"La sociedad de trabajo y rendimiento no es ninguna sociedad libre". "La depresión es una enfermedad narcisista". "El dataísmo se muestra como un dadaísmo digital". "En general, el dataísmo adquiere rasgos libidinosos, incluso pornográficos. Los dataístas copulan con los datos".
Frases al azar que salieron, alguna vez, de Byung Chul Han: 59 años, surcoreano radicado en Alemania. Ciertamente, su historia viene de muy lejos, cuando le mintió a su padre (que no lo iba a dejar estudiar filosofía) y viajó a Europa.
En su país de origen estaba vinculado al oficio metalúrgico, aunque luego se dedicó a sacar chispas de otra forma, con el pensamiento: "Sigo armando cosas, pero no soldando el hierro. Pensar es como armar. Y pensar puede ocasionar también explosiones. Pensar es una actividad más peligrosa", ha dicho en entrevista con la revista alemana Zeit-Wissen. Sea como fuere, la filosofía estaba casi impresa en su nombre: "Chul-Hak" significa en coreano "ciencia de luz".
En el último lustro Byung Chul Han se ha convertido en un suceso editorial en todo el mundo. Es así un filósofo extraño (¿un best seller?).
La clave de que todos quieran leerlo no tiene que ver sólo con lo que dice: es uno de los críticos más demoledores del capitalismo y de la cultura digital. Tiene que ver también en cómo lo hace.
Porque lo suyo parece un método: editar ensayos cortos uno tras otro, con un pulso rápido y enfocando temáticas acuciantes (la mayoría de ellos se conocieron en español a través de la editorial Herder).
Y aunque sus razonamientos pueden pecar a veces de apocalípticos e incluso de poco rigurosos, siempre saben envolverse de una retórica efectiva (¿y efectista?). Todos quieren citarlo, y sus frases se viralizan por esa web que él tanto cuestiona.
Se sirve de todo el pasado intelectual. Estudió especialmente a Heidegger y Hegel, aunque bebe de los posestructuralistas y los filósofos italianos contemporáneos. De Zygmunt Bauman aprendió lo didáctico, y así como muchos se sienten con la libertad de "licuar" todo con él, con Chul Han aparecen nuevas categorías: "sociedad de la transparencia", "sociedad del cansancio","psicopolítica" y muchas otras fueron acuñadas por él y sirven para diagnosticar el mundo actual.
Un aura pesimista recubre sus reflexiones. A veces, hay frases que golpean con brutalidad. Un mazo, un puño. Aunque siempre iluminan. Sumando su estilo de pelo largo, su campera negra de cuero, ese aire de sujeto codiciado y huidizo, hacen que sea un extraño filósofo superstar.