En nuestra provincia, con la economía estancada hace una década, perdemos importancia en el concierto nacional, mientras que su estructura productiva parece no encontrar nuevas actividades dinámicas. Nos hemos enfrascado en un largo debate sobre la minería, actividad en la que especialistas ven la posibilidad de encontrar una ampliación dinámica de la base económica. Pero es de sobras conocida la fresca historia de la aprobación y derogación de las normas que reglaban el desarrollo de la minería metalífera local.
Luego vino la pandemia que le dio un golpe durísimo al sector turismo, sobretodo al enológico, el más dinámico de la economía provincial en los últimos años. Es indudable la desazón de mucha gente, el desaliento y la falta de esperanzas para superar una situación que a todos aflige.
Hace poco más de un año en esta columna señalábamos una posibilidad económica sobre la que hay ejemplos palpables: que el capital más importante de que disponemos ya existe, son las tierras con agua de riego que no podemos perder y por el contrario recuperar las que se van perdiendo.
Hoy en día hay tecnología disponible para aumentar extraordinariamente la eficiencia en el uso del agua. Es indispensable -los medios técnicos facilitan esta tarea- relevar con precisión las parcelas de tierra con agua, ubicación, situación actual de cultivos si los hay, calidad de los suelos, clima, situación jurídica de las propiedades, Este es un trabajo conjunto público privado.
Igualmente deben estudiarse las mejores alternativas de uso de esas tierras y las formas organizativas más adecuadas para realizarlas. Se requiere innovación en todos los órdenes, desprenderse del pasado que inmoviliza.
En las últimas semanas en nuestro suplemento Fincas se ha mostrado el potencial que existe de incrementar la superficie con tomate para industria. Se destaca bien que es un sector productivo que a través de dos décadas de trabajo de la Asociación Tomate 2000 ha logrado una articulación de toda la cadena agroindustrial, un verdadero ejemplo que al menos en nuestra provincia no tiene ninguna otra actividad económica.
La asociación extiende su actividad a las provincias de La Rioja, San Juan y Mendoza. Bajo esta modalidad organizativa se han realizado este año experiencias en Montecaseros (San Martín) con rendimientos y calidad que igualan o superan a los mejores casos de San Juan, que está a la cabeza en este tema. Se han obtenido rendimientos promedio de 150 mil kg/Ha con sectores que alcanzaron los 180 mil kg/Ha. Quienes han realizado estas experiencia remarcan los beneficios que otorga la Asociación Tomate 2000 a los productores hortícolas que incluyen financiamiento sin intereses, insumos, tecnologías y un acuerdo comercial que le asegura al productor la venta de todo lo que tiene plantado, con precio previsible.
En igual sentido se expresa unos los agrónomos que integra el equipo de Tomate 2000. Asegura que se trata de un cultivo que tiene una cadena desarrollada. El productor recibe como anticipo el valor de lo que va cosechando y se le paga semanalmente. Señala que es un negocio quizás menos rentable que otros pero más seguro, es más sustentable porque al tener un contrato de compra venta, la producción ya está ubicada. Por pedido de la industria se deberían sumar unas 700 hectáreas más de tomate. Un punto destacado de la organización es que los productores todos los años constituyen un fondo de compensación que permite cubrir los daños por contingencias climáticas.
Prácticamente finalizada la cosecha, nuestro colega Diario de Cuyo (San Juan) proporciona algunos datos llamativos: La cosecha 2020 rondaría las 470.000 ton, un 17% más que la anterior. El consumo interno se ubica entre 670.000 y 700.000 ton. Adviértase la magnitud de la diferencia. El 92% del tomate se levanta con cosecha mecánica
En nuestra provincia la adquisición de las plantas del grupo Alco-Canale por AVA SA ha ampliado la capacidad industrial y confirma la necesidad de mayor producción.
