Las investigaciones por el asesinato de Iván Riveros (13) el chico que el domingo fue baleado en la cabeza cuando estaba en el barrio La Gloria de Godoy Cruz, se enfocan en la participación de, al menos, dos menores que estarían identificados y son buscados. No se sabe si lo mató una bala perdida o si participó de una pelea.
Riveros murió a las 17 del domingo, cuando corría por calle Bahía Aguirre a metros de Vélez Sársfield. Recibió un disparo certero en el costado derecho de la nuca (la bala quedó alojada en el cráneo). Como cerca de su cadáver se halló una vaina de una pistola calibre 22, se especula con que fue muerto con un arma de ese calibre.
El chico llevaba puesta su mochila y tenía en su poder su celular, por lo que el robo como móvil del asesinato está prácticamente descartado.
Un problema de esta causa es la falta de testigos.
El crimen ocurrió en plena siesta de un día muy caluroso por lo que no había demasiada gente en la calle y los que vieron el asesinato han mantenido silencio. "En estos casos nadie quiere contar qué pasó. Pero estamos esperando que se presenten algunas personas a la fiscalía", dijo a Los Andes un investigador.
Los pesquisas manejan dos hipótesis sobre la muerte de Riveros; la primera que ocasionalmente haya pasado por el lugar donde justo ocurría un tiroteo del que quedó en el medio.
Y que una de esas balas fue a parar a su cabeza. Aunque esta teoría se cae si se tiene en cuenta que en la escena del crimen sólo se halló una vaina. "Eso tira abajo la hipótesis de la balacera pero bien los sujetos pueden haber usado revólveres que no despiden vainas", dijo la fuente.
La otra posibilidad surge de investigaciones hechas momentos después del asesinato. Algunas versiones indicaron que el chico estaba con otro amigo y que mantuvieron una discusión con otro grupo que los atacó.
Pero el supuesto amigo con el que habría estado el joven no ha aparecido; de hecho, ningún allegado estuvo junto a su cuerpo mientras la policía realizaba las pericias. Su madre y su abuela llegaron una hora después de la muerte y rápidamente fueron llevadas a la Oficina Fiscal 3.
Ambas teorías se refuerzan en el hecho de que Riveros corría muy rápido cuando fue baleado, es decir, escapaba, ya sea del tiroteo o de sus agresores. Eso quedó demostrado por las lesiones que tenía en sus rodillas, que se las produjo una vez que cayó al asfalto. Aunque faltan testigos, se sospecha que los autores son menores e incluso la policía está tras la pista de dos sospechosos.