Unidos en un mismo sentimiento, se reunieron muy cerca de ella, guardaron silencio, compartieron el dolor, oraron y juntaron sus manos para rogar al cielo por su salud.
Anoche, en la explanada del hospital Central, estuvieron todos: los que la conocen de la escuela y sus amigos del club; sus padres y familiares más cercanos; los que se rieron con ella, sus compañeros del colegio y aquellos que con todo el amor esperan verla recuperarse pronto. Es que si hay algo que Eugenia Alaniz (16) ha sabido lograr a lo largo de su vida es, justamente, hacerse querer por todos.
Tal vez por eso, ayer esa energía se coló por la ventana de su habitación del sexto piso donde se encuentra en estado muy delicado desde hace una semana,
luego de sufrir un accidente en la pileta del Gimnasio Municipal N° 1 de Ciudad
, mientras realizaba una práctica de natación en el marco de los entrenamientos previos a las competencias del deporte que practica desde niña. De acuerdo al diagnóstico de los médicos, tras el traumatismo en la zona cervical que lesionó su médula espinal, Eugenia no puede mover los brazos ni las piernas y permanece lúcida y consciente.
Al menos 200 personas asistieron a la convocatoria organizada por sus amigos en la puerta del hospital, pasadas las 19. Fue justamente su mejor amiga, Rocío Izaguirre (17), quien difundió la idea de reunirse a orar a través de las redes sociales. "Tiene muchas ganas de vivir;pide que todos recemos por ella; esto es lo que quiere, que estemos unidos", aseguró la chica, aferrada a la fe. "Creo en Dios y en los milagros y sé que mi amiga va a estar bien", expresó con esperanza.
Los que han crecido junto a Eugenia saben bien que la chica no se deja caer y que siempre, con optimismo, ha sabido ganarse el afecto. "Siempre se ha esforzado por todo. Es una excelente persona y por eso estamos acá. Queremos que mejore pronto", expresó Florencia Lluebero (15).
Junto a Agostina Pistis (16), "Flor" compartió con Eugenia los años de la escuela primaria en el DAD. Las adolescentes recuerdan cuando ella llegaba al curso con el cabello todavía húmedo, luego de haber asistido a sus clases de natación.
"Siempre estaba con una sonrisa y se llevaba bien con todos", comentaron las chicas y agregaron que la noticia acerca del accidente de su amiga "fue muy chocante. Nunca nos hubiéramos imaginado que podría pasarle algo así".
El diácono del Arzobispado de Mendoza, Sergio Vallone, tuvo a cargo la celebración de una oración para pedir a Dios por la salud de Eugenia. Mientras los presentes guardaron silencio y se tomaron de la mano, se pidió con firmeza que "Jesús interceda para su sanación".
Muy cerca del representante de la Iglesia Católica, se encontraban los padres de la adolescente que, unidos de la mano prefirieron, ante todo, el silencio y así poder vivir ese momento de oración e intentar mirar hacia adelante para dar fuerzas a su hija.
El sábado, el caso de Eugenia se dio a conocer en primera instancia a través de Facebook, donde sus allegados reflejaron sus deseos de ver que la chica mejore.