Con un notable crecimiento en la producción, que en algunas zonas de la provincia se duplicó respecto de la temporada pasada, los apicultores mendocinos tratan de demorar la venta de miel, por los bajos precios que están ofreciendo los exportadores.
El ciclo había arrancado complicado por el clima, como la mayoría de las producciones, que alteraron la fenología de todas las especies cultivadas y de buena parte de los arbustos y gramíneas del campo. Pero luego se encaminaría para alcanzar resultados productivos que, en el peor de los casos, son “buenos”.
Según datos proporcionados por INTA, Mendoza cuenta con casi 800 apicultores que mediante casi 100 mil colmenas producen 1.500 toneladas de miel al año. El 95% se exporta a granel.
La mirada de los productores
Alberto García Carbajo, apicultor de General Alvear, señaló que "estamos cosechando muy bien, es un muy buen año". Admitió que "la temporada arrancó tarde, con una marcada alternancia en la floración", por lo que, en el caso de los montes frutales cultivados en su zona, "se veían frutos ya cuajados y flores al mismo tiempo, de manera que la floración se dio escalonada. Eso demoró el arranque de la colmena".
Pero a pesar de esos contratiempos del inicio, como hubo una buena invernada por las lluvias registradas en la zona de campo y las colmenas estaban fuertes, apenas empezaron a darse condiciones favorables se dispararon los niveles de actividad en los apiarios.
Esto ocurrió porque, si bien hubo “desajustes” en la fenología de los frutales cultivados, prosperaron de manera llamativa los alfalfares y otras especies que se dan naturalmente, tanto en las áreas cultivadas como en el secano. En ese sentido, remarcó que “estuvo bastante bueno el campo, mucho más florecido pero, sobre todo, la vegetación que se da en las fincas, entre los cultivos”, al punto que “hacía años que no se veía esto”.
Esto se reflejó en la zona de General Alvear, en volúmenes importantes de producción de miel, por lo que “es probable que terminemos la temporada con un rendimiento promedio, para la zona, de arriba de 30 kilos por colmena”, estimó.
García Carbajo recordó que “el año pasado fue muy malo, con rendimientos promedio excepcionalmente bajos, que rondaron los 4 kilos, mientras que el promedio de la zona son 15 kilos por colmena” por temporada. Esto implica que, si se dan estas proyecciones para el departamento sureño, donde están promediando la cosecha, cuando finalice la temporada van a estar obteniendo el doble de miel que en un año considerado normal.
Oscar Salvagiotto, apicultor de San Rafael, aseguró que “este año venimos bastante bien con la cosecha de miel, y con el material vivo se trabajó bien durante la primavera”. Como ocurrió en otros puntos de la provincia, “apenas arrancamos nos complicaron las lluvias y el frío de la primavera, pero después se acomodó un poco el clima y mejoró todo”.
Con la miel “empezamos más temprano que lo normal, y con buena cantidad”. En San Rafael, “como llovió tanto, se adelantaron las floraciones de la vegetación no cultivada”. Allí, la cosecha arrancó a principios de diciembre, y debería extenderse hasta fin de marzo o 10 de abril.
Salvagiotto reveló que, cuando transcurría la última semana de enero, “habíamos sacado lo que se cosecha toda la temporada en un año bueno”. Con estos datos, el rendimiento proyectado por colmena es de entre 25 y 30 kilos”. Recordó que “el año pasado fue malo, no sé si llegó a 10 kilos”. Aclaró que “normalmente estamos en 20 kilos, y si el año es bueno, 25 kilos por colmena”, por lo que “entre 20 y 25 está el promedio”. De manera que este año el incremento respecto de un ciclo normal podría acercarse, en algunos casos, al 50%.
Desde Tunuyán, Mario Vicente puntualizó que el fenómeno de El Niño trajo aparejadas anomalías climáticas que, particularmente en el Valle de Uco, afectaron la producción, porque “había buena floración, pero en la segunda mitad de octubre tuvimos prácticamente 15 días seguidos con temperaturas de 12°, 15°, 18°, y lloviznando”. Por eso, aunque había flores, las abejas no podían salir por las bajas temperaturas y la llovizna. “Hubo una mortandad de aproximadamente el 3% de las colmenas”.
Después de octubre, “si bien el clima continuó húmedo y lluvioso hacia el final del día, seguimos tratando de desarrollar las colonias hasta que en diciembre empezó la cosecha de manera gradual, y ya en enero la temporada mejoró bastante, porque hubo semanas sin lluvias, con calor, el suelo tenía humedad y se fue manteniendo una buena cantidad de flores”.
Vicente comentó que “para nosotros, no se puede decir que sea un año excelente ni muy bueno, pero hasta ahora ha sido bueno en cuanto a la cantidad de miel cosechada”. Precisó que “estamos entre 20 y 25 kilos por colmena, pero más cerca de 20”.
Atribuyó la diferencia con los rendimientos del Sur provincial, al hecho que “en el Valle de Uco ha llovido mucho y no tiene el campo natural que tiene San Rafael y, en mayor medida, General Alvear”. Se lamentó porque, “en la mayor parte del Valle, y particularmente en Tunuyán, los cultivos de vid arrasaron con el monte natural del pedemonte” y eso afectó a la actividad apícola.
El apicultor de Guaymallén, Luis Gómez, admitió que “este año es mejor que el anterior, que fue muy malo”. De todos modos, como su lectura inicial de la temporada indicaba que la producción estaría por debajo de la media, llevó las colmenas al Valle de Uco, “donde los rendimientos son más estables”. Pero obtuvo “entre 20 y 25 kilos, cuando la producción normal es de 40 kilos promedio en los oreganales de Pareditas”, en San Carlos.
Desde Lavalle, Federico Pinazzo comentó que “ha sido un año aceptable en producción”, con un rendimiento de “entre 35 kilos y 40 kilos en promedio”. Detalló, por ejemplo, que “el campo anduvo muy bien, hubo mucha miel de algarrobo”.
Precios muy bajos
La contracara del buen año productivo es el bajo precio de la miel pagado al productor, que está muy por debajo de las expectativas de los apicultores. "Es una muy buena temporada de producción de miel, pero muy mala de precios", según el alvearense García Carbajo.
Se debería, por un lado, a “la existencia de un remanente del año pasado y, sobre todo, por el ingreso a los mercados internacionales de mieles chinas -adulteradas con un jarabe de arroz- a muy bajo precio”. Eso hizo que los clientes del exterior “optaran por los volúmenes -a menor costo- y no por la calidad, y los exportadores argentinos tuvieran problemas para competir”.
Sería ésa la razón por la cual “los acopiadores están ofreciendo 18 pesos por kilo de mieles oscuras y 20 pesos por las claras”, en ambos casos a granel, en tambores de 300 kilos, mientras que “en 2015 estuvo entre 28 y 33 pesos el kilo, en promedio, y en 2014 y 2013 “se había mantenido alrededor de los 28 pesos en promedio”.
García Carbajo cree probable que la temporada pasada los exportadores argentinos hayan especulado con una devaluación, por lo que se arriesgaron a pagar un poco más por el producto a granel. Ahora, “se da una paradoja, porque el gobierno eliminó los derechos de exportación del 10% que tributaba la miel y dispuso liberar el mercado de cambios, con la consecuente devaluación del peso, y tenemos un precio casi 50% inferior al de la campaña 2013”.
A su turno, el apicultor valletano Mario Vicente, habló de sus frustradas expectativas: “Esperábamos que, con la eliminación de retenciones y el nuevo tipo de cambio, mejoraría el precio de la miel, pero ha caído a un nivel muy bajo. Los exportadores ofrecen menos que el año pasado, entre 18 y 20 pesos el kilo”. Se quejó porque “antes, el problema era que había varios tipos de cambio; ahora dicen que hay sobrestock en sus acopios y que tienen problemas con la miel china, que ha inundado el mercado europeo y el de Estados Unidos”.
Según su interpretación, el problema es que “hace dos años, los exportadores vendieron la miel bastante cara, porque había problemas con la miel china y los mismos europeos habían tenido menos producción propia, y ahora, esos mercados los estarían castigando con el precio”.
Cree que “deberíamos cobrar $ 2,20 adicionales por kilo, por la eliminación de retenciones, pero vemos mucha especulación por parte de los exportadores”.
Oscar Salvagiotto, de San Rafael, ratificó que “los precios están malos, alrededor de 20 pesos el kilo. El año pasado se llegó hasta 30 ó 32 pesos el kilo, a granel”. Este año “los acopiadores están comprando poco y a precios bajos, para poder competir con la miel china”. Argentina “perdió muchos mercados porque en los últimos años no había sido competitiva en el exterior”, y “todos esos mercados los ganaron China y otros países como Chile o Uruguay que, en pequeñas cantidades, están vendiendo lo que antes vendía Argentina”.
Según el apicultor sureño, “los exportadores dicen que en 4 ó 5 meses deberían ir acomodándose los mercados, así es que hay que aguantar lo más que se pueda e ir vendiendo como para ir zafando, nada más”.
Desde el Norte, Luis Gómez coincidió en que “están ofreciendo 20 pesos el kilo”, y el lavallino Federico Pinazzo aclaró que “eso es lo que ofrecen por las mieles claras, pero por el kilo de miel oscura, a granel, están pagando entre 17 y 18 pesos”.
Resumió que “los precios están por el piso”, y comparó. “Hace unos años, para comprar un kilo de asado vendía un kilo de miel a granel y me alcanzaba. Hoy tengo que vender 6 kilos. Otra: el año pasado hicimos una operación de canje de tambores; entregábamos un tambor con miel contra 22 vacíos, pero este año nos ofrecían 10 vacíos”.
Productores de Buenos Aires complican a los locales
Horacio Leonforte, que tiene apiarios en el Valle de Uco, en el Este de Mendoza y en provincia de Córdoba, advirtió sobre las complicaciones que tienen los productores apícolas, ya que la producción de este año se ha juntado con la del anterior y los precios pagados al productor son muy bajos. “Hay dos cosechas, y los precios están muy deprimidos”, resumió y señaló: “Necesitamos reunirnos urgentemente con autoridades provinciales y nacionales para encontrar una respuesta”.
Manifestó su esperanza en el interés puesto de manifiesto por algunos legisladores nacionales en “buscar soluciones para los problemas de las economías regionales”.
Demandas locales
Por otra parte, en su condición de presidente del Consejo Apícola Departamental de General Alvear, García Carbajo señaló que cuando termine la cosecha pedirán reunirse con el nuevo director de Ganadería de Mendoza (en el organigrama de Gobierno, la actividad apícola depende de esa área) y con el nuevo intendente de General Alvear. Precisó que "la idea es insistir en lo que más nos interesa en la zona, que es una sala de extracción comunitaria y una sala de fraccionamiento".
Por otra parte, plantearán la necesidad de “resolver el problema que representan los grandes productores de la Pampa Húmeda, de alrededor de 1.000 colmenas, que ocupan nuestros espacios productivos a partir de agosto y hasta octubre”. Recordó que “antes hacíamos servicios de polinización a fruticultores, y hoy en día vienen ellos y les pagan a los fruticultores para tener un espacio, así es que hemos perdido esa posibilidad”.
Precisó que “vamos a pedir un control sanitario, una barrera, un aumento del arancel de ingreso, como para que desistan o vengan en menor medida”.
Creció la venta de material vivo
Mario Vicente, apicultor de Tunuyán, reveló que “lo que sí se movió bastante, a pesar de los bajos precios de la miel, fue el material vivo (núcleos, paquetes, reinas fecundadas, celdas reales)”. Precisó que “los que hacemos este tipo de producción, aparte de la miel, hemos tenido muchos pedidos, quizás un 20% más que el año pasado”.
En cuanto a los precios, “cobramos entre un 15% y un 20% más, aunque no nos haya rendido el dinero, por la inflación”. Explicó que “no se pudo alcanzar los niveles de la inflación ni especular, como la gente que vende insumos, porque el valor del material vivo está más relacionado con el precio de la miel”.
En igual sentido se pronunció el sanrafaelino Oscar Salvagiotto, quien señaló que “esta campaña estuvo mejor que la anterior; la venta de material vivo creció entre un 20% y un 25%”.
En cuanto a los precios, “los aumentamos más o menos un 15% con respecto a la temporada pasada”. Añadió que “hubo demanda sostenida, todo de otras provincias”, porque “cuando viene bien la primavera, el apicultor apuesta a una buena cosecha, por eso se provee de material vivo”.