Una y otra vez los alumnos de la Escuela Normal Tomás Godoy Cruz han tenido que dejar todas sus actividades, cruzar a la plaza Independencia y luego volver a ingresar para continuar con sus tareas.
Es que desde junio ya se han registrado 35 amenazas de bomba, lo que obliga a la Brigada de Explosivos a intervenir, evacuar el edificio y revisar las instalaciones del nivel inicial, primario y secundario.
Ante una situación que se repite -la última amenaza fue ayer por la mañana- las autoridades han radicado más de 10 denuncias que están en manos de la fiscal Laura Rousselle, de la Fiscalía de Instrucción N° 20.
Desde allí se intenta dar con el autor o autores de las llamadas que -se presume- serían estudiantes del mismo colegio.
"Estamos investigando los números de los que llaman, pero se sospecha que pueden ser uno o más chicos del colegio o personas vinculadas a ellos", confirmó Rousselle a Los Andes.
El delito del que se los podría imputar es el de intimidación pública, que tiene una pena de 2 a 6 años de prisión.
Para ella, si bien no se trata de un delito grave en sí mismo, es muy peligroso para el entorno escolar.
“Nos hemos reunido con representantes de la DGE y con directores del colegio y nos expresaron su preocupación porque tienen que evacuar desde jardín hasta la secundaria porque hay un protocolo que no puede obviarse”, precisó la fiscal, a la vez que aseguró que la investigación está bastante avanzada.
“Hay que tener en cuenta las limitaciones que tenemos porque los informes de las telefónicas no son tan rápidos”, explicó. De todas manera, una vez que se individualice al o los culpables, se los imputará rápidamente.
“Queremos mandar un mensaje para que los chicos entiendan que esto no es un chiste”, recalcó.
Amenaza repetida
El subcomisario Luis Donoso, titular de la Brigada de Explosivos, ya perdió la cuenta de cuántas veces tuvo que concurrir al Normal para descartar la presencia de bombas en el establecimiento.
“Recién vuelvo de ahí porque hubo una nueva amenaza esta mañana”, relató ayer el jefe policial. Cada vez que a él y a su equipo les avisan de un nuevo llamado intimidatorio, deben concurrir a la escuela a cumplir sus obligaciones.
“Más allá que pueda parecer una broma, para nosotros siempre puede ser real y no escatimamos esfuerzos”, afirmó quien trabaja de acuerdo al protocolo establecido. Trasladar a los chicos y revisar todo el edificio le lleva entre 15 y 20 minutos.
“Primero se saca a los alumnos, después se revisa la parte interna, el acceso al público y la parte externa”, detalló Donoso.
Según su visión, lo que quiere lograr la persona que llama es que los estudiantes salgan de clase y pierdan tiempo. “De esa manera se está vulnerando el derecho de estudio de los chicos y el de enseñar de los docentes”, remarcó.
Para el titular de la brigada, una medida que se podría tomar sería revisar el colegio ante una nueva amenaza pero sin evacuar. “Habría que conversar con la gente de la DGE porque son ellos los que se hacen responsables si pasa algo”, señaló.
Padres indignados
Mientras tanto, en la escuela intentan continuar con las actividades en forma normal, aunque el cansancio ya es notable en la comunidad educativa. De hecho, las autoridades decidieron dejar de atender a los medios tal como lo hacían días atrás.
Los que sí quisieron hablar fueron los padres y estudiantes indignados por el caso. “Me parece que no han tomado las medidas necesarias, no puede ser que todos los días tengan que salir a la plaza, es muy peligroso para ellos”, se quejó María de los Ángeles Ponce, mamá de una niña de quinto grado.
“Son muy chiquitos y son tantos por curso que los maestros no dan abasto para cuidarlos”, comentó. Lo que rescató la madre fue que los docentes han concientizado a los niños al respecto para que mantengan el orden y no se pongan en peligro.
“Es una situación que se tiene que terminar, no se puede seguir así”, sentenció molesta la mujer.
Por su parte, Julia López, abuela de un alumno de primer grado, calificó el hecho como “una vergüenza”.
“Pienso que las autoridades tendrían que investigar más a fondo los celulares de los que llaman porque es una burla para los chicos que no pueden aprender como corresponde”, destacó.
María y Paula, alumnas de quinto año, también se mostraron enojadas por lo que les pasa hace dos meses.
“Al principio nos parecía divertido porque perdíamos un ratito de clases, pero ahora ya es muy molesto porque no alcanzamos a entrar y ya tenemos que salir”, reconocieron.
Con ellas coincidió Pablo, de cuarto: “Hemos tenido días con tres amenazas, los que lo hacen se tienen que dar cuenta que tienen que parar”.
En tanto, desde la DGE aseguraron que se continuará evacuando el colegio porque se valora más el derecho a la vida que a la educación.
De todas maneras, se esperanzaron con que la causa avance rápidamente y se pueda dar con él o los responsables.
Hasta tres en un día
En la Escuela Normal Tomás Godoy Cruz recibieron la primera amenaza de bomba el 26 de junio.
Luego, las vacaciones de julio hicieron que las llamadas mermaran, pero continuaron con mayor frecuencia en este último mes.
“Todos los días tenemos por lo menos una amenaza, pero a veces dos y hasta tres”, comentaron empleados del establecimiento.
En cada oportunidad, el protocolo indica evacuar el edificio, lo que implica trasladar a la plaza Independencia a más de 1.000 chicos y cortar el tránsito tanto por Rivadavia como por Mitre.
Hartos, algunos padres cortaron la calle
La amenaza de ayer colmó la paciencia de algunos padres de alumnos, que decidieron cortar la esquina de Patricias y Rivadavia, generando caos vehicular.
Algunas de las madres en el lugar señalaron que tienen miedo: "Sospechamos desde una broma de muy mal gusto hasta que detrás hay una red de trata que quiere secuestrar a nuestros hijos en la plaza (Independencia). Ayer descubrimos a gente extraña sacando fotos a los chicos en la plaza".
Otros padres sostienen que sus hijos tienen miedo de ir a la escuela y que, ante sus consultas a las autoridades, nadie les ha dado una respuesta.
Los manifestantes reclamaban la presencia inmediata de la fiscal que investiga la causa. Cerca de las 18 llegó a la congestionada esquina el ayudante fiscal Mauricio Espeche con noticias alentadoras.
“Los autores de las amenazas están casi identificados y serían menores de edad”, comunicó.
