Para imaginar un gol, un golazo, lo primero que uno tiene que hacer es decidir el día, el escenario. Casi siempre será mejor un domingo, así hay garantía de que más ojos presenciarán la proeza. Luego hay que elegir la forma en que queremos quedar en la memoria popular. Usted elige: de taco, con el pecho, volando al mejor estilo Aldo Pedro Poy o simplemente de puntín. Y acá es cuando llega el momento más confuso: ¿cómo festejarlo?.
Los más viejos del Bar del Sordo dictaminaron hace muchos años algo así como una especie de ley para los amantes de los potreros de la zona Este: el festejo debe ser igual o mejor que el gol anotado. Si uno olvida programar la posterior celebración a la conquista, corre el riesgo de quedar en ridículo. Hay quienes todavía se ríen cuando alguien menciona al 'Burro' Parma, un goleador potente y ágil que un día convirtió uno inolvidable, de chilena. Una belleza que las retinas guardaron para siempre. Sin embargo, lo que siguió, con el flaco quieto en el piso, como si estuviera tomando ese sol de aquel otoño inolvidable, quedó como una leyenda popular.
La emoción, que muchas veces es ninguneada a límites insospechados, puede nublar a la razón y la memoria y ahí no habrá festejo posible. Por eso desde entonces, muchas veces, cientos de goleadores fueron perdonados antes de ser enviados al cadalso. Una especie de perdón divino de los sabios del Bar.
“El primero lo grité de cara a los hinchas, con el puño apretado; y el segundo fue con un movimiento de la mano, como diciendo que golazo”, cuenta Enzo Barsotti en una mesa del bar, mientras varios lo miran de reojo. El volante, de zurda atrevida y ojos oscuros, nunca tuvo tiempo de imaginar los festejos y habrá que perdonarlo. Hace apenas tres días consumó una proeza enorme: marcar dos goles en un minuto (a los 35’ del complemento de un partido correspondiente a la Liga Mendocina). Un dato que romperá las estadísticas de cualquier amante de los números y las historias.
El partido en cuestión se disputó en cancha de Palmira, donde el local y Huracán Las Heras terminaron 4 a 4. “Hice el tercero y el cuarto y faltaba poco para el final. Se nos lesionó un jugador y terminamos con uno menos. Se nos vinieron y nos terminaron empatando. Fue una amargura”, dice, y remarca las últimas palabras. Para Enzo, por fortuna, los éxitos colectivos están por encima de los individuales.
“El primero llegó después de un penal que me atajó el arquero, la metí de rebote. Y cuando sacaron del medio…”. Y cierra los ojos Enzo, vuelve a imaginar el momento, como si quisiera compartirlo con su papá Pedro, que falleció hace cinco años. “Es para él todo lo lindo que vivo en el fútbol, porque me llevaba de chiquito a la cancha”, resume y despierta sonrisas con una anécdota donde Bruno, uno de sus hermanos, también jugador de Palmira, tiene mucho que ver. “Mi papá me puso Enzo por Francescoli; ¡era fanático de River! Y cuando era más chico, Bruno me convenció que me hiciera de Boca”, dice mientras deja ver su sonrisa adolescente. Tiene 21 años recién cumplidos y un futuro por delante.
-Contame el segundo que dicen que fue un golazo…
-Ellos sacaron del medio y tocaron para atrás. El defensor quiso rechazar y me pegó el pelotazo en el pecho. Fue ahí cuando le di firme, desde la mitad de la cancha. Creí que se iba, pero terminó metiéndose en el ángulo. Apenas pude levantar la mano y moverla hacia arriba y hacia abajo. Todos mis compañeros vinieron a abrazarme.
A Enzo no le hablen de datos certeros ni estadísticas. No le llaman la atención y ni siquiera consultó sobre si alguien más anotó dos goles en menos de un minuto. El juego es lo suyo, la pelota rodando y el empujando sus sueños.
-En un fútbol tan dinámico, uno debe adaptarse a las funciones y los deseos de cada entrenador; ¿cómo te llevás con eso?
-Hasta el año pasado jugaba como enganche. Me gusta moverme libre, tener contacto con la pelota, pero desde que empezamos este año me muevo como carrilero por izquierda y me gusta la función. También puedo hacerlo por derecha. Incluso juego como mediapunta, que fue la posición donde hice los dos goles.
Enzo sale de la cancha después de entrenar y un hincha se acerca para contarle sus sensaciones. “Después de que hiciste el penal, estaba seguro que hacías otro; te veía muy bien, con muchas ganas. El segundo fue un golazo, maestro”, dice y lo abraza. Y él se deja abrazar. Es mejor no decir nada.
“Estuve un tiempo en Lanús. Era mi sueño. Lamentablemente no pude quedar. Dos años estuve allá, entre los 17 y los 19. Ahora me tocó volver a Palmira y no voy a renunciar a ese sueño”, confiesa el pibe, mientras se prepara para volver a su lugar en el mundo, el Barrio Aguaribay, en pleno corazón de Palmira. En casa, casa donde el fútbol marca el pulso de las conversaciones, esperan mamá María y sus hermanos Romina, Bruno y Nicolás. David, el más grande, hace un tiempo formó pareja y dejó el nido.
“¿Y con que sueña Enzo Barsotti?”, pregunta ingenuamente este cronista. “Con subir de categoría, con seguir tomando confianza y poder trepar escalones. En definitiva, sueño con seguir haciendo goles”, remata el dueño de los elogios. Dos goles en menos de un minuto no permitían otra respuesta. Y comienza a pedalear. Es tiempo del regreso, con el sol ya besando la cima de Los Andes.
Otros antecedentes…
En el ámbito nacional…
El 18 de marzo de 1973, vistiendo la casaca de Independiente de Avellaneda, Eduardo Andrés Maglioni, convirtió 3 goles en menos de dos minutos: un minuto y 51 segundos, para ser exactos.
Fue en un memorable 3-1 frente a Gimnasia de La Plata.
El pasado 31 de marzo de 2017, César "Picante" Pereyra marcó dos goles en un minuto para el Blooming de Bolivia.
Internacional…
Robert Lewandowski no necesita demasiadas presentaciones. Delantero estrella del seleccionado polaco y del Bayern Munich alemán, sus goles no deberían generar sorpresa. O casi. El 25 de setiembre de 2015 fue sorpresa en la goleada 5-1 ante el Wolfsburgo: marcó cinco goles en nueve minutos. Impresionante.
Antes, el 27 de agosto de 1991, Michael Toennies, delantero del Duisburgo, marcó tres goles en cinco minutos. ¿Quién era el arquero rival? Oliver Khan, que defendía por entonces la valla del Karlsruhe.
Un equipo…
Hace un tiempo, Deportivo Merlo, de la Primera C, marcó dos tantos en apenas 60 segundos. Fue en un encuentro frente al CADU, en el debut del Charro en la categoría. Desde el vestuario impuso condiciones.
Goles y lujos
Ronaldinho supo llenar las retinas de magias y goles. En su estadía en México, jugando con la casaca del Querétaro, en un inolvidable 4-0 ante el América, ingresó faltando apenas 10 minutos para el final y le bastó para convertir dos goles y tirar un caño memorable.