El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Ricardo Buryaile, mostró en entrevista con Los Andes que conoce el tema de las economías regionales y que está dispuesto a modificar la situación, aunque también deja algunas incógnitas preocupantes, como lo que sucede con el costo del transporte, un ítem fundamental para las economías, como es el caso de Mendoza, que se encuentra alejada de los centros de consumo y de los puertos haciendo perder competitividad a los productos argentinos en los mercados internacionales.
El funcionario, con un pasado importante en la dirigencia rural nacional, hizo referencia en forma específica a la situación vitivinícola y al aporte del Gobierno nacional para "sacar" excedentes que están generando sobrestock y, por lo tanto, inciden sobre los precios. Ratificó la intención de solucionar los serios problemas que afectan a los pequeños productores pero dejó caer también la intención de avanzar sobre los vinos que se encuentren en mal estado los que, según el ministro, van a ser desnaturalizados y anticipó que la tarea quedará a cargo del INV.
También dejó en claro que el máximo organismo vitivinícola cumplirá funciones "técnicas", dejando de lado la política que era una de las críticas que se formuló en su momento a la anterior gestión. Con relación a la desnaturalización de los vinos, cabría destacar que se trata de una medida oportuna, en razón de que son caldos que no pueden ser comercializados porque carecen de aptitud para hacerlo, pero lo mismo están generando stock, mientras paralelamente se frena la posibilidad de que esos caldos puedan ser mezclados con los de la próxima cosecha, lo que redundaría en mayor cantidad de vinos pero de magra calidad enológica. Se trata de una medida a realizar ya mismo, en razón de que estamos con la cosecha encima.
El ministro no sólo se refirió a la coyuntura sino que avanzó sobre los aspectos estructurales de nuestra máxima actividad agrícola. En ese sentido, recuperó la importancia de la Coviar, al indicar que impulsará una reunión de esa entidad con el INV para "elaborar algo que sea consistente". La Coviar desarrolló durante muchos años un papel fundamental en el crecimiento de la vitivinicultura argentina, pero en los últimos años se han planteado algunos inconvenientes que generaron alejamientos y cuestionamientos de parte de algunas entidades. La grave crisis que afecta al sector puede constituir el motivo principal para que la dirigencia demuestre su madurez, deje de lado las diferencias y recupere el trabajo en conjunto.
El ministro fue crudo pero realista, cuando hizo referencia a casos específicos respecto de la sustentabilidad de algunas fincas. Dijo que habrá que analizar si necesitan un cambio de variedad o de producción, siempre con el objetivo final de que el productor mantenga su trabajo. En la decisión también debería participar el Gobierno provincial en razón de que en el caso de cambio de actividad del productor haría falta un impulso a la radicación de otras industrias, porque puede darse el caso de que el productor deje la viña y decida plantar tomates u otras hortalizas, pero después no tenga quién le compre la producción.
En síntesis, los anuncios son positivos respecto de la situación global de la industria, aunque queda en el debe el hecho de que haya dicho que no está previsto un subsidio al flete, un ítem fundamental para economías regionales que se encuentran lejos de los centros de consumo y de los puertos, como es el caso de Mendoza y que tampoco cuentan con un transporte alternativo que funcione en forma eficiente, como es el caso del ferrocarril.
