Para los nostálgicos no hay como tomar un café en un bar -mejor si es ese de siempre, que tantas anécdotas e historias encierra-, siguiendo todo un ritual que no suele repetirse en otro espacio.
Sin embargo, cuando el tiempo apremia o cuando la billetera ya no está tan abultada como antes, hay ciertos hábitos que mutan. Y esto es lo que ocurre actualmente con el café para llevar.
Esta modalidad cada vez suma más adeptos, y si bien los empleados y dueños de las confiterías de Mendoza destacan que todavía no puede ni compararse en cantidad con aquellos que se quedan a disfrutar de la bebida in situ, lo cierto es que la tendencia de llevarse el café para beberlo en el camino o directamente en sus lugares de trabajo está en alza.
“Ha crecido muchísimo en el último tiempo el café para llevar. Acá hay muchas oficinas, entonces la gente para, compra el café y lo lleva. Incluso, muchos de ellos son clientes fijos”, destacó Darío, del Café Martínez ubicado en el Barrio Bombal.
Al igual que la mayoría de los empleados consultados, el trabajador de esta sucursal adjudicó este auge a dos motivos concretos: es más barato que consumir el mismo café en el local, mientras que mucha gente ya no tiene tiempo para acomodarse en una silla y destinar aunque sea unos pocos minutos a relajarse y acomodarse en el bar.
“En toda la mañana puedo tomarme -como mucho- 10 minutos para relajarme y descansar. Si tomara el café en el bar, en esos 10 minutos con suerte el mozo alcanza a preguntarme qué quiero tomar. Prefiero llevarme el café y tomarlo caminando, o sentarme aunque esos minutos en la plaza y que mi cabeza deje de maquinar un rato”, contó Gabriel (32), un abogado mendocino que durante la mañana disfrutaba de un café de Starbucks en la Plaza España.
En algunos bares de calle Pedro Molina directamente ofrecen un servicio de delivery para que quienes trabajan en los estudios ubicados allí puedan disfrutar del café en su ligar de trabajo, sin interrumpir reuniones u otros quehaceres.
“Los clientes son los mismos de siempre, si hasta los menúes tienen de nombre el apellido de quienes los piden”, destacó Bárbara Gorriz, del bar La Cafetería.
Tomo y me voy
La reciente inauguración de dos locales de Starbucks en el centro mendocino les vino como anillo al dedo a aquellos que ya se han acostumbrado a comprar o tomar un café “al paso”.
Sin embargo, esta opción es algo que también ofrecen desde hace tiempo otras franquicias -como McDonald's, Balcarce, la ya nombrada Martínez- y hasta los tradicionales cafés mendocinos.
El Jockey Club, por ejemplo, tiene una ventanilla habilitada en la esquina de España y Espejo para que aquellos que quieran llevar su infusión ni siquiera se vean obligados a tener que entrar al local y lo compren directamente en la vereda.
“Cuando puedo, vengo a tomar el café al bar ya que además de ser el café más rico que he tomado, el lugar encierra toda una mística. Generalmente trato de venir y quedarme un rato los viernes. Pero el resto de la semana, camino al trabajo compro uno para llevar cuando puedo”, contó Jorge, mientras ayer llevaba uno de estos cafés en la mencionada esquina.
“El hábito del café para llevar viene creciendo año tras año, y ya podemos decir que es una tendencia que se ha instalado. Quienes hoy lo piden de esa manera, lo hacen no tanto para ir tomándolo mientras caminan, sino para llevarlo a su trabajo y muchas veces compartirlo. Son clientes que valoran la practicidad del servicio, y el hecho de no perder valiosos minutos por la mañana para empezar bien el día”, Luis Zambonini, socio de McDonald´s para los mercados de Mendoza y San Juan.
Además, resaltó que principalmente se observa esta tendencia en los McDonald's céntricos, área donde se concentran la mayor cantidad de oficinas y comercios.
Pensando en esta modalidad, en la firma las opciones de menúes de desayuno están disponibles para ser consumidos fuera de los locales, mientras que en el segmento de café express y pastelería artesanal (McCafe), también han incorporado la opción “to go”.
“La gente que compra el café para llevar lo hace porque es más barato -principalmente-, aunque también están los que tienen poco tiempo. Desde lo económico, resulta más conveniente ya que el café de paso cuesta 24 y 28 pesos -según el tamaño-, mientras que el más barato en mesa sale 28 pesos. Además, el de 28 pesos para llevar rinde dos veces el tamaño del de 33 que se toma en el lugar”, destacó a su turno Yésica, del local de Balcarce ubicado en calle Rivadavia.
“Tenemos la opción 'Take away' con distintos tamaños y promociones, porque sale mucho. Si bien el Bombal es una zona residencial, hay muchas oficinas y quienes llevan el café son siempre los mismos y ya hasta sabemos que piden. El café mediano con un acompañamiento para llevar sale 45 pesos, mientras que tomar ese mismo café acá sale 52 pesos (es en pocillo y con la atención del mozo)”, agregaron desde la sucursal de Café Martínez de Yrigoyen y España (barrio Bombal).
Allí el 'take away' (para llevar) que más sale es el de 45 pesos -mediano-, mientras que el grande cuesta 48 pesos. El chico -43 pesos- no tiene mucha demanda, ya que por apenas 2 pesos más uno compra el medio.
Otro de los bares mendocinos que ofrece esta opción es La Liga (calle Garibaldi). “Es un bar que tiene 40 años ya, por lo que la mayoría de los clientes son fijos y no compran mucho el café para llevar. Quienes lo hacen, se inclinan porque es más económico ya que es un café de filtro y no de máquina. El café para llevar -con una tortita o factura- cuesta 12 pesos, mientras que el café chico en el bar sale 20 pesos. Lo que más tira es el precio, y que es gente de paso quien lo consume”, destacó Cintia, cajera de ese bar.
A domicilio
La calle Pedro Molina es -por excelencia- zona de abogados. En esta vía abundan las oficinas y estudios jurídicos, al igual que bares y confiterías que son frecuentados permanentemente por estos profesionales.
Esto lleva a que la mayoría de la clientela de esos bares sea fija, siempre la misma. Y en algunos locales han instrumentado una especie de delivery de cafés.
“Acá casi ni se usa el café para llevar porque nosotros se lo llevamos directamente a las oficinas. Es increíble cómo se mueve el delivery, ya que la gente desayuna en el trabajo o tiene reuniones con café express. Los menúes tienen los nombres de la gente a quienes los llevamos, ya que piden siempre lo mismo”, acotaron desde el bar La Cafetería (calle Pedro Molina).