Caída de las reservas y comercio exterior

El dato es que las reservas en divisas del Banco Central siguen descendiendo. Lo que importa es tratar de entender por qué ocurre tal cosa. En tal sentido resulta notable la forma en que se repiten los errores en la política económica de los gobiernos pop

Caída de las reservas y comercio exterior

Desde el primer gobierno de Perón, en los años cuarenta, se sabe que las inconsistencias en el manejo de la economía terminan al menos en dos serios problemas: inflación y crisis del balance de pagos, con la consecuente caída de las reservas del Central.

Frente a estos resultados, en 1952, Perón rectificó su política adoptando medidas para controlar la inflación y estimular las exportaciones agropecuarias, castigadas en los años anteriores. En los dos objetivos logró buenos resultados inmediatos.

Con sesenta años de experiencia se podría pensar que este gobierno haría algo parecido, en tanto es heredero política y culturalmente de aquel otro; lamentablemente, tal rectificación no se vislumbra en el horizonte. En consecuencia, procede tratar de entender cómo está funcionando la economía en relación al comercio exterior, las reservas y las posibles consecuencias.

A esta altura es evidente que la política del rebenque y la coacción, el cepo cambiario y la presión sobre los exportadores, no  logró su propósito de que aparezcan dólares. Lo que ocurre con las reservas en divisas del Banco Central es el síntoma claro de ese fracaso.

De un máximo de 52.000 millones de dólares alcanzado en enero de 2011 han descendido a los actuales 37.000 millones; en el transcurso de dos años y medio se han perdido 15.000 millones. Una pregunta es a dónde se fueron, y la respuesta es la salida de capitales a pesar de las prohibiciones, al pago de deudas, esencialmente a la compra de energía (hoy el agujero negro de la economía)y a estimular el turismo y las compras en el exterior de los argentinos con tarjetas de crédito solventes.

Es importante tener en cuenta la función principal de las reservas en un sistema monetario inconvertible como el actual. No es la relación de las reservas con la cantidad de pesos en circulación lo primordial; esa relación es válida para quienes analizan las expectativas de devaluación hacia el futuro.

El rol fundamental de las reservas en un sistema inconvertible radica en la capacidad de financiar las importaciones que el funcionamiento de una economía en crecimiento requiere.

Aquí aparece lo que hace medio siglo se denominó con precisión el estrangulamiento externo de la economía, esto es la situación en la cual el país no cuenta con las divisas necesarias para importar los bienes, insumos y bienes de capital necesarios para el buen funcionamiento de la economía.

Los números mandan: hace dos años las reservas alcanzaban para financiar un año de importaciones; ahora, apenas seis meses; consecuencia, el gobierno cada semana restringe más las importaciones y ahoga a los sectores que necesitan insumos para poder producir.

Un dato relevante a tener en cuenta es que, de todos los países de la región, el único que pierde reservas es la Argentina, mientras todos nuestros vecinos las han acrecentado considerablemente.

También aquí la respuesta es clara: el Banco Central no sólo no aumenta las reservas sino que las pierde porque la política del gobierno desalienta las exportaciones, con un tipo de cambio retrasado en relación al incremento de costos en dólares.

La economía agroindustrial exportadora de Mendoza es el mejor ejemplo del daño que provoca esa política. Pero además el cepo cambiario impide a las empresas remesar utilidades a sus países de origen y, por tanto, nadie trae dólares a un país de donde luego no los puede sacar. Hasta los organismos internacionales de crédito han restringido sensiblemente los préstamos al país por las restricciones cambiarias y de todo tipo.

El resultado es un círculo vicioso donde cada día ingresan menos dólares, hay menos oferta, ni siquiera el “blanqueo” parece aportar mucho y la demanda de dólares sigue creciendo. El estrangulamiento externo afecta ya severamente la posibilidad de un crecimiento aceptable de la economía. Es imprescindible cambiar profundamente para evitar una crisis importante.

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