No es sano para nuestra democracia lo que sucede en algunos departamentos con las reelecciones de los intendentes. Que en 35 años hayan pasado sólo tres jefes comunales en San Carlos, el departamento que vio nacer al actual gobernador, o cuatro mandatarios en otros, muestra todo lo que nos falta avanzar. Los mecanismos para solucionar estas situaciones están, pero la política todavía no decide aplicarlos; será que no está bien meterse con los beneficios de la “corpo”.
Siempre lo que sucede en los municipios es importante para la institucionalidad de Mendoza, porque, como sabemos, son el contacto más cercano y directo que tiene la gente para vincularse con el gobierno.
Nadie discute la legitimidad de los caciques, pero no es bueno que se eternicen en el poder. Que haya un funcionario manejando un departamento durante 17 años es preocupante. Si el sistema naturaliza que haya personas que sean los “dueños” de las comunas, se hace difícil pensar en una mejor democracia con rotación de personas y partidos en los cargos públicos. Funcionar de esta forma no es pensar en la gente.
