Tuvo su festejo en casa. La terminal de colectivos fue el punto de encuentro para que familiares, amigos, allegados y simpatizantes se reunieran en pos de brindar una calurosa bienvenida al nuevo campeón del automovilismo nacional. Desde la esquina de las avenidas Tucumán y Alem partió la caravana del festejo.
Arriba de una autobomba de los bomberos voluntarios de Palmira, luciendo la enorme copa obtenida en el autódromo de Concepción del Uruguay tras el heroico triunfo que lo llevó a la gloria, Emmanuel Cáceres recorrió las calles de San Martín, departamento que lo vio nacer y cuyos habitantes estuvieron pegados a la pantalla del televisor para seguir el accionar del flamante monarca de TC 2000.
Haciendo posible lo imposible, Peluche se metió en el rico historial de la categoría y desde el pasado sábado respira tranquilo, sabiendo que consiguió la corona que soñaba desde chico. A sus 25 años de edad, el ganador de tres competencias en la actual temporada cerró un año inolvidable aunque ya piensa en 2016.
"Voy a pintar el número 1 en el Honda Civic para defender el título en el próximo campeonato", arrojó Cáceres minutos antes de subirse a la autobomba -con banderas luciendo los colores rojo y blanco- que terminó su recorrido en la plaza departamental de Junín, teniendo en cuenta el apoyo que su intendente Mario Abed brindó al volante del PSG16 Team desde mitad de calendario.
Saludado por todos, Peluche se mostró emocionado por el recibimiento. "Esto es increíble. Aún no caigo. Había celebrado los triunfos comiendo asados con los que siempre me acompañan, pero festejar con mi pueblo es único. Este momento no lo olvidaré jamás; agradezco a todos", afirmó con sus ojos llenos de lágrimas, al mismo tiempo que extendía su mano derecha al ser felicitado.
Su llegada se hizo esperar más de la cuenta. Es que el integrante del PSG16 Team debió cumplir con la visita a programas radiales y televisivos de Buenos Aires y recién pudo arribar ayer en horas de la tarde.
"El domingo estuve en Santa Fe porque me reuní con familiares de mi novia y luego cumplí con notas a diferentes medios", comentó quien bajó de un Mercedes Benz conducido por Aldo Sánchez (otro de sus auspiciantes) antes de recibir el afectuoso cariño de la gente.
El clásico "dale campeón" se escuchó a los cuatro vientos, las bombas de estruendo, los redoblantes y el cálido aplauso de aquellos que observaban su paso no faltaron durante la vuelta triunfal de Peluche. "Esto es mérito de mi familia, especialmente de mi viejo que me apoyó tanto en las buenas como en las malas", arrojó quien llegó a la duodécima y última fecha como el quinto en discordia y terminó dejando con la boca abiertas a sus rivales.
Sus amigos aprovecharon para estrenar las remeras con el número 1 y el nombre de Peluche campeón de TC 2000 estampados. Hasta incluso pintaron una camioneta con aerosol haciendo alusión al campeonato conseguido. "Esto es una fiesta. Fueron muchos años de sacrificio, de remarla. Ahora, siendo campeón, mi objetivo es seguir en la divisional", expresó en el mismo momento que sonaba la sirena.
El trofeo de campeón ya está en las vitrinas de Peluche. Los sanmartinianos inflan el pecho porque saben que otro volante nacido en sus tierras hizo historia. Para Cáceres es momento de disfrutar. Bien merecido lo tiene.
Acostumbrados a las caravanas
La última vez que San Martín se volcó a las calles para recibir a un piloto fue cuando Bernardo Llaver triunfó en los clásicos 200 Kilómetros de Buenos Aires. En la edición de 2010, disputada el 7 de noviembre, Berni triunfó junto a Mauro Giallombardo en aquel histórico 1-2-3 del Toyota Team Argentina en el autódromo Oscar y Juan Gálvez de Capital Federal.
Dos días después, el actual piloto de TC Pista fue recibido por su gente en el edificio municipal. Al bajar del colectivo que lo trasladó desde el ingreso a la ciudad esteña, Llaver también festejó arriba de una autobomba junto a sus amigos.
