La retracción de la demanda de bienes intermedios y finales, la presión tributaria, el fuerte peso de los costos asociados a los salarios y una situación de desfinanciamiento imposible de salvar por el alto costo del crédito, entre otros factores, vienen empujando hacia abajo la actividad del sector maderero.
El escenario es común en todo el territorio nacional, y en prácticamente todos los ámbitos de negocios. Aunque las particularidades de ciertos subsectores y su participación relativa en determinadas zonas del país los sitúan en condiciones más comprometidas aún, con cierre de establecimientos y pérdidas de puestos de trabajo por encima de la media nacional que surge de los registros formales.
Los problemas, que afectan a los establecimientos que centran su actividad en el mercado interno y también a los que logran salir con sus productos al exterior, fueron planteados -expresamente algunos, y de manera informal otros- durante el 130° Congreso Nacional Maderero, realizado la semana pasada en Mendoza.
En ese marco, y en diálogo con Fincas, Pedro Reina, presidente de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (Faima), revelaba que "todos los sectores, desde la producción forestal hasta la de bienes finales, están con caídas que van del 30% al 35% de las ventas".
Recordaba que "ya en el último trimestre de 2013 empezó a verse una caída, que se profundizó con la devaluación y el aumento de las tasas de interés".
Fueron factores que "entraron a jugar negativamente, porque la demanda acusó enseguida el shock del aumento de precios". La realidad de la industria maderera de Mendoza no es sustancialmente distinta de la que se registra a nivel nacional, pero muestra algunas particularidades.
Independientemente de los problemas que tienen las empresas con actividades comunes a las de sus pares de otras provincias, los establecimientos con actividad más orientada a proveer al sector agrícola muestran retrocesos mayores.
Caídas muy fuertes
Uno de los subsectores de la industria maderera mendocina que en mayor medida está sufriendo la retracción de la actividad es el de impregnación de madera para viña y parral.
La gravedad de la situación ameritó el abordaje del tema en el marco del Congreso realizado la semana pasada en Mendoza. El vicepresidente de la Asociación de Empresarios Madereros y Afines (Adema), Sergio Videla, reveló que "analizamos con funcionarios del gobierno de la Provincia y representantes de los productores, la difícil coyuntura de la industria vitivinícola y el impacto que tiene en nuestra actividad".
Videla, que está abocado a ese rubro en su establecimiento ubicado en Maipú, señala que es un año difícil para el sector vitivinícola. Afirma que "las ventas de madera impregnada han caído alrededor del 60% y no reaccionan.
Con la inflación alta y la caída de rentabilidad, el productor tiene frenadas las inversiones, por lo que nuestro sector proveedor de madera impregnada está acompañando -hacia abajo- este ciclo de la vitivinicultura".
Por otra parte, en "postes para tendido eléctrico y de redes telefónicas estamos teniendo una caída de entre un 30% y un 35%, porque la inversión pública en este sector -aunque no se ha parado- también ha disminuido".
El otro subsector que ha sentido muy fuerte la caída de la actividad es el de los aserraderos, tanto en la producción de pulgadas para la construcción como en la fabricación de cajones para envasar productos agrícolas.
En este último caso, las fuertes pérdidas ocasionadas por las heladas de la pasada primavera asestaron un duro golpe a los "cajoneros", que ya venían jaqueados por la competencia de los envases de otros materiales, como el cartón o el plástico.
Eduardo Álvarez, de Aserradero Don Nicola de Las Heras, asegura que "está todo prácticamente parado". Explica que "en Mendoza, durante todo el otoño y el invierno el aserradero de álamo produce las pulgadas en verde, las tablas y los tablones que ponemos a secar a la intemperie y en primavera-verano empezamos a producir las tablitas para armar los cajones para frutas y hortalizas de estación".
Aclara que en su caso, "como no tenemos tanto personal, las proveemos a otros aserraderos que tienen más gente y arman los cajones. Pero esta temporada que pasó anduvo muy mal, primero porque la helada quemó la fruta de carozo, después se atrasó la uva y la temporada de cajonería terminó un mes y medio o dos meses antes".
Y agrega: "Los aserraderos que siempre se dedican a hacer cajones se pusieron a hacer pulgadas de álamo y el mercado se complicó todavía más". Lo cierto es que "de un año para el otro, la actividad tiene que haber caído entre un 30% y un 40%".
Gente sin trabajo
Sobre la eventual pérdida de puestos de trabajo, Pedro Reina dice que "las empresas están tratando de mantener a sus empleados".
Ello, a pesar de la acotada capacidad de respuesta de la mayoría de ellas, porque revela que las empresas grandes son absoluta minoría en el negocio y que entre el 95% y el 97%, son establecimientos con sólo 7 u 8 personas.
Es que en estas actividades "la mano de obra tiene una cierta especialización", por lo que "tienen que darse situaciones muy graves como para que uno se desprenda de gente que tardó muchos años en formar".
Concluye entonces que "por ahora no hay un efecto negativo en términos de despidos". Reconoce, sí, que "horas extras no hay más" y que "puede haber alguna suspensión temporal".
Sergio Videla coincide en que, en Mendoza, las empresas están haciendo todos los esfuerzos necesarios para mantener el equipo de personal capacitado (por el alto costo de formar un operario)".
De manera que "se están tratando de sostener las estructuras fijas". Según datos de Adema, se han perdido algunos puestos de trabajo porque hay 6 o 7 empresas que han cerrado, el 1% de las que registra el sector en la provincia, pero no se descarta que en los próximos meses más gente pueda quedar sin empleo.
Por lo pronto, muchos establecimientos han eliminado las horas extras. Pero si bien el desempleo todavía no impacta visiblemente en las industrias productoras de bienes finales, "las empresas que habían tercerizado trabajos han reducido al mínimo esas contrataciones", advierte Videla.
Se estima que los servicios tercerizados representan, en promedio, hasta el 25% de la fuerza laboral necesaria para lograr varios de los bienes finales producidos por la industria maderera local.
Así, cabría inferir, ya que no hay cifras oficiales sobre este punto, que la pérdida real de puestos de trabajo -más indirectos que directos, en lo formal- podría situarse por encima del 20%.
Eduardo Álvarez, por su parte, comenta: "Estoy trabajando yo con un solo empleado y tengo dos chicos que a fin de julio van a cumplir los seis meses de práctica de un plan de capacitación. Pero para seguir con ellos debería dejarlos efectivos, y no puedo porque es imposible hacer frente a todos los costos asociados al salario".
Revela que "hoy hay muchos aserraderos parados, colegas míos con establecimientos de diez empleados, que se han fundido porque el 931 (formulario de la AFIP para liquidar cargas patronales, aportes previsionales, etc.) los terminó hundiendo".
Asegura que durante 2013 y en lo que va de 2014 han cerrado varios aserraderos porque hoy no es rentable tener empleados. Apunta que 2 ó 3 de San Rafael han hecho cabañas y se han dedicado al turismo.
En General Alvear conozco uno que cerró, en Maipú tengo un amigo que tenía 10 ó 12 empleados y cerró, en Las Heras conozco 2 ó 3 también".
Resume que "cuando a uno le quedan estibas de madera seca puede seguir un tiempo pero como lo que produce una empresa chica alcanza para subsistir, cuando se acaba la madera no hay capital para reponer ese material y hoy una pequeña empresa no puede ir a pedir prestado a un banco".
Cuestiones por resolver
Pedro Reina señala que "las soluciones hay que buscarlas para adentro y hacia afuera de las empresas". Entre estas últimas destaca la necesidad de "modificar el sistema de derechos y reintegros a las exportaciones del sector".
Apunta que las ventas al exterior del sector maderero están gravadas hoy con un 5%, y tienen asignado un reintegro del 6%. "Pero -apunta el empresario- el 5% hay que pagarlo cash, y tenemos que esperar, rezándole a cuanto santo hay, para que algún día paguen el 6%".
Por eso "partimos de la base que hay que llevar todo a cero; aliviar así el peso financiero adicional que (esta situación) implica para las empresas", al tiempo que solicitan "reintegros de hasta el 15%", según el bien exportado.
Esta demora en la obtención de reintegros sumada a la que deben soportar para encontrarse con el IVA, impacta fuerte en la capacidad financiera de las firmas exportadoras, que, al igual que sus pares que operan sólo en el mercado interno, deben afrontar el creciente costo del crédito para poder seguir operando.
Sobre este punto, dice que "las tasas de interés son otro tema que estamos tratando de resolver, porque hay préstamos para actividades productivas promovidos por el Gobierno, pero los bancos aducen que no hay cupo, y por otro lado les piden al Banco Central que los exima de las sanciones por no prestar la totalidad de lo que deberían".
El presidente de Faima añade que "en estas situaciones de crisis, aparecen adicionalmente los problemas para asumir todos los costos asociados al salario, que afectan sobre todo a las empresas pequeñas y medianas".
Por otra parte, Reina reclama por "los altos costos de flete, porque las fuentes de aprovisionamiento están, mínimo, a mil kilómetros de distancia de los centros de manufactura".
De manera que "ahí hay un problema muy serio de costos de logística, y esto también inhibe las exportaciones, porque la materia prima hay que convertirla en tablas, llevarla al puerto de Buenos Aires y de ahí a China, por ejemplo (que se ha convertido en el primer importador de madera argentina de pino en tablas)".
Piden promoción de viviendas de madera
Representantes de las veintisiete cámaras asociadas a la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (Faima) participaron en Mendoza del 130° Congreso Nacional Maderero, que tuvo por anfitrión a la Asociación de Empresarios Madereros y Afines de la provincia.
Asistieron al encuentro -que volvió a convocarse aquí luego de una década- empresarios de toda la cadena de valor de la madera, que integran las cámaras asociadas a la Federación.
Desde la entidad nacional, se informó que el sector propone la promoción de viviendas de madera en los planes oficiales; incluir a los muebles en los créditos hipotecarios del Procrear; continuar trabajando con organismos especializados en las técnicas de gestión del proceso logístico integrado y profundizar los estándares de calidad, diseño y utilización de normas técnicas, entre otras acciones.
Datos del sector
Según datos suministrados por Faima, la cadena de valor maderera involucra unas 15.200 empresas en todo el país (el 78% son pymes) y alrededor de 158.000 puestos de trabajo, que generan el 5,9% del valor bruto de la producción industrial nacional.
En Mendoza son cerca de 700 empresas que emplean a 3.500 personas en forma directa y dan trabajo en forma indirecta a otras 1.500.
Del total de las empresas del sector de la madera en Mendoza, el 55% se ocupan de la producción de bienes finales y el 22% son aserraderos, mientras que el resto son carpinterías. El sector representa el 2,5 % del Producto Bruto Geográfico Provincial.