Caló apoyó a los gendarmes y después tuvo que desdecirse

El líder de la CGT oficialista asumió y defendió los reclamos salariales de los trabajadores. Luego aclaró que las protestas de los efectivos “no son correctas y generan situaciones peligrosas”.

Caló apoyó a los gendarmes y después tuvo que desdecirse
Caló apoyó a los gendarmes y después tuvo que desdecirse

Antonio Caló comprobó rápidamente lo difícil que es ser oficialista. Ayer asumió al frente de la CGT más cercana al Gobierno, pero tuvo que hacer malabares con su primer pronunciamiento público: “Tenemos que apoyar todos los reclamos salariales de los trabajadores”, opinó cerca de las 16 acerca del conflicto de las fuerzas de seguridad, pero a última hora de la tarde habló con la agencia Télam para aclarar que las protestas de la Prefectura y la Gendarmería “no son correctas y generan situaciones peligrosas”.

“No estamos de acuerdo con este reclamo porque ellos (los gendarmes y prefectos) tienen otros canales que no son la protesta; no son un gremio y por eso deben tener responsabilidad”, agregó el flamante titular de la central obrera kirchnerista.

Fuentes sindicales justificaron que Caló “no tenía mucha información” sobre el tema porque estuvo “largas horas encerrado” en el congreso de la CGT Balcarce y que por eso, cuando los periodistas lo abordaron, hizo “una declaración de apuro”.

Esta primera contramarcha opacó la gran noticia del día para el sindicalismo K (y para la Casa Rosada): en el congreso realizado en el estadio de Obras Sanitarias quedó oficializada la central obrera integrada por los rivales de Hugo Moyano con la presencia, según sus organizadores, de 1.427 congresales pertenecientes a 102 gremios. La conducción, como se preveía, fue un equilibrado reparto de poder entre los tres sectores internos, “Gordos”, independientes y ex moyanistas, que ya se pusieron de acuerdo en lo primero que harán: un pedido de audiencia a la Presidenta.

En su discurso final, Caló insistió en que “defenderá este modelo que está protegiendo a los trabajadores”, pero que no dudará en “hacer ver” los posibles errores a la presidenta Cristina Fernández “con prudencia y con el respeto que se merece”.

“Hoy demostramos que tenemos una CGT unida, que es la que va a defender a los trabajadores”, afirmó el líder de la UOM, que pidió especialmente que hablaran antes de él su secretario adjunto, Andrés Rodríguez (UPCN), del sector independiente, y el secretario gremial, Jorge Omar Viviani (peones de taxis), ex moyanista.

Quizá para agradecer que una parte del Gobierno pugnó hasta último momento para que él ocupara un lugar en un cuarteto de conducción cegetista, fue el primero que mencionó a Néstor Kirchner (“dio su vida para levantar a nuestra patria”) y se ganó una de las grandes ovaciones. Rodríguez alertó acerca de “los golpistas de la élite” y aseguró: “Vamos a defender a nuestro gobierno nacional y popular”.

El reparto de cargos para el consejo directivo se había resuelto anteayer sin mayores problemas, pero ayer costó mucho a los sindicalistas unificar criterios sobre el documento final del congreso. Había dos borradores: uno elaborado por los “Gordos” y otro por los ex moyanistas. El resultado se pareció mucho a un pliego de condiciones que la Presidenta debería tener en cuenta para llevarse bien con su CGT más fiel.

El primer punto es una fuerte defensa del “modelo sindical” como “garante del desarrollo social” (una elíptica respuesta a los embrionarios proyectos de reforma de la ley sindical que impulsan sectores radicalizados del Gobierno). Le siguen clásicos reclamos: la universalización de las asignaciones familiares, “sin topes ni segmentaciones arbitrarias”; el pedido de “una suba extraordinaria de los haberes de los jubilados” y la “normalización de todos los organismos de administración de la seguridad social” para permitir la presencia sindical en sus directorios.

Cada uno de estos puntos fue festejado por las barras, pero el aplausómetro batió records cuando el secretario de Prensa, Héctor Daer (Sanidad), leyó la parte del documento que pide “la exención del Impuesto a las Ganancias para todos los trabajadores convencionados en relación a los ingresos laborales”.

Sobre este tema, negocian funcionarios y sindicalistas: la idea es que Cristina anuncie a la CGT dialoguista que, a partir de 2013, habrá algún alivio en materia de los descuentazos por Ganancias.

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