En los distritos Puente de Hierro, Colonia Segovia y Las Violetas -todos de Guaymallén-, y en la zona limítrofe entre ese departamento y Lavalle, viven cerca de 15.000 personas y es una de las zonas donde más ha crecido la población durante los últimos años. Todos estos distritos se encuentran en lo que se denomina zonas rurales y, al momento de necesitar atención primaria de salud, estas personas recurren al microhospital Puente de Hierro.
Sin embargo, desde hace ya varios meses este efector cuenta con serios problemas que van desde la falta de insumos -moneda corriente en todos los hospitales y el sistema de salud de la provincia- hasta falencias edilicias, pasando también por la situación laboral de los casi 80 trabajadores a quienes se les prometió, durante el fin de la gestión pasada, que se los pasaría a planta y aún aguardan.
Durante la mañana de ayer, el nuevo ministro de Salud, Rubén Giacchi, y el intendente de Guaymallén, Marcelino Iglesias, recorrieron las instalaciones del lugar intentando llevar tranquilidad a pacientes y trabajadores, al tiempo que se comprometieron a subsanar la crisis de insumos, continuar con la construcción del nuevo edificio para el hospital y a pasar -en un primer momento- a todos los trabajadores profesionales a planta del Ministerio de Salud.
Los administrativos, en tanto, continuarán bajo la órbita de la comuna -aunque la idea a futuro es que todos sean empleados de Salud- y esta situación generó varios descontentos y cruces entre los trabajadores.
“Una vez cada 15 días vengo, ya sea por mí o por mis hijos. Vivo en Colonia Segovia y es todo un viaje. Pero durante semanas vine y me encontraba con que estaban de paro por los sueldos, por las condiciones. Se necesita algo urgente; que los políticos escuchen nuestros reclamos y los atiendan. Acá vienen muchos niños y ancianos”, destacó María (64), una de las tantas pacientes que estaba durante la mañana de ayer en el microhospital.
Tanto Giacchi como Iglesias y los trabajadores del lugar cargaron contra el ex intendente Luis Lobos y la gestión saliente a nivel provincial. “Los trabajadores han sido engañados durante mucho tiempo. Quiero que sepan que la intención del Ministerio de Salud es, a la larga, pasar a todos los empleados del microhospital a la órbita del ministerio (administrativos y profesionales). Pero estamos revisando lo que dejó la anterior gestión, porque en la lista de cargos a nombrar que dejaron para este hospital habían 134 personas, cuando en realidad no llegan a 80 los trabajadores. El problema es que Lobos metió gente en la lista para acomodarlos, en una de las tantas irregularidades de la gestión anterior”, explicó el ministro de Salud.
Precario
El microhospital Puente de Hierro -ubicado en este distrito rural de Guaymallén- cuenta con un servicio de guardia médica permanente, así como también consultorios de clínica médica, pediatría, clínica quirúrgica, ginecología, odontología, fonoaudiología, nutrición y psicología. Además tiene un laboratorio de análisis clínicos, farmacia y servicio social.
Dada su ubicación -y teniendo en cuenta que el hospital más cercano es el Sícoli (Lavalle)-, es un efector de salud estratégico para los vecinos de los distritos del lugar.
Durante los últimos meses, la situación en Puente de Hierro se oscureció. Es que las crisis política y económica no le fueron ajenas al microhospital, y los problemas comenzaron a evidenciarse en la infraestructura y en la atención.
“Una semana vine casi todos los días y, como llegué, me tuve que ir. Igual fue por la circunstancia del paro, pero la verdad es que los médicos acá trabajan muy bien, dejando todo. En invierno, con el frío es imposible trabajar. Pero lo hacen”, acotó a su turno Lorena, otra vecina la zona.
En el lugar, pese a que se ha restablecido la atención, puede leerse todavía carteles en las ventanillas con leyendas como “Salud en crisis” o “Faltan insumos”.
“Este microhospital se crea después del terremoto de 1985. Aquí funcionaban módulos de Ecogas, que quedan a cargo de la Municipalidad. El tema es que en ese momento, el hospital recibía apenas 20% de la cantidad de gente que recibe ahora. Si bien se le han hecho algunos arreglos, el lugar está colapsado y no soportaría ninguna habilitación. Por eso es que vamos a retomar la construcción del nuevo edificio, ubicado a 300 metros”, destacó Iglesias durante el recorrido de ayer.
Las obras en el nuevo edificio comenzaron el año pasado, pero se frenaron por falta de fondos. “En ese momento se había presupuestado 50 millones de pesos y la idea era que lo construyera la Provincia con los fondos que recibía por las retenciones a la soja. Hemos retomado esos trabajos para que el nuevo microhospital esté listo antes de fines de 2016”, se explayó Iglesias.
Siguiendo con los problemas de infraestructura, en el lugar las napas freáticas se encuentran a menos de un metro de la superficie, por lo que hay efluentes cloacales a cielo abierto. Por esta razón es que el prometido edificio contará con red cloacal propia. A esta problemática, además, se le suma el nauseabundo hedor que invade la atmósfera debido a un frigorífico que se encuentra en las inmediaciones.
La situación de los empleados
Otro de los inconvenientes que llevó al establecimiento a ser noticia durante los últimos días fue la situación de quienes allí trabajan. Las gestiones pasadas -tanto provincial como municipal- prometieron a los trabajadores que los pasarían a planta, mientras que son los funcionarios actuales quienes tienen que dar la cara ante esa promesa.
Giacchi e Iglesias se dividieron responsabilidades. Por un lado, Salud pasará a su planta a los profesionales sanitarios que se desempeñen en el lugar, además de proveer insumos y 750.000 pesos mensuales para el funcionamiento del microhospital. La comuna, en tanto, tendrá a su cargo al personal administrativo y de ordenanza, al tiempo que encarará los arreglos de infraestructura (especialmente en cloacas).
Ante este compromiso, los administrativos del lugar pusieron el grito en el cielo. “Necesitamos que se nos garantice que nos van a pasar a planta a nosotros también. Porque a mí me exigen del Ministerio, pero soy trabajadora municipal. Me he sentido muy manoseada ¿qué hacemos ahora nosotros?
La gestión anterior nos prometió otra cosa y tuvimos que gastar tiempo y dinero en exámenes, en certificados de buena conducta. Yo gasté 1.000 pesos en eso, con un sueldo de 9.500", se quejó Valentina Rosales, trabajadora administrativa del microhospital, quien también pidió que se revean las categorías.
Frente a estos reclamos, los funcionarios pidieron paciencia a los trabajadores, y destacaron que -a la larga- la intención es que todos los trabajadores sean personal regularizado de Salud.
“Guaymallén ha sido el reino del acomodo; hubo gente que entró con clases insólitas. En la lista que elevaron para nombrar a los trabajadores del microhospital, hay gente que ni siquiera trabaja acá. Quiero dejar en claro que los profesionales van a pasar al Ministerio de Salud, y si hay algunos que elijan quedarse como municipales por una cuestión de comodidad, desde el 31 de diciembre se les rescinde el contrato con la Municipalidad.Los profesionales tienen que pasar al Ministerio”, aclaró Iglesias, quien también fue contundente al momento de descartar recategorizaciones.
“Durante los primeros 6 meses no habrá recategorizaciones, porque todo el dinero que ingresa a Guaymallén no alcanza ni siquiera para pagar los sueldos. Entonces primero hay que acomodar esto, porque es una vergüenza que no puedan cobrar quienes trabajan porque cobran los que no trabajan”, sostuvo.
Giacchi, en tanto, tampoco ahorró críticas para las gestiones salientes. “El compromiso de pase a planta de todos los trabajadores lleva más de un año firmado. Han manoseado y mentido a los trabajadores”, cerró el ministro.
