin que haya condena porque se trata de "una facultad disciplinaria que es soberana".
“No estamos tratando causas judiciales sino un escándalo moral”, aseveró la líder de la Coalición Cívica y recordó que De Vido está denunciado en “cincuenta causas y enfrenta la elevación a juicio de la Tragedia de Once” por la cual murieron 51 personas, en febrero de 2012.
El presidente del interbloque Cambiemos, el radical cordobés Mario Negri, señaló que "la honorabilidad es patrimonio" de la Cámara de Diputados, lo que "no significa que todos los integrantes lo sean" y a eso "hay que demostrarlo".
"Dan asco"
La kirchnerista Diana Conti fue la principal defensora del ex ministro de Planificación: dijo que lo pusieron en un “camino anunciado al matadero, con actuaciones nulas de nulidad absoluta” y que sufre un “escarnio mediático y político y cada tanto judicial”.
También disparó contra Massa, “jefe de Gabinete y por tanto corresponsable como administrador de las acciones del Ejecutivo nacional cuando De Vido era ministro”. “Podría ser traído el martes que viene, aunque todo esto sea de nulidad absoluta, para preguntarle a él algunas cositas”, dijo Conti y señaló que “es más fácil generar un chivo expiatorio, apartar a De Vido, y el resto creerse que son buenos y honestos. La verdad, dan asco”, completó.
Números
Para echar a De Vido, Cambiemos tiene que conseguir los dos tercios de los votos de los presentes en la sesión especial del miércoles próximo.
Si estuvieran presentes los 257 diputados, el oficialismo, el interbloque federal Unidos por una Nueva Argentina (UNA), que lidera Sergio Massa, y el Bloque Justicialista juntan 140 votos. Deberían reunir 172.
Los que rechazarán la expulsión de De Vido son los 73 del Frente para la Victoria-PJ (incluido Carlos Heller, que tiene bloque propio pero es aliado) y los 5 del Peronismo para la Victoria (Movimiento Evita).
En cambio, quienes podrían acompañar al oficialismo son los 8 del interbloque Progresistas (Margarita Stolbizer, el socialismo y Libres del Sur) y el sanluiseño Claudio Poggi, ex hombre de los hermanos Rodríguez Saá y ahora candidato de Cambiemos en su provincia.
Los que todavía no han expresado sus posiciones son 30 diputados: los 6 del Frente Cívico por Santiago (responden al senador y exgobernador radical K Gerardo Zamora), los 4 del interbloque Juntos por Argentina (del ex massista Darío Giustozzi), los 4 trotskistas, los 3 de Compromiso Federal (que responde a los Rodríguez Saá, ahora aliados de Cristina Kirchner), los 3 del Frente para la Concordia Misionero (del exgobernador Maurice Closs), los 2 radicales tucumanos Teresita Villavicencio y Juan Casañas, los 2 los schiarettistas Andrés Guzmán y Ramón Bernabey, y los monobloques que integran Alcira Argumedo, Omar Plaini, Alfredo Olmedo, Héctor Daer, Graciela Caselles y Sandro Guzman.
De cualquier manera, la ley dice que son necesarios los dos tercios de los presentes: las ausencias podrían hacer más ruido que silencio.