Atentados yihadistas coordinados en el aeropuerto y el metro de Bruselas dejaron ayer a más treintena de muertos y 200 heridos, sembrando el terror en la capital belga donde las autoridades lanzaron una búsqueda para encontrar a uno de los presuntos atacantes.
Los ataques, en los cuales probablemente murieron dos kamikazes según la fiscalía, fueron reivindicados por el grupo Estado Islámico, y perpetrados cuatro días después de la detención en esta misma ciudad de Salah Abdeslam, único sobreviviente de los atentados del 13 de noviembre en París que provocaron 130 muertos.
Los ataques se iniciaron con dos explosiones en la zona de salidas del aeropuerto internacional de Zaventem, provocando escenas terribles con cuerpos mutilados y pánico entre los pasajeros que huían de la zona.
Al menos 14 personas murieron y 96 resultaron heridas, según los bomberos.
Una tercera bomba en el aeropuerto no llegó a explotar y posteriormente fue detonada bajo control por los servicios de seguridad.
Cerca de una hora después del primer ataque otra explosión, ahora en la estación Maalbeek del metro bruselense, en pleno corazón del barrio europeo, dejó "probablemente" unos 20 muertos y 106 heridos, señaló de su lado el alcalde de la ciudad, Yvan Mayeur.
"La explosión fue muy violenta, al punto que se derrumbaron tres muros en un estacionamiento subterráneo situado debajo de la estación", dijo un portavoz de los bomberos, Pierre Meys.
Un periodista vio fuera de la estación antes de que se cercara la zona a unas 15 personas en la acera con los rostros ensangrentados recibiendo asistencia médica.
"La identificación de los cuerpos no está terminada. Estaban totalmente despedazados", dijo Meys refiriéndose a la estación Maalbeek.
Luego de los ataques, calificados de "ciegos, violentos y cobardes" por el primer ministro belga, Charles Michel, el gobierno elevó el nivel de alerta al máximo, todos los vuelos desde y hacia Bruselas fueron cancelados y el transporte público suspendido.
Barbarie extrema
"Temíamos un atentado terrorista y sucedió", dijo Charles Michel en conferencia de prensa.
"La gente estaba simplemente yendo al trabajo, a la escuela y fueron alcanzados por la barbarie más extrema", añadió.
En el aeropuerto hubo imágenes de escenas caóticas de pasajeros huyendo de la terminal de la que salían columnas de humo y se veían ventanas destruidas.
El techo "se cayó, había un olor a pólvora", contó Jean Pierre Lebeau, un francés que acababa de llegar desde Ginebra, al referirse a las dos explosiones casi simultáneas en el aeropuerto poco después de las 08H00.
"Un hombre gritó unas palabras en árabe y escuché una gran explosión", dijo de su lado lphonse Lyoura, que trabaja en la seguridad del equipaje.
"Era el pánico general. Me escondí y esperé cinco, seis minutos. Algunas personas vinieron a pedirme ayuda", agregó, con las manos aún ensangrentadas.
"Ayudé al menos a siete heridos. Retiraron cinco cuerpos que ya no se movían", continuó, explicando que "muchos perdieron las piernas".
Dos kamikazes, un sospechoso buscado
Las autoridades difundieron la imagen de tres de los sospechosos empujando carritos del aeropuerto, dos de los cuales "probablemente llevaron a cabo un atentado suicida", indicó el fiscal Frederic Van Leeuw.
El tercero, vestido con una chaqueta deportiva y un sombrero, es "activamente buscado", según el fiscal. La policía lanzó un llamado a testigos para intentar hallarlo.
Los atacantes llevaban "bombas en las maletas", indicó Francis Vermeiren, alcalde de Zaventem, precisando que habían llegado en taxi.
El fiscal Van Leeuw informó de varios allanamientos en Bélgica, que continuaban por la noche.
En uno de ellos, en la comuna de Schaerbeek de Bruselas, hallaron "un artefacto explosivo que contenía clavos (...) productos químicos y una bandera del Estado Islámico".
Este grupo reivindicó los atentados en un comunicado difundido en internet.
"Una célula secreta de soldados del califato (...) llevó a cabo un ataque contra el estado cruzado de Bélgica, el cual está luchando contra el islam y su pueblo", afirmó.
Para el fiscal belga es "demasiado pronto" para establecer un vínculo con los atentados de París.
Pero la capacidad de este grupo yihadista para cometer nuevos atentados sangrientos esta vez en la capital de Europa, a sólo meses de los cometidos en París, plantea interrogantes sobre la capacidad del Viejo Continente a enfrentar la amenaza terrorista.
Unidad contra el terrorismo
Las autoridades no dieron aún un balance definitivo de víctimas. Sólo se sabe que hay víctimas de múltiples nacionalidades, una peruana murió. Entre los heridos hay cinco estadounidenses, dos colombianos, un ecuatoriano y ocho franceses.
El aeropuerto permanecerá cerrado el miércoles. La seguridad en las instituciones europeas en Bruselas y en Estrasburgo, así como en las centrales nucleares belgas, fue reforzada.
El transporte público fue suspendido por varias horas y las principales estaciones ferroviarias de la capital fueron evacuadas, medidas que recién se relajaron a media tarde.
"Este 22 de marzo no será nunca un día como los otros", declaró el rey de los belgas, Felipe, en discurso transmitido por televisión.
Los 28 líderes de la Unión Europea (UE) así como los titulares de las instituciones europeas afirmaron en un comunicado conjunto poco habitual que los atentados son "un ataque a nuestra sociedad democrática abierta".
De su lado, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, condenó los "indignantes" ataques y pidió unidad "en la lucha contra el flagelo del terrorismo". Una delegación del FBI y de la policía de Nueva York viajará a Bruselas.
Reino Unido desaconsejó a sus ciudadanos viajar a Bruselas y reforzó su presencia "en lugares sensibles" del país.
La Torre Eiffel, el World Trade Center y la Puerta de Brandeburgo se iluminaron el martes por la noche con los colores de la bandera belga en homenaje a las víctimas.