Criticados por una falta de innovación en los últimos años, los fabricantes de teléfonos inteligentes contraatacan con sus primeros aparatos con pantallas plegables, pero analistas advierten que la tecnología es todavía rudimentaria y costosa para el gran público.
Samsung, líder mundial en ventas de "smartphones", lanzó el miércoles un teléfono que se despliega para alcanzar el tamaño de una tableta en un evento en San Francisco, convirtiéndose en el primer gran fabricante en ofrecer esta esperada tecnología.
El gigante chino Huawei, segundo en ventas de aparatos, no se quedó atrás y desveló el domingo su propio teléfono con pantalla plegable, el Mate X, en un evento en Barcelona, donde este lunes abrió sus puertas el Congreso Mundial del Móvil (MWC).
El Mate X saldrá a la venta a mediados de año a partir de 2.299 euros (2.600 dólares), mientras que el Galaxy Fold de Samsung podrá adquirirse desde 1.980 dólares (1.745 euros).
En ambos eventos se escucharon suspiros cuando se anunciaron los precios.
El fabricante chino Xiaomi y el surcoreano LG, entre otros, dicen estar trabajando en sus propios teléfonos inteligentes con pantallas flexibles.
Estos aparatos representan el cambio más radical en la forma de los teléfonos inteligentes desde que en 2007 Steve Jobs presentara el iPhone: un rectángulo negro con una única pantalla táctil.
Los fabricantes esperan que esta novedad insufle vida a las ventas de los teléfonos inteligentes, que cayeron un 4,1% hasta las 1.400 millones de unidades en 2018, en tiempos en que la gente tarda más en reemplazar sus aparatos por las pocas innovaciones, según el gabinete de análisis IDC.
Ben Wood, analista de la asesoría de tecnología CCS Insight, desinfla un poco las expectativas al estimar que por lo pronto el apetito por los teléfonos plegables se limitará a los fanáticos de los últimos modelos.
"Por ahora, parece una solución a un problema inexistente. La mayoría de los consumidores pensará que es muy costoso. Es un producto que está aún en una fase temprana", dice Wood. "Creo que estamos en la Edad de Piedra del aparato flexible".
CCS Insight augura que los teléfonos plegables seguirán siendo un producto de nicho hasta 2022.
Aparte de su elevado precio, estos aparatos tienen otros problemas que superar, como la mala visibilidad en días soleados o su estructura voluminosa, necesaria para proteger la pantalla flexible.
Muchos analistas también se preguntan por la resistencia de los teléfonos, toda vez que las zonas de pliegue suelen generar problemas en los aparatos electrónicos con el paso del tiempo.
"Hasta ahora, la tendencia ha sido garantizar un diseño que evite los elementos mecánicos en un 'smartphone', para hacerlos más duraderos", señala Ian Fogg, analista senior en OpenSignal, empresa que recopila y analiza información de redes de telefonía móvil.
Tanto Samsung como Huawei afirman que sus "smartphones" pueden soportar el desgaste de plegarse más de 100.000 veces.
Otra duda es si funcionarán igual de bien plegados que desplegados.
Ryan Reith de IDC se muestra "escéptico" con respecto a que operen a la perfección, ya que las aplicaciones tendrán que ser modificadas para que funcionen por igual en una pantalla más pequeña cuando el aparato esté plegado.
"Hay que asegurarse de que haya una transición sin problemas de una pantalla a la otra. Hay mucho trabajo que hacer al respecto", dice Reith.
La firma de análisis Strategy Analystics prevé unas ventas a nivel mundial de solo 1,2 millones de teléfonos plegables este año, una cifra que podría aumentar a 64,9 millones de aparatos en 2023, un número que de todas maneras solo representaría el 3,5% de las ventas totales de "smartphones" ese año.