Si las previsiones del mercado financiero se cumplen, la Argentina terminará este año con un Producto Bruto Interno (PBI) hasta 4% más chico que el de 2015 y por el momento no existen certezas de cuándo se podrá revertir este descalabro mientras la región crece.
Es sabido que todas las variables de la economía real terminaron en 2018 muy mal y el impacto de la crisis en el consumo, con salarios un 50% más chicos en dólares que hace tres años, lo cual genera temor sobre el terreno a recorrer.
El Gobierno, el mercado financiero y los empresarios tienen los ojos puestos en el corto plazo, como buscando señales concretas respecto de cuándo verá el final la recesión que en este primer trimestre podría tocar fondo.
La gran incógnita de, al menos, los industriales está puesta en si una vez corregido el déficit fiscal y las tarifas, la política económica de Cambiemos generará las condiciones para que se recupere el salario y con ello el mercado interno.
La otra variable que genera incertidumbre es la del comercio exterior. La Argentina corrió su rojo vía devaluación, pero el mundo no le está demandando lo suficiente para que las exportaciones sean un pilar de la recuperación de forma urgente y más con un Brasil que está cambiando radicalmente de la mano de Jair Bolsonaro.
El aumento del riesgo país registrado recientemente estuvo alimentado por el "ruido electoral" y, sobre todo, por la baja en la capacidad del país de generar riqueza para afrontar por medios propios los enormes vencimientos de deuda que tiene desde 2020.
Ante la consulta de Los Andes, en el Palacio de Hacienda consideran que algunos brotes verdes aparecerán en abril cuando llegue el grueso de la cosecha de soja e ingresen al país varios miles de millones de dólares.
Pero ese brote verde puede no ser tan verde: la cosecha récord de 143 millones de toneladas (contabilizando maíz, trigo y otros granos) prevista para 2019 encontrará los precios más bajos en una década.
Según el Mercado a Término de Rosario (ROFEX), el contrato de referencia para la soja a mayo cotizó a 244 dólares la tonelada el viernes y el correspondiente al trigo alcanzó los 200 dólares. Son precios más bajos que los del 2018 y también hay temor a una mala jugada del clima.
Esos valores hacen que la cosecha completa pueda no llegar a dejar los 30.000 millones de dólares que espera para el año la gestión de Mauricio Macri, quien el viernes ratificó que tiene un pleno jugado al campo para intentar morigerar la caída de la economía este año.
El resto de los sectores de la economía no dan señales de recuperación, a pesar de que para el Banco Central la recesión ya habría encontrado un piso en diciembre porque aumentó la demanda real de dinero junto a una desinflación mayor a la prevista.
La encuesta de "Realidad Empresaria 2018" de la Fundación Mediterránea indicó que el 49% de los empresarios pyme consideró que su situación fue "considerable o moderadamente peor" que en 2017.
Y para este año las previsiones son complejas: la presión tributaria llegará al récord del 45% si se contemplan los fiscos nacional, provinciales y municipales. Ocurre que el 75% de la eliminación del déficit fiscal se dará por la vía de la suba de impuestos.
A ese factor se agrega otro que es determinante para las empresas: la tasa de interés, que tocó el 74% anual en 2018 llegará en diciembre, según las expectativas del mercado, al 38%.
Los bancos y consultoras que indaga el Banco Central estiman que la economía caerá este año 1,2%; para la OCDE la baja será del 1,9%; y para el FMI, habrá una reducción del PBI del 1,6%.
Si se cumple el pronóstico -el menos negativo de los tres- la economía habrá caído 4% en términos reales en la era Macri, que hasta el momento acumuló -en tres años- una inflación del 157,33%, con precios que en 2019 podrían navegar al 30%anual.