Buena cosecha El Tomba ganó otro amistoso

Tal como lo había hecho frente a Huracán entre semana, ayer Godoy Cruz derrotó (3-1) a Gimnasia.

Buena cosecha El Tomba ganó otro amistoso
Buena cosecha El Tomba ganó otro amistoso

Es el nuevo viejo Tomba. Porque más allá del cambio de coyuntura táctica (Marcelo Gómez por Diego Dabove) este Godoy Cruz modelo 2019 mantiene rasgos particulares de aquél equipo veloz y voraz que lo llevó a ser uno de los mejores elencos del fútbol argentino durante casi todo el 2018. 

Es que mucho más allá del entrenador de turno, desde un buen tiempo a esta parte, el Expreso respeta un estilo de juego que lo ponen en un sitial de privilegio. En ataque, elige la elaboración con pelota por el piso, los intérpretes se mueven permanentemente y la paciencia es un factor clave para que aparezcan esos espacios que luego son explotados por tres futbolistas realmente desequilibrantes: Ángel González, Diego Sosa y el 'Morro' García, a quien se lo ve mejor que nunca en el aspecto físico. 

Con esas armas ofensivas más una estructura defensiva que se conoce a la perfección, el Tomba tiene asegurada la salida clara con el "Pulpo" Andrada y un enorme sacrificio con dos volantes internos que no paran de correr, meter y jugar como Jalil Elías y el recuperado Iván Ramírez, quien parece haber recuperado el puesto que había perdido ante la fulgurante aparición del 'Tin' Burgoa. 

Con esa impronta de equipo protagonista, Godoy Cruz resolvió el amistoso ante Gimnasia en el primer tiempo. Bastaron dos triangulaciones en tres cuartos que los extremos (González y Sosa) cambiaron por sendas conquistas.

En ambas anotaciones, el Morro apareció como eslabón de la elaboración desde esa posición en la que también suele lastimar bastante, bien como "9" retrasado. 

¿Gimnasia? Reaccionó en el complemento. El golazo de Sebastián Matos (volea al ángulo) le otorgó confianza. Entonces, el Lobo comenzó a manejar más y mejor la pelota, maniató al Tomba, lo hizo retroceder y a punto estuvo de igualar el pleito por intermedio de dos o tres pelotas paradas. También Roberto Ramírez se lució en un par de ocasiones para evitar la caída de su arco.

Pero, como reza ese viejo y certero axioma futbolero, “los equipos de Primera no perdonan”. El Morro García definió como los dioses y a otra cosa.

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